Tegucigalpa, Honduras
La cifra de cubanos que usan el territorio nacional como tránsito hacia Estados Unidos se ha disparado descomunalmente, lo que deja en evidencia las operaciones de las redes de tráfico de personas.
En el año 2010 apenas se enumeraron 30 caribeños retenidos por ingresar ilegalmente a Honduras y durante lo que va de 2015 ya se contabilizan 14,632, según datos del Instituto de Migración y Extranjería.
Lo anterior representa que la cifra de cubanos migrantes se ha acrecentado en un 48,700 por ciento en ese período. En total son 24,169 ciudadanos de la mayor isla de las Antillas, en el mar Caribe, que han usado a Honduras como puente hacia el sueño americano. El crecimiento del paso de cubanos fue paulatino, pues de los 30 registrados en 2010 pasaron a 269 en 2011.
Mientras, en 2012 se registraron 1,327; en 2013 se contabilizaron 2,482 y la cifra se comenzó a disparar en 2014 cuando hubo 5,427 cubanos en tránsito y hasta llegar a los más de 14 mil en el recuento de 2015.
El término “balsero cubano” para referirse al migrante ilegal que llega a Honduras parece que pasó de moda, pues ahora la ruta predominante es la terrestre. De los 14,687 caribeños registrados, 14,358 han llegado por medio de buses procedentes de América del Sur, es decir un 95 por ciento, y los restantes 229 (5 por ciento) sí emprenden la travesía en balsa.
¿Y los coyotes?
Al final, independientemente del método de ingreso, los cubanos convergen en el Instituto Nacional de Migración, en la capital, y lo convierten, por momentos, en una “pequeña Habana” para tramitar el salvoconducto que les permite circular de forma legal por 72 horas.
Existen semanas en las que hay hasta 400 cubanos al día tramitando ese documento. Todos dicen que emprendieron un itinerario propio, que ningún coyote o traficante de personas los dirige en su ruta. Delatar al tratante podría suponer la pérdida del dinero y una inminente deportación a Cuba
“No, no, no ,no, nosotros mismos” hacemos el viaje, “no hay coyote” dijo, mientras reposa en una acera del parqueo del INM junto a otros compatriotas, Alexandre Rodríguez, un habanero de 42 años.
La migración de cubanos hacia Estados Unidos se ve alentada por dos leyes que se convierten en las llaves que les abre las puertas hacia esa nación, la política de pies secos y la Ley de Ajuste Cubano de 1996 que les dan beneficios migratorios para pedir residencia.
Los cubanos huyen de la isla debido a la precariedad económica del país y pese a que la normalización de las relaciones diplomáticas supone nuevas inversiones y empleos, personas como Alexandre Rodríguez creen que “esas cosas serán para unos pocos, para la mayoría no hay nada”.
De Cuba al estado de Florida, en Estados Unidos, apenas hay una distancia de 145 kilómetros, pero como pocos logran obtener una visa hacia esa nación, los migrantes caribeños optan por un rumbo de más de miles de kilómetros hasta llegar a su objetivo.
El itinerario que se convirtió en preferencial para los cubanos es el viaje de La Habana a Ecuador, país que eliminó el visado obligatorio.
Luego emprenden camino por Colombia, Venezuela, Panamá, Centroamérica y México, hasta llegar a Estados Unidos.
Leticia Triana, una habanera de 38 años, relató que el costo del viaje es elevado y convierte su mente en una calculadora para recordar lo que ha gastado: “Salí de cuba con 2,400 dólares, más 400 que me enviaron; van 2,800, más 500 más que enviaron son 3,300 y así voy pidiendo a mi familia en Estados Unidos”.
Quienes provienen de Sudamérica ingresan a Honduras por Choluteca y de ahí, luego de tramitar el salvoconducto, se movilizan en busca hacia Ocotepeque, frontera con Guatemala