Honduras

¡Caperucita es un lobo!

11.09.2017

El embarre de políticos y empresarios con el mundo narco sigue dando muchas sorpresas con la condena en Estados Unidos de varios personajes queridos y creídos de “intocables”. El efecto dominó va tumbando a otros que triangularon cocaína al norte a través de diversas tretas en las que destaca un lobo apodado caperucita, al estilo “La Línea” en Guatemala.

Colosal sacudida sufre la mal llamada clase política que poco a poco se hunde ante el imperio. Lavó dinero hasta con el fútbol. Sus miembros no se saciaron con robarse el erario. También se liaron a narcos que hoy les cobran cuenta por impíos. Sus nombres rompieron el triángulo del norte y se metieron a grandes ligas. Los gringos los toparon.

Por ahí andan unos diciendo con singular descaro que no sabían de los viajes de la prole, que jamás avalaron corruptos ni capos. Claro, se hicieron los locos para capturarlos y refundirlos en celdas porque a veladas fiaron toneladas de droga hacia Estados Unidos. Saltan fotografías donde asoman risueños de oreja a oreja con temibles capos.

¿Cómo es que caen los primos, los hijos y no caen los caciques? Tras declararse culpables varios de ellos y penar a otros en cortes estadounidenses por traficar y fraguar dinero del narcotráfico, en El Salvador brotó otro escándalo en el que un patriarca catracho hizo micos y pericos con personajes del bajo mundo. Se quedó calladito.

No erramos al rotular que políticos mafiosos han usado el poder para tener un triángulo de muerte, mientras duermen pasibles y sagrados tirándosela de “intachables” en sus recintos. Demasiada tolerancia, complicidad y pachorra de cualquier autoridad frente a un chorro de impúdicos bandidos de corbatín. Merecen cárcel y punto por manchar la Patria.

Injusto que sigamos oyendo griterías, que este o el otro son aleros del mundo ruin y modelan súper trajeados en butacas pidiendo respeto si una ristra de pruebas irrebatibles los delata.

En el nombre del padre, hijos y primos se culparon de capos pero todos caerán más temprano que tarde aunque el lobo se vista de caperucita. ¡Caerán porque caerán!