TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Tanto la derecha como la izquierda han tenido gobiernos autoritarios que le causan un grave daño a la democracia latinoamericana, reflexionó Edison Lanza, exrelator para la libertad de expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA).
+ Regístrese y disfrute una nueva experiencia como lector
Lanza, quien estuvo en el país como observador del proceso de selección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) dialogó con EL HERALDO sobre los riesgos que vive la democracia del continente, la inestabilidad política, los abusos de poder y las amenazas a los derechos humanos y libertad de expresión. Aquí la entrevista completa.
¿Por qué los países de América Latina están girando hacia la izquierda?
Somos el continente más desigual del mundo con riquezas importantes en materia de recursos naturales y de capacidad intelectual, pero con una concentración muy fuerte de la riqueza. Hay élites que históricamente han concentrado la riqueza y el caso de Honduras es el más claro, cerca del 80% de las personas viendo en pobreza. Igualmente, esto se da en América de Sur en países como Brasil, Argentina, Bolivia, donde hay niveles de pobreza cercanos al 30 y 40 por ciento.
¿La acumulación de la riqueza se volvió un mal crónico?
Es que tanta acumulación de desigualdad durante dos siglos en nuestras naciones hace que la gente busque una alternativa para redistribución y ahí aparecen aquellos que prometen la redistribución, pero ¿cómo se hace? Habría que ver si esa redistribución se hace mediante la distribución del aparato productivo, mediante una carga impositiva insensata, o mediante el populismo distributivo. Ahí puede ser que tampoco funcione y entonces entramos en esos ciclos, en América Latina, de que ningún gobierno satisface y surgen gobiernos como el de (Jair) Bolsonaro en Brasil, que prometiendo un cambio puso en riesgo la democracia y terminó en un ataque a las instituciones.
¿Qué actuaciones de la derecha son las que generan más descontento social?
La frustración viene de la idea ideológica de que solo el desarrollo de las fuerzas productivas y de los mercados va a generar un derrame y va a llegar a los que tienen menos recursos, y eso en América Latina está demostrado que es una falacia; ese derrame no es natural, no llega a todos por igual, además cuando hay situaciones de crisis como ahora con el cambio climático, la pandemia, siempre los que sufren más son los más rezagados.
Hay una inmensa capa de la población que no acceden a los beneficios de la producción de riqueza y ahora, a diferencia de hace 50 y 60 años, hay medios electrónicos de difusión donde la gente ve que carro es bonito, ve una cartera y se pregunta ¿por qué yo no lo puedo tener y por ahí aparece el narcotráfico que puede generar recursos sin pasar por la meritocracia. Ahí tienen un gran problema todas las fuerzas políticas, el sacar de la pobreza a las masas porque de lo contrario la gente va a buscar atajos para llegar a ella.
¿Qué tanto la derecha con sus incumplimientos y la izquierda con su populismo ponen en riesgo la democracia?
Un gran error de muchos analistas es pensar que la izquierda como la derecha son iguales en todas partes; y no es así. Nicaragua ha tenido una deriva autoritaria y se ha convertido en una autocracia, por supuesto que Venezuela tiene que volver al cauce democrático, pero también la derecha ha generado fenómenos autoritarios como el caso de Bolsonaro que atacó a la prensa, a los opositores y al órgano electoral, o el caso de Guatemala y de Hernández en Honduras.
También hay izquierdas que son probadamente democráticas como Pepe Mujica en Uruguay, Lula en Brasil que ha ganado tres elecciones, en Chile donde hay una rotación de los partidos en el poder. Lo que pasa es que las dos grandes familias ideológicas han pecado de señalarse lo autoritario entre uno y otro, pero proteger a sus propios autoritarios.
¿Puede un político de ultraderecha, por un golpe de Estado, volverse de izquierda?
Esa pregunta viene con trampa... Yo soy profundamente republicano y creo que más allá, los dirigentes políticos tienen derecho a cambiar de ideas, arrepentirse incluso de las que sostuvieron al comienzo de su carrera política. Si uno mira más fino la política de cada país, uno ve como dirigentes dentro del mismo partido sostenían ideas al principio de su carrera política y después otras al medio o al final, ese no es el problema, el problema es que no se use un cambio ideológico para justificar un abuso de poder o eternizar en el poder. La clave es respetar las reglas del juego de la democracia.
¿Por qué los gobernantes de izquierda terminan reproduciendo los defectos de los de la derecha?
Vuelvo a insistir, puedo nombrar ejemplos de izquierda y derecha, por ejemplo (Álvaro) Uribe en Colombia, él llegó al poder democráticamente electo y luego eligió una vía represiva y también quiso forzar a la corte que le permitiera reelegirse, obviamente hay casos en la izquierda también, como el de Ortega en Nicaragua, Juan Orlando Hernández en Honduras; este es un mal de la política Latinoamérica.
De hecho la Corte Interamericana acaba de sacar una opinión consultiva sobre este tema y explica que no es un derecho humano reelegirse eternamente y que es sano para la democracia tener cláusulas que impidan la reelección indefinida. Hay que elegir un sistema y respetarlo, no usar artilugios para perpetuarse en el poder. Obviamente puede haber alguna reforma constitucional legítimas pero en general se han buscado vías oblicuas interpretaciones traídas de los pelos para mantenerse en el poder.
¿Por qué los gobernantes de este siglo se han vuelto muy intolerantes a la libertad de expresión?
El mundo vive una situación muy compleja que va más allá del periodismo, creo que hay una revolución digital, una revolución ideológica, una revolución climática, un mundo convulsionado, hay una geopolítica que está incidiendo cada vez más, entonces creo que todo eso está generando un malestar mundial y aparecen esos fenómenos autoritarios.
Donald Trump ganó una elección en Estados Unidos y estuvo a punto de ganar una segunda elección, Bolsonaro ganó una elección y estuvo a punto de ganar otra, (Nayib) Bukele (El Salvador) tiene unos altos niveles de aprobación, hay que preguntarse por qué la gente apoya esos fenómenos, porque la democracia no ha dado respuesta a la población.
¿Por qué la OEA no ha condenado con fuerza la violación de derechos humanos y libertad de expresión en Nicaragua?
Cuando estuve en la Relatoria lo condenamos con energía; realizamos una visita in locu que nos expulsaron al final, y por mí hablan mis pronunciamientos. La Comisión de Derechos Humanos hace un trabajo, lo envía al Consejo Permanente que es el órgano político de la OEA y este tiene que tomar decisiones políticas basadas en si se encontraron o no violaciones de derechos humanos y ahí esta la Carta Democrática para articular acciones para que ese país vuelva al cause democrático. Evidentemente en los últimos años, este órgano político no ha tenido la eficacia que todos quisiéramos que tuviera.
¿La OEA actúa ideológicamente, sin importarle la inestabilidad social que generan algunos de sus gobernantes protegidos?
Obviamente quienes están sentados en el Consejo Permanente son embajadores de cada país y representan las posiciones de cada gobierno; si muchas veces hemos visto que ahí muchas veces se manifiesta esto que yo decía, no hay todavía en la región una conciencia de que la democracia y los derechos humanos son innegociables, son un derecho del pueblo. Al final muchas veces priman las posiciones ideológicas yo a este gobierno no lo voy a condenar porque es de mi ideología y si a este otro que no lo es.
¿Cómo valora la libertad de expresión en Honduras?
En líneas generales la prensa está actuando de forma libre; he visto debates, opiniones en contra y a favor del gobierno. Claro que hay problemas estructurales que tiene que ver con la violencia contra periodistas. Yo trabajé mucho para que hubiese en este país un mecanismo de protección de defensores de derechos humanos y de periodistas y estamos viendo que está un poco lenta sus actuaciones. Es una obligación de los gobiernos proteger a los periodistas cuando están en riesgo, tratar de ayudar a que la prensa tenga recursos justos, que la distribución o asignación de publicidad oficial se haga de manera objetiva.
¿Cómo parar los abusos en cuanto a la libertad de expresión que hay en ciertos medios de comunicación, incluso en las redes sociales?
Hay una discusión que los propios periodistas tienen que dar. Un principio que hay en la declaración de principios de la Comisión Interamericana es que se prefiere los mecanismos de autorregulación de la prensa que a los mecanismos de imposición o tutelaje del Estado. La prensa tiene una responsabilidad.