Tegucigalpa, Honduras
Las recomendaciones de transformaciones y soluciones eficaces para Honduras hechas por el excomisionado coordinador de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), Eduardo Stein Barillas, en julio de 2011, todavía siguen vigentes.
El exvicepresidente de Guatemala fue pieza importante para enrumbar a Honduras en el camino de la paz y del reencuentro social después de los hechos políticos que desataron la crisis de 2009.
En una entrevista exclusiva para EL HERALDO, Stein Barrillas lamentó que toda la clase política del país no se interesó en discutir y hacer que se cumplieran las más de 80 recomendaciones hechas por la CVR para que los hechos políticos no se repitieran, como lo dice el propio nombre del informe.
El experto en temas políticos de América Latina, aunque se mostró un tanto reservado de opinar sobre la situación de Honduras, recomendó que el diálogo que promueve el gobierno debe contener de antemano los objetivos bien definidos y así lograr la reconciliación nacional. A continuación sus consideraciones:
¿Cómo ve la situación de Honduras con base en las recomendaciones que se dieron por la Comisión de la Verdad?
La Comisión de la Verdad identificó con bastante precisión algunas áreas que necesitaban reformarse en el marco legal y constitucional del país en particular, porque lo que ocurrió en el 2009 tenía diversos orígenes, pero uno de ellos era la imprecisión de las fronteras jurisdiccionales entre los tres poderes, el poder Ejecutivo, el Judicial y el Legislativo se entrometían en los ámbitos de los otros poderes porque esos linderos, esos límites no estaban fijados con suficiente claridad, ahí hubo un primer problema.
Un segundo problema es que la Constitución misma no tenía un procedimiento de desaforo para un alto funcionario, en fin, varias cosas que fueron recomendadas -pero- la clase política no las atendió, no se las tomó en serio y parte de lo que ahora está pasando es precisamente el no haber tomado entonces las medidas necesarias para corregir esas imprecisiones o algunos faltantes.
En el diálogo tiene que haber una agenda muy clara y muy precisa, no se puede convocar en términos generales”.. |
¿Cree que las autoridades no se comprometieron a darle seguimiento a las recomendaciones?
Más allá de las autoridades, yo diría que en general la clase política, porque el no haber acogido al menos la discusión a profundidad de esas reformas recomendadas, fue cuestión de todos los partidos.
¿Estaría el país repitiendo lo de 2009?
Son situaciones diferentes, realmente lo que a nosotros nos pidieron es una investigación muy rigurosa sobre lo que ocurrió para que no volviera a pasar y las recomendaciones eran precisamente en línea a clarificar el juego democrático interno para la salud política del país y de lo que no se hizo, pues se están viviendo ahora las consecuencias.
¿Cómo analiza a la clase política de Honduras?
Yo lo único que podría decir, con absoluto respeto, es insistir en las recomendaciones que se dieron entonces para una situación muy concreta, pero en donde aparecieron faltantes o insuficiencias en el marco regulatorio del país, incluso en el marco constitucional.
La misma razón por la que se expulsara el presidente “Mel” –Manuel– Zelaya en su cargo y de su país, que es el tema de la no reelección, fue remontado con una manera que una buena parte de la población no reconoce como legítima, porque no se tuvo una discusión amplia en donde la población en general pudiera participar y dar su opinión sobre esos temas constitucionales.
En el país se promueve un diálogo nacional, con su experiencia, ¿qué caminos se deben seguir?
En base a los diálogos políticos que conozco en América Latina tiene que haber, desde el origen, una voluntad política clara de las partes que dialoguen para llegar a una solución concertada.
Segundo, tiene que haber una agenda muy clara y muy precisa, no se puede convocar a un diálogo en términos generales para ver absolutamente todos los temas de la agenda pública hondureña, tendría que acordarse previo sobre qué en específico se va a dialogar y, por supuesto, qué tipo de resultado es el que se está esperando; y por último, lo más importante, y se lo digo porque en toda la geografía latinoamericana se han intentado diálogos que no llegan a nada y que luego la población queda más frustrada de cuando se empezó, porque todo aquello sobre lo que se conversara y se pactara queda al final sin cumplimiento y entonces la sensación que la población recoge es que el diálogo nunca se convocó para resolver nada, sino para entretener, distraer y postergar las soluciones que la gente está buscando, ese sí es un riesgo mayor para cualquier país, no me refiero a que eso es lo que esté ocurriendo ahora en Honduras.
Tiene que ser la población hondureña la que llegue a una concertación que permita la reconciliación que todavía no se logra”.. |
¿Qué recomienda para evitar esos escenarios?
En términos generales, ya que yo no estoy en Honduras ni conozco mucho de los detalles de lo que pudiera estar ocurriendo, debe evitarse a toda costa un ejercicio de diálogo político en donde la población huela que solo es para distraer o entretener, que no haya voluntad de honrar los compromisos que ahí se pacten.
¿Considera que sería necesario un facilitador internacional o sería mejor entre los mismos hondureños?
El ideal es que sea entre la misma población hondureña, pero si se involucra a una persona o a un grupo de personas en categoría de facilitador, ahí es otra dimensión, porque facilitar entre quiénes y para qué propósito. Tiene que estar muy, muy claro desde el origen, incluso antes de comenzar, pero el ideal es que sea la propia ciudadanía hondureña la que pueda concertar eso.
Si desde afuera algunas personas pudieran facilitar estas negociaciones, pues yo estoy seguro que se encontrarán personas con la voluntad de colaborar respetuosamente, siempre dejando en primerísimo lugar la decisión hondureña, pero insisto, tiene que ser la propia población hondureña la que llegue a una concertación que permita la reconciliación que todavía no se logra y que era uno de los objetivos recomendados en la Comisión de la Verdad.
Si lo invitaran a usted, ¿aceptaría venir?
No quisiera en modo alguno ponerme a especular sobre ese tema, insisto, tiene que estar de antemano muy claro cuál es el objetivo de cualquier diálogo y por lo tanto, cuáles serían la funciones, calidades de alcances y también los límites de esa mediación, si es que llegara a necesitarse, pero todavía estamos bastante lejos de precisar esos objetivos.
¿Antes de estas elecciones, analizó lo que se venía para Honduras o lo comentó con el expresidente óscar Arias?
Nosotros como Comisión de la Verdad fuimos a visitar al presidente Arias a Costa Rica, porque nos interesaba conocer directamente de su parte algunos detalles de lo que se diera en el 2009 específicamente, pero sobre este proceso yo no he conversado con el expresidente Arias, más bien todo el proceso electoral hondureño ha sido objeto de mucha tensión en los países vecinos, como lo van a ser las ocho elecciones que vienen este año en toda América Latina, ya que cualquier proceso electoral en cualquiera de los países del hemisferio, en la manera tan interconectada como estamos, nos afecta a todos, más aún a países vecinos.
¿Aquí se habla de una constituyente, o usted cree que todavía son aplicables las recomendaciones de la Comisión de la Verdad?
Hay una buena cantidad que todavía son aplicables, que todavía estarían vigentes y de pronto un primer ejercicio podría ser el recorrer aquel grupo de recomendaciones de una manera informal, porque de pronto de ahí podrían salir elementos que puedan en un relativo corto plazo configurar una agenda de encuentro para la ciudadanía hondureña.
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¿Cómo miró el papel de la OEA en el reciente proceso electoral hondureño?
Yo creo que la Misión de Observación Electoral, al menos lo que conocemos y que fuera publicado, fue bastante precisa en indicar una serie importante de dificultades e irregularidades que se dieran, ya lo que ha venido después ya son consecuencias de tipo político que en su caso el secretario general (Luis Almagro), tengo entendido, ha sugerido o ha recomendado, pero yo hasta donde conozco del informe provisional de la Misión de Observación fue bastante riguroso y disciplinado sobre lo que encontró en el terreno, que es la responsabilidad principal de una misión de observación electoral.
¿Y de los tuits de Luis Almagro sobre Honduras, qué nos puede decir?
Yo prefiero no opinar sobre los twitter, para mí no es un tema sobre el que me sienta competente, no creo que la gestión política internacional de ningún tema grave puede limitarse a 149 caracteres, ya hemos visto en otras ocasiones lo inconveniente que resulta fundamentar opiniones sobre la base de mensajes tan breves, prefiero no opinar sobre ese material.
¿Cuál es su mensaje a los hondureños y la clase política?
En el marco del profundo respeto y cariño que se le tiene al pueblo hondureño, mi deseo es por una ruta de reconciliación que queda todavía pendiente, es lo mejor que podemos desearles en este año que comienza.