TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La llegada de los 123 maestros cubanos a Honduras para implementar el programa de alfabetización “Yo sí puedo” continúa siendo fuertemente cuestionada por diversos sectores del magisterio, académicos y hasta políticos.
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Los entrevistados consideran que a pesar de que es de vital importancia abordar a las 700 mil personas que no saben leer ni escribir en el país, no es estrictamente necesario contar con los asesores y docentes cubanos para realizarlo.
¿Por qué hay discordia?
Pese a que los asesoramientos y capacitaciones de los representantes cubanos han sido considerados como exitosos internacionalmente, algunos países lo han señalado como injerencia ideológica, tanto en el diseño como en la ejecución de su programa.
Esto se debe a que el contenido de la malla curricular es diseñada exclusivamente por los mismos representantes de Cuba, a lo que analistas en el país han considerado como adoctrinamiento.
Dentro del convenio de Honduras y Cuba, detalla que serán tres asesores los encargados de diseñar la malla curricular, misma que será empleada junto con los 60 mil docentes a nivel nacional.
Por condiciones como estas, países como Costa Rica se rehusaron en 2019 a firmar el convenio con el régimen cubano, catalogando el acuerdo como una intromisión.
Según Julio Raudales, economista y catedrático universitario, el mayor beneficiado en este convenio es Cuba debido a su histórica problemática financiera y fiscal.
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“Lo que hacen los gobiernos solidarios es tirarle bombas de oxígeno a Cuba porque saben los problemas que tiene la isla. En los últimos 50 años, el régimen cubano se ha dedicado a vender sus servicios caros y sobreestimados”, cuestionó.
Lo anterior hace referencia a que dentro del acuerdo con Honduras, la Secretaría de Educación deberá destinar individualmente 10,000 lempiras mensuales a los 123 docentes cubanos.
El acuerdo tiene vigencia de tres años, lo que significa que anualmente Educación tendrá que desembolsar más de 14 millones de lempiras a los maestros y asesores.
Frente a este escenario, Raudales señaló que con estos fondos Honduras puede contratar a docentes nacionales que se mantienen desocupados, de esta manera formarlos para intervenir el flagelo del analfabetismo.
“Yo entiendo el tema de la solidaridad, pero en realidad esto no es ninguna cooperación porque son servicios que el régimen cubano vende bien caro. Lo mismo que pasa con los médicos”, puntualizó.
El académico culminó aclarando que en funciones de enseñanza, los maestros cubanos no están “muy por encima” de la preparación actual del sistema educativo hondureño.
Por su parte, Bartolomé Chinchilla, vicerrector académico de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), agregó que es necesario que hayan veedores nacionales en la implementación del proyecto cubano.
“Tienen que haber ciertos controles, creo que sería importante ir realizando mediciones periódicas para ir analizando el proceso. Así tener ese cuidado de que esta metodología no se utilice para adoctrinamiento”, indicó.
El programa cubano “Yo sí puedo” tiene como meta durante los tres años de vigencia en Honduras reducir el analfabetismo a un 4%, cubriendo una población afectada de 700 mil hondureños.
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