A sus 61 años la vida le dio una lección de esperanza y de superación. “Cuando comunican la noticia, el impacto es brutal. Me senté y pedí a Dios la fuerza necesaria para afrontar lo que se venía”, rememora.
“Todo empezó hace 19 años con un chequeo anual. Mi ginecólogo de cabecera encontró un quiste en mi seno derecho, cuya biopsia dio resultado benigno. Dos años después, una nueva revisión no premeditada -que incluía mamografía-, según yo para analizar posibilidad de extracción del bulto volvió a encender la alarma. La mastóloga, junto a un radiólogo y un oncólogo, vieron algo raro. Dijeron que no se veía bien”.
Después de dos biopsias posteriores el diagnóstico tuvo la traza de una devastación: cáncer de mama, por lo que fue preciso, y de inmediato, la concurrencia de una sesión de cirugía.
“Era un cáncer en un estadio temprano. Me hicieron una tumorectomía. La cosa no quedó ahí. A continuación me dijeron que era necesario limpiarlo todo y me sometí a una mastectomía. A partir de ahí seguí los lineamientos médicos y chequeos periódicos”, explica.
A casi dos décadas del hallazgo, Codina -ahora de 80 años- es un testimonio de supervivencia. Y en palabras de Lía Bueso, la primer mastóloga de Honduras y directora de la Fundación Hondureña contra el Cáncer de Mama (Funhocam), un ejemplo de que un diagnóstico precoz salva vidas.
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Un enemigo silencioso
Este tipo de tumor afecta a más de 2 millones mujeres en el mundo y cada año se registran más 600,000 muertes, según según datos de la plataforma Globocan (Global Cáncer Observatory).“En Honduras alrededor de 1995 mujeres hondureñas podrían desarrollar esta afección en este año, con un descenso estimado de 600 casos”, apunta Genaro Aguilar, médico del Centro de Cáncer Emma Romero de Callejas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), el cáncer de mama representa el 16% de todos los cánceres en pacientes femeninos. Se estima que, aunque excepcionalmente puede afectar a los varones, 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida.
Y aunque las estrategias de prevención reducen en cierta medida el riesgo, la detención precoz con vistas a mejorar el pronóstico y la supervivencia sigue siendo la piedra angular del control.
“En cuanto a resultados de supervivencia es un debate científico eterno. Lo cierto es que en Honduras se observa un aumento de la incidencia del cáncer en mujeres jóvenes entre 40 y 50 años. diez años antes que en Estados Unidos. Además el tipo de cáncer a esta edad suele ser más agresivo, con mayor crecimiento en menor tiempo”, apunta Lía Bueso, directora de Funhocam. De ahí que las sociedades científicas aconsejan empezar con mamografías anuales a los 40 años.
Ahora, resonancia, ecografía, mamografía... ¿cuál es la prueba más fiable?, según la especialista el ultrasonido por ondas sonoras sirve de acompañante a la mamografía cuando hay un tumor, pero no la sustituye. La resonancia magnética tiene indicaciones específicas como para evaluar la extensión por microcalcificaciones y orientar a la toma de decisiones.
Cuando son densas, la mamografía se complementa con una ecografía que no radial.
¿Y la tomosíntesis?. Esta prueba conocida como “mamografía en 3D”.
'Mejora la capacidad diagnóstica de la mamografía convencional, sobre todo en mamas densas. Aunque tampoco ha demostrado tener impacto en la supervivencia, sí reduce los falsos negativos, lesiones que pese a la sospecha inicial son benignas, y toda la ansiedad y dudas que genera a las pacientes. Pero tiene entre un 20 y 30% más de radiación. Y esta es acumulativa y es donde debemos hacer un balance en la medicina, siempre el beneficio vrs perjuicio', señala.
La importancia de diagnosticarse a tiempo repercute en que la mujer todavía no tiene un tumor.
“Hay que recordar que son estas herramientas las únicas que pueden diagnosticar lesiones, pero eso no quiere decir que el autoexamen deba descartarse”, destaca.
Y si bien no hay datos concretos de la efectividad de los autoexámenes, se ha observado que esta práctica empodera a la población femenina, que se responsabilizan así de su propia salud.
En consecuencia, este chequeo se recomienda para fomentar la toma de conciencia ante la situación de riesgo.
Ante señales de alarma lo primero es ponerse en manos de especialistas o instituciones como Funhocam o el Centro de Cáncer Emma Romero de Callejas (CCERC), para que realice una exploración minuciosa. ¡No se desatienda!