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¿Volverán los tiempos de conciertos en Honduras? Ya venían en picada, pero el covid complicó la industria

En promedio, cada año en el país se realizaban más de 40 eventos musicales, al menos desde 2017 hasta 2019, sin embargo, en este año muchos músicos han quedado en la ruina o celebrando conciertos a través de las redes sociales para complacer a sus seguidores

24.10.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El concierto de Marco Antonio Solís en Honduras durante 2018 superó las expectativas de los fanáticos, quienes entusiasmados se preparaban para recibir al artista nuevamente este 2020.

Los conciertos estaban programados para el pasado 13 y 14 de marzo de 2020, en Tegucigalpa y San Pedro Sula, pero dos días antes del primer evento el país registró el primer caso de covid-19, lo que obligó a los organizadores a postergarlo.

En un corto comunicado, la empresa encargada de los espectáculos informó que iban ser pospuestos y reprogramados “en vista de la situación que se presenta a nivel mundial y para proteger todas las partes integrales”.

Este evento, que era uno de los más esperados de 2020, fue el primero y único cancelado por la pandemia, al menos después de divulgar en los medios de comunicación las fechas de realización y obtener los permisos de la Secretaría de Gobernación, Justicia y Descentralización, institución encargada de aprobar o rechazar los eventos nacionales e internacionales que se ejecutan en el país.

La Unidad de Datos de EL HERALDO solicitó un registro del total eventos donde se presentaron uno a más artistas de la música desde 2017 hasta los primeros meses de 2020, pero la base de datos muestra lo evidente: en este año los conciertos cayeron notablemente.

En tres años, dos meses y siete días, en el país hubo 150 conciertos, pero solo el 4% corresponde a los realizados del 1 de enero al 7 de marzo de 2020.

En otras palabras, lo anterior significa que el país recibió a seis artistas hasta el 7 de marzo de este año, dos menos que los ocho que visitaron tierras catrachas hasta el mismo día en 2019.

Los datos pueden variar un poco, ya que el registro está incompleto o muestra algunos errores. Sin embargo, refleja que el rubro musical venía en picada desde 2018 y en este año la situación se agudizó con la pandemia.

José Ángel Herrera, director de Régimen Departamental de la Secretaría de Gobernación, explicó a este rotativo que hasta el día en el que ellos dejaron de trabajar por la pandemia (el 16 de marzo) fueron ocho los permisos para conciertos aprobados: seis realizados y dos suspendidos.

“Ya se avecinaba (el concierto de Marco Antonio Solís), ya había algunos brotes del covid-19 aquí en Tegucigalpa y obviamente por consenso se acordó no desarrollar el evento y se suspendió el concierto de este artista”, detalló.

El funcionario dijo que Gobernación solo aprobó la ejecución de ocho conciertos nacionales e internacionales, pero que fueron más los eventos que quedaron en el limbo.

El 13 de marzo, cuando en el país había apenas un caso de la mortal enfermedad, el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) prohibió las reuniones de más de 50 personas como medida de prevención ante el mortal virus.

La disposición incluía la prohibición de celebraciones eclesiásticas, reuniones familiares y eventos artísticos, incluidos los conciertos. Después -el 16 de marzo- la medida fue radical: cuarentena absoluta en todo el país.

El organizador de conciertos, Charlie Fuentes, afirmó que esta situación ha dejado a al menos dos mil o tres mil familias afectadas, pues detrás de la presentación del artista está la persona que se encarga de las luces, el que mueve las sillas, los vendedores, los que colocan los baños, las personas del sonido, entre otros.

“En un concierto internacional con nosotros trabajaban al rededor de 500 personas y en un show local bien pueden trabajar 200 personas y así sucesivamente”, dijo.

Además, la rentabilidad de estos eventos permitía que los ingresos en taquilla alcanzaran entre los 12 o 13 millones de lempiras, si es en un lugar como el Chochi Sosa. En términos generales, al hablar del capital, puede llegar a mover unos 100 mil o 300 mil dólares (al rededor de 2.4 y 7.4 millones de lempiras).

“De cada lempira que el empresario cobrar por ofrecer un espectáculo, de repente cobra entre 60 y 65 centavos, 45 se van de impuesto. El impuesto es altísimo”, reconoció Fuentes, al mencionar que durante la pandemia no solo han perdido los empresarios sino el mismo Estado.

Un año sin música en vivo

Desde grupos de rock, cantantes de reguetón, pop, baladas románticas, salsa, cumbia o hasta opera, en promedio cada año se realizaron más de 40 conciertos, al menos hasta que el covid-19 golpeó a Honduras.

La excepción fue el 2018 cuando se contabilizaron 53 eventos y el 2020 que hasta la fecha de publicación de este reportaje apenas sumaba seis.

“En años anteriores había muchos conciertos en verano, para Semana Santa, y también en octubre para el feriado Morazánico. Para los meses de mayo, junio y julio también había muchos conciertos en el occidente: en Copán, Santa Rosa de Copán, Ocotepeque, lo mismo en Choluteca”, detalló el funcionario.

Sin embargo, al acotejar esa información con los registros de la Secretaría de Gobernación, se encontró que son los meses de marzo, junio y septiembre cuando en el país se celebran más conciertos, pero el dato puede varias al hablar de un año en específico.

En términos generales, desde 2017 hasta el 7 de marzo de 2020, por cada 10 conciertos realizados, Tegucigalpa, la capital de Honduras, era el epicentro de cinco, mientras que San Pedro Sula celebraba tres.

Por ejemplo, de los seis conciertos que se celebraron en el país antes de que comenzara el estado de sitio, al menos cuatro fueron en localidades como el Palacio de los Deportes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), la Hacienda El Trapiche y el estadio Chochi Sosa, en la capital.

El resto fue programado en diferentes puntos de San Pedro Sula, al norte de Honduras.

“Los conciertos que están más abarrotados son los que se han hecho en Tegucigalpa y San Pedro Sula; yo decía que Tegucigalpa es porque no tiene muchos lugares de esparcimiento entonces al venir un artista de nombre internacional se abarata y son llenados los que tienen a veces”, puntualizó Herrera.

El organizador de conciertos, Charlie Fuentes, coincidió con el experto, pues en diálogo con EL HERALDO recalcó que esto se debe a que el capitalino tiende a divertirse más que el sampedrano, quien piensa más en qué invertir su dinero.

“Esto también tiene que ver con el género. Hay una independencia musical entre las dos ciudades, hay artistas que pueden ser más rentables en Tegucigalpa que en San Pedro Sula”, dijo.

Aunque ambas ciudades son como las principales para recibir a destacados artistas, la base de datos a la que tuvo acceso EL HERALDO señala que municipios como Tela, Valle de Ángeles, Roatán, Omoa, Puerto Cortés, La Lima, La Ceiba, Juticalpa y hasta Choluteca también registraron uno o más conciertos en los últimos tres años y casi tres meses de 2020.

El relax de los fines de semana

Antes de que el covid-19 se ensañara en Honduras, los conciertos eran parte de la medicina para aliviar el estrés, el cansancio o el aburrimiento, sin importar el día o la hora. Sin embargo, existe una preferencia por disfrutar de estos eventos los fines de semana.

Los registros de Gobernación, analizados por EL HERALDO, indican que de cada diez conciertos realizados en los últimos años, cinco fueron el sábado y tres entre el jueves viernes.

El resto de eventos varió desde el lunes al miércoles y el domingo. En más de tres años solo dos conciertos ocurrieron en un martes, uno de ellos fue en 2018 cuando varios artistas participaron en un festival gastronómico en San Pedro Sula.

El segundo ocurrió casi un año después, en 2019, en el concierto de Vilma Palma y Miguel Mateo en la capital.

Charlie Fuentes explicó que esto puede estar relacionado con el ambiente político que se vive en la capital, pues -antes de la pandemia- los pobladores de esta zona podían asistir a un concierto cualquier día de la semana, mientras que en San Pedro Sula “requiere de más esfuerzo físico”, argumentó, refiriéndose al clima, que a veces varía de los 29 a 34 grados centígrados.

Los días en los que se realiza cada evento también están sincronizados con las giras de los artistas, es decir que en ocasiones es inevitable que un concierto no se realice un lunes o martes.

Usualmente, las empresas promotoras realizan un estudio a través de las redes sociales para medir el impacto o la aceptabilidad del cantante o músico en las naciones.

Eso precisamente fue lo que ocurrió previo a que en el país se registrara el primer caso de covid-19. Varias empresas publicaron imágenes de famosos artistas nacionales avizorando la aceptabilidad entre sus fanáticos y, aunque muchos tuvieron un alto impacto, al final quedaron en el limbo.

Los artistas más cotizados

Marco Antonio Solís es uno de los artistas más reconocidos en el mundo, pero en Honduras sus canciones son -en muchos casos- como un himno.

Cada vez que el famoso compositor y productor mexicano de música -grupera, mariachi, cumbia, bachata y pop- se presenta en un recinto hondureño, el canto unísono de sus seguidores hace eco, por lo que no es de extrañarse que sea el artista más cotizado de los últimos años.

“El Buki”, como es conocido, solicitó autorización para cuatro presentaciones desde 2017 hasta el 7 de marzo de 2020, pero solo pudo realizar dos debido al covid-19.

“Artistas como Daddy Yanke, El Buki, Ricardo Arjona y Maná, han tenido cabida en ambas ciudades, aunque no han venido en el mismo tiempo los resultados han sido similares”, dijo Charlie Fuentes, refiriéndose a la recurrencia con que vienen a Honduras y la cantidad de fanáticos que llegan a sus conciertos.

En cambio, si hablamos de géneros musicales, la mayoría son conciertos de rock, reguetón, pop o electrónica.

Seguidamente está el regional mexicano, reggae, la balada romántica, el merengue y la salsa. En el caso de la ópera solo hubo un concierto en 2019, que fue la presentación de Plácido Domingo, un evento que fue un éxito rotundo.

¿Volverán los tiempos de conciertos?

Según el plan de reapertura económica, las discotecas, bares, cines, gimnasios, teatros, centros de convención, aeropuertos y centros de recreación están en la última fase, sin embargo, algunos de estos sitios están funcionando a través de un plan piloto, que retrocederá de existir un repunte de casos.

El director de Régimen Departamental de la Secretaría de Gobernación mencionó a EL HERALDO que todavía no se puede hablar de celebrar nuevos conciertos porque todo está en las manos de Sinager, quienes han tomado las medidas para afrontar la pandemia en el país.

“Donde se hacen los conciertos que es el complejo de la universidad, el Coliseum, tendríamos que verlo con los técnicos de Sinager para ver si se autorizan con un distanciamiento tremendo”, señaló, haciendo hincapié de lo que están realizando las autoridades en Europa.

Hasta la noche del martes en el país habían 75,537 infectados, es decir 8,393 veces más contagios que el pasado 16 de marzo, cuando el país inició el estado de sitio.

La medida, que se ha extendido por más de seis meses, no solo ha dejado grandes pérdidas económicas, sino que también ha provocado que muchos artistas terminen en quiebra o se las ingenien a través de las redes sociales para no dejar morir la música y llegar a los corazones de sus seguidores.