Tegucigalpa, Honduras.- El extitular de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Gabriel Rubí, comparecerá este jueves -17 de octubre- para continuar su audiencia inicial por la compra sobrevalorada de percoladoras e insumos durante la pandemia del covid-19.
El funcionario otra vez se hizo presente a los tribunales en materia de Criminalidad Organizada y Corrupción.
También se hicieron presente Pedro Antonio Núñez y Mireya Patricia Paz Barahona por el delito de fraude.
Esposado de manos, y de manera tranquila, el extitular de Copeco hizo su llegada a los tribunales luego de ser trasladado desde el Centro Penitenciario Nacional de Támara.
En el mismo caso, también están implicados Odalis Jazmín Martínez Maldonado por fraude y usurpación de funciones públicas; Junior Alexander Benítez Gonzáles, Pedro Antonio Núñez y Mireya Patricia Paz Barahona por el delito de fraude.
La audiencia inicial está programada para este jueves -17 de octubre- a las 9:30 a.m.
Tras la audiencia, el juez determinará si le ratifica la prisión preventiva o se le dicte medidas cautelares en este caso.
Ayer miércoles le fue dictada la prisión preventiva por la compra irregular de ventiladores mecánicos en el mismo contexto de la pandemia del covid-19.
Compra sobrevalorada
De acuerdo a las investigaciones de la Unidad Nacional de Apoyo Fiscal (UNAF) y el Ministerio Público (MP), mediante el decreto ejecutivo PCM 005-2020, se le dio la potestad a Copeco y a otras instituciones para gestionar recursos durante la emergencia sanitaria.
Sin embargo, los mencionados compraron productos sobrevalorados como percoladoras, lavadoras, secadoras, televisores, camas y otros artículos, los cuales se consideraron innecesarios y costosos.
A través de las investigaciones se conoció que algunos de los imputados simulaban ser funcionarios de Copeco con la finalidad de aparentar negociaciones lícitas con una empresa distribuidora de productos.
Usando los falsos cargos, estos ocultaban las irregularidades y solicitaban que las ventas se facturaran a nombre de empresas de fachada, las cuales compraron los productos con una facturación inicial a los 7 millones de lempiras.
Estas empresas, en confabulación con Copeco, sobrevaloraron los mismos productos, adquiriéndolos por un precio superior a los 12 millones de lempiras (diferencia de más de cinco millones de lempiras del costo real al pago que realizó la empresa).