La misión y compromiso de este sacerdote de la orden franciscana y de origen maltés va mas allá de oficiar misas.
Para él el término Evangelio es palabra viva que hay que poner en práctica, donde se sabe que todo es para la honra del ser supremo. Ha hecho del departamento de Olancho su segundo hogar, donde se ha radicado desde hace aproximadamente 40 años.
A Alberto Gaucci se le conoce como el “sacerdote de las manos limpias”, por su actuar recto y transparente.
Gracias a su iniciativa ha logrado dejar una huella de solidaridad en Olancho que se ve reflejada en las obras como el hogar de niños Santa María de los Ángeles, un centro nutricional, una panadería, hogar de ancianos Paz y Bien, la granja penal de Olancho, hogar Fray Guillermo Salgado para los infectados de VIH y el estadio Juan Ramón Brevé.