VALLE, HONDURAS.- Miles de moluscos siguen muriendo en la costa del Golfo de Fonseca y dos meses después nadie sabe por qué.
Las muestras que tomó un equipo interinstitucional del gobierno en diciembre pasado se dañaron, por lo que no se sabe científicamente a qué se debe este fenómeno que está afectando la economía de la zona.
La recolección fue de agua y tejido de moluscos y se enviaron a laboratorios de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria (Senasa).
“Se cumplió con todos los protocolos requeridos, pero debido al avanzado daño que tenían los tejidos de los moluscos no soportó el proceso. Por lo que ahorita en enero se volvieron a tomar muestras de agua y se comprobó que no es por contaminación del agua”, explicó Lorenzo Turcios, director regional de la Dirección General de Pesca y Acuicultura (Digepesca).
El funcionario explicó que se ha solicitado apoyo al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) en México para que se hagan las pruebas requeridas.
“Estamos a la espera que se nos envíe un protocolo para la toma de muestras, pero también estamos contemplando la posibilidad de que personal venga al país y realice la evaluación aquí, ya que se requiere mover el producto en cuestión de horas y todo se podría complicar”, comentó el entrevistado.
Al momento de tomar la muestra, el equipo emitió un comunicado en el que se recomendaba a las personas revisar el producto. Para identificar el mal estado de los curiles, estos mueren en las primeras cuatro horas de haberlos recolectado y es fácil identificar su condición porque presentan abierto el caparazón.
Declaratoria
Debido a las pérdidas económicas que la muerte de los moluscos ha acarreado para unas 800 familias que se dedican a la venta del producto, la Municipalidad de Amapala decidió declarar estado de emergencia con el fin de buscar recursos para ayudar de alguna manera a los afectados.
Lo que se pretende es solicitar el apoyo del gobierno central o instituciones extranjeras. Los habitantes y pescadores de islas como Las Almejas, Playa Bonita y Güegüensi, son los más afectados.