TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Con una sonrisa permanente en su rostro, vestido de traje negro y elegancia, bailando con total destreza sobre el escenario, y anclado en las letras de canciones que se han convertido en tributos al amor y el despecho, Luis Miguel hizo historia en su regreso a Honduras.
En un concierto vivido “Solamente una vez”, que se perfila a no tener competencia este 2024, el “Sol” de México logró un lleno absoluto la noche de este viernes 2 de febrero, cuando el Estadio Nacional José de la Paz Herrera de Tegucigalpa rindió tributo al ícono mexicano de la balada romántica, el bolero y el mariachi.
Eran las 9:12 PM cuando “No culpes a la noche, no culpes a la playa, no culpes a la lluvia, será que no me amas” despertó la euforia y la emotividad de los miles de fanáticos que se dieron cita para ver y escuchar a “Luismi” en vivo sobre el escenario, donde evidenció que los éxitos que le dieron la fama hace más de tres décadas siguen trascendiendo el paso del tiempo.
“Amor, amor, amor”, “Suave”, “Culpable o no” y “Te necesito” abrieron paso a la primera parte de la velada, que se vio decorada entre las luces neón que se desprendían de las muñecas del público y a su vez iluminaban la atmósfera desde las diferentes localidades del abarrotado estadio capitalino.
Muy bien acompañado de una orquesta de lujo, un cuadro de coristas profesionales y un equipo técnico que cuidó cada detalle del espectáculo, el “Sol de México” interpretó un repertorio de clásicos que continuó con “Hasta que me olvides”, “Un minuto sin ti” y “Somos novios”, elevando el romanticismo hasta su punto más alto.
Homenajes
Luego de casi una hora de una función ininterrumpida, las dedicatorias cobraron protagonismo. Primero, el ídolo mexicano rindió tributo al eterno rey del pop, Michael Jackson, en una sentida interpretación de Blame It on the Boogie. Cantada en su idioma original, la canción impregnó el ambiente de nostalgia y agradecimiento.
Minutos después, un homenaje al mariachi y la cultura mexicana se instaló a cargo de uno de los temas más esperados de la noche: “La Bikina”, cuando músicos vestidos de charros subieron al escenario para ejecutar, en conjunto y a solas, las vivas notas que emergían de los instrumentos que portaban con orgullo.
Entonces, “La media vuelta” antecedió a “La incondicional” y fue cuando “Si no supiste amar”, “La chica del bikini azul” y “Cuando calienta el sol” dieron por concluida la tercera e inolvidable visita de Luis Miguel a tierras hondureñas, justo antes de que el reloj marcara las 11:00 de la noche.