Tegucigalpa, Honduras.- Los resultados de la autopsia practicada al cadáver de Isy Obed Murillo Mencías sustentarán la culpabilidad de los tres generales en condición de retiro de las Fuerzas Armadas de Honduras, Romeo Orlando Vásquez Velásquez, Venancio Cervantes Suazo y Carlos Roberto Puerto Fúnez, según el Ministerio Público (MP).
Los hallazgos forenses, plasmados en el dictamen A-1040-09, fechado el 22 de julio de 2010, indican que la lesión encontrada durante la autopsia es compatible con la producida por un proyectil de arma de fuego de alta velocidad disparado a larga distancia.
Para fundamentar la acusación contra los exjerarcas militares, el MP presentó el dictamen balístico DICT-4576-2009, que detalla la trayectoria de la bala que presuntamente causó la muerte de Murillo Mencías. Asimismo, incluyó un álbum fotográfico elaborado el 28 de julio de 2009 por el analista de balística Jonny Alexander Flores, quien concluyó que existen dos posibles posiciones de trayectoria compatibles con la herida: una posición semiagachada y otra agachada, semioculto detrás del monumento en la Plaza El Sauce.
Balas disparadas
En las pruebas que sustentan la imputación contra Romeo Vásquez, exjefe del Estado Mayor Conjunto (EMC); Venancio Cervantes, exsubjefe del EMC; y Carlos Puerto, excomandante del Comando de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas, se detalla la gran cantidad de casquillos encontrados tras el incidente ocurrido el 5 de julio de 2009.
El acta de inspección ocular, anexa al acta de levantamiento de cadáver No. 941-09 y al álbum fotográfico del 7 de julio de 2009, realizada en la colonia América, al costado sur del Aeropuerto Toncontín, frente a un restaurante de comida rápida, detalla que agentes de investigación y peritos recolectaron 143 casquillos color amarillo sobre el suelo y entre la maleza, además de 26 casquillos de calibre desconocido, sumando un total de 169 casquillos.
La acusación señala que los imputados, al equipar a los soldados con fusiles de alto calibre, tenían la obligación jurídica de supervisar las operaciones y acciones de sus subalternos, quienes participaron en el operativo denominado “Operación Democracia”. Este operativo contó con más de 300 efectivos militares, pero, según el MP, dicha supervisión fue incumplida.
Proceso
Los tres generales comparecieron a la audiencia de declaración de imputado el domingo a las 6:50 de la tarde, y a las 11:30 de la noche, el juez que lleva la causa les dictó detención judicial.
Ayer, a las 7:15 de la mañana, fueron trasladados bajo fuerte resguardo policial a la Penitenciaría Nacional de Támara, donde permanecerán hasta el viernes 10 de enero, fecha en la que se realizará la audiencia inicial para presentar las pruebas procesales.
“Su vida, su seguridad y sus derechos humanos están garantizados dentro del Sistema Penitenciario”, expresó el general Ramiro Muñoz, jefe de la Junta Interventora de los centros penales.
Por razones de seguridad, Muñoz indicó que los imputados serán vigilados por agentes penitenciarios y por miembros de la Policía Militar del Orden Público (PMOP).
En Támara
Con el libro “David y Goliat” en la mano, sentado al borde de una cama unipersonal con sábanas blancas, sobre la cual descansa una Biblia de pasta negra, el general en condición de retiro Romeo Vásquez Velásquez fija la mirada en la cámara desde el Centro Penitenciario Nacional de Támara, hasta donde se trasladó EL HERALDO para constatar la situación de los detenidos.
Estas son las primeras imágenes del exjefe del Estado Mayor Conjunto desde su ingreso al módulo de mínima seguridad de Támara. Su semblante refleja cansancio; luce cabizbajo, pensativo y con la mirada perdida en el vacío. Vásquez Velásquez viste completamente de negro: jeans cómodos, camiseta sencilla y tenis del mismo tono. Lleva gafas para lectura y en su muñeca izquierda un reloj, quizás para no perder la noción del tiempo, pues acaba de llegar y no se sabe cuánto tiempo estará ahí.
Al general en condición de retiro se le ha asignado una celda con una cama unipersonal de hierro y un colchón delgado, vestida con sábanas blancas y una almohada. El espacio está dividido por una estructura de metal, hay una ventana con sábanas también blancas que apenas se mueve por el aire que sale desde un ventilador que le prestaron para sofocar un poco el calor.
La celda de Vásquez Velásquez es reducida. El piso, de color gris con granito blanco, contrasta con la puerta de madera. Todo luce impecablemente limpio: las paredes blancas, el techo también del mismo tono.
Al ingresar, Vásquez Velásquez solicitó que le permitieran conservar dos objetos que considera valiosos: el primero es una Biblia de pasta negra, y el otro el libro “David y Goliat” del escritor Malcolm Gladwell.
El exmilitar escogió un libro de autoayuda que aborda cómo enfrentar adversidades, evocando la batalla que se libró hace tres mil años entre David, un pastor de oveja que se enfrentó y venció al poderoso Goliat con una piedra y una honda, un texto bíblico que denota el poder de la confianza.
Muñoz comentó que se le asignó una habitación individual, en la cual no comparte espacio con nadie. “Él está bien, al igual que las otras dos personas que entraron, aquí no se trata de exponer a nadie, solo debemos aplicar lo que nos corresponde, y así lo haremos”.
EL HERALDO también evidenció en las fotografías el espacio donde ubicaron a Cervantes Suazo y Puerto Fúnez. Ambos exmilitares están en celdas que exhiben las mismas características que las del general en condición de retiro. Los tres exjerarcas militares están en el mismo módulo, las camas también son de metal, con un colchón.