TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Mascarillas de buena calidad, caretas, gafas, gorros, guantes, batas, zapatos desechables, gel de manos, overoles de protección personal, son las armas esenciales que los guerreros necesitan a diario para luchar por salvar vidas en los centros asistenciales del covid-19.
En Honduras, los héroes de la salud ya tienen casi cinco meses de estar batallando en primera línea contra el virus.
Los primeros dos casos se confirmaron el pasado 11 de marzo, dos hondureñas que llegaron de viaje de España y Suiza, luego se fue diseminando y ahora está presente en los 18 departamentos de la nación.
Desde esa primera vez, el personal asistencial tenía conocimientos teóricos sobre qué hacer y la experiencia obtenida en la pandemia de 2009, la influenza A H1N1.
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Sin embargo, los guerreros nunca habían enfrentado una amenaza tan contagiosa como lo es el coronavirus que surgió en Wuhan, Hubei, China, a finales de diciembre de 2019 y se expandió por los cinco continentes y se declaró una pandemia.
Hoy en día, los trabajadores del área de la salud tienen lecciones, experiencias ganadas con esfuerzo y sacrificio en cuanto al abordaje de pacientes que sufren por la enfermedad viral.
Eso significa que la probabilidad de que un paciente tratado ahora se recupere es mayor a cuando se atendieron los primeros afectados en marzo.
“Lo que ha ocurrido le ha permitido al cuerpo médico, a los microbiólogos, investigadores, salubristas, radiólogos, enfermeras, y a todas las personas que de alguna u otra manera participan desde los diferentes ámbitos en el manejo de esta pandemia, conocer, aprender, evaluar e investigar no solo fármacos sino estrategias de salud pública”, afirmó a EL HERALDO Carlos Aguilar, neumólogo del Instituto Nacional Cardiopulmonar, conocido como Hospital El Tórax.
El exministro de Salud considera que ahora conocen mucho más de esa enfermedad y han podido comprobar que algunos medicamentos que al inicio eran prometedores, pero su eficacia ha sido descartada.
Señaló que todavía hay mucho camino por recorrer porque todavía no se ha descubierto un medicamento antiviral contra el covid-19 y la vacuna tampoco se ha desarrollado, pero existe la esperanza que surja en un futuro cercano.
“Por otro lado, la epidemiología nos ha ido demostrando cómo algunas estrategias se han ido solidificando como el uso permanente de la mascarilla que al comienzo solo la recomendábamos en las personas enfermas, ahora es de uso universal”, mencionó Aguilar.
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En Honduras se contabilizan ya 45,098 casos acumulados de la enfermedad viral confirmados por laboratorio, de los cuales 6,116 se han recuperado y 1,423 han fallecido.
Por su parte, el epidemiólogo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y miembro de la Plataforma Todos contra el Covid-19, Manuel Sierra, señaló que Honduras tiene la más baja capacidad de respuesta de Latinoamérica y una infraestructura de salud muy débil para enfrentar la pandemia.
Sumado a lo anterior, los recursos humanos calificados son escasos y estaban concentrados en San Pedro Sula y el Distrito Central.
“Con todo eso, una de las cosas que el país tuvo de manera positiva fue que rápido se reunió un grupo de colegas de diferentes disciplinas y nosotros desde la plataforma empezamos a interactuar y revisar lo que estaba pasando en China y en otros países, al final nuestros grupos pudieron dar recomendaciones, que gracias a Dios nos escucharon e implementaron”, dijo Sierra.
Indicó que el hecho que las autoridades hayan atendido la recomendación de confinamiento contribuyó a que no surgiera una avalancha de afectados que colapsaran los hospitales en los primeros meses.
“No estamos curando el virus, estamos abordando el problema inflamatorio de manera temprana y el problema trombóstico que son las dos cosas que más matan a los pacientes, ha habido un proceso de aprendizaje”, aseguró.
También el hecho que los gobiernos locales, las iglesias, la empresa privada, se involucren, se unan y sumen esfuerzos para que haya capacidad de respuesta.
La apertura de más centros de triaje para estabilizar pacientes y la capacitación de personal ha permitido que los hospitales se desahoguen y haya cupos para los pacientes que están complicados.
A su vez, el despliegue de brigadas médicas en barrios y colonias buscando afectados por el virus ha contribuido a detectar más casos.
También las personas están tomando conciencia sobre buscar atención médica de forma temprana, ya que esa es la clave para que se salven vidas de la población hondureña.
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Equipo de protección
“Siempre hubo ese miedo al momento de retirar el equipo de protección personal que son los momentos más difíciles que uno puede bajar la guardia y tener la infección, sin embargo, con el paso del tiempo y las capacitaciones ha venido resolviéndose y hay mejor control”, reconoció la jefa de Neumología del Hospital del Tórax, Suyapa Sosa.
Añadió que primero se agotan todas las opciones disponibles para evitar que los pacientes ingresen a cuidados intensivos.
“No es lo ideal intubar a un paciente porque la mortalidad es sumamente alta y son pacientes que probablemente no van a salir del ventilador mecánico, podemos decir ahora categóricamente que los ventiladores no son la solución para el covid-19”, explicó la galena.
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Al inicio de la pandemia se creyó que los países iban a necesitar ventiladores mecánicos para salvar a los pacientes, pero ahora se usan sistemas de oxígeno de alto flujo.
Sosa lamentó que los pacientes están llegando muy graves al hospital y la capacidad de los hospitales regionales está sobresaturada, lo cual va a ser insostenible y esos pacientes van a ser referidos a los hospitales de la capital.
Con el avance de la pandemia se descubrió que los pacientes requieren antiinflamatorios, anticoagulantes y esteroides para evitar que se formen trombos en el organismo y los pacientes fallezcan. El talón de Aquiles sigue siendo la cantidad de pruebas de hisopado (PCR) que se han hecho en el país, apenas al 1% de la población.
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Enfermería
La presidenta del Colegio de Profesionales de Enfermería de Honduras, Nidia Gómez, señaló que no enfrentaron de cero al covid-19, ya que son formadas para esas situaciones y tenían experiencia de la pandemia de influenza A H1N1.
Sin embargo, el nivel de contagio del coronavirus es elevado por lo que tuvieron que prepararse más y reinventarse aprovechando la tecnología.
“Hemos ido avanzando y logrando adquirir conocimientos que no se tenían y perfeccionar los que ya se tenían”, aseguró Gómez.
Por su parte, el presidente de la Asociación Nacional de Enfermeras y Enfermeros Auxiliares de Honduras (ANEEAH), Josué Orellana, señaló que esta pandemia les ha dejado muchas lecciones.
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Lamentó que muchos compañeros han visto morir en las salas a sus propios compañeros o familiares, lo que les ha causado un trauma.
“Muchísimas compañeras han enterrado a sus padres, a sus hijos, a sus hermanos, y quien los contagió fue la misma enfermera que ha perdido a sus seres queridos, son tragos amargos que nos ha dejado la pandemia¨, deploró. Solicitó a las autoridades de gobierno suplirle a los trabajadores de la salud de equipos de protección personal y cumplirle con los pagos de salarios, ya que arriesgan a diario sus vidas y la de sus familias. Son más de 3,000 trabajadores del área de la salud que se han contagiado y alrededor de 60 han fallecido por las complicaciones del virus.