TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Los menores infractores en la actualidad gozan de muchos privilegios en el interior de los centros de internamiento. Esta situación evita que logren reinsertarse a la sociedad una vez que hayan cumplido la sanción impuesta.
Un estudio preparado por el Instituto Nacional para la Atención a los Menores Infractores (INAMI) revela que el 73 por ciento de los internos son reincidentes, es decir, son capturados, cumplen su condena y vuelven a llegar al centro como si fuera su casa.
Para nadie es desconocido que los grupos de jóvenes infractores, sobre todo los que pertenecen a las estructuras de maras y pandillas, tienen equipos de sonido, televisores y logran meter de alguna forma cosas ilegales hasta sus habitaciones.
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Si las autoridades que administrarán “El Pocito” aplican todas las medidas como debe ser, muchos de los privilegios que tienen los internos menores de edad en la actualidad van a desaparecer.
El equipo de investigación de EL HERALDO ingresó al área interna del centro de máxima seguridad para menores infractores que mide más de 5,800 metros cuadrados. Aquí en teoría no podrá entrar una aguja si se cumplen las especificaciones.
Son 15 puertas de acero indestructible que se deben pasar para llegar hasta los dormitorios integrados con salas de capacitación, áreas de actividades prácticas, espacios abiertos y de esparcimiento.
Caminar por dentro del centro es como andar en un laberinto, el diseño en cuatro cuadrantes está hecho para que no exista conexión directa entre los distintos módulos, así se evita que hayan enfrentamientos y trasiego de sustancias y artefactos prohibidos.
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En toda la estructura habrá ojos, según el equipo de la empresa Evaluación, Desarrollo y Gestión (EDGE) se van a instalar 280 cámaras en cada sector de los módulos y estarán conectadas a un centro de monitoreo y también las podrá ver el director.
Cada punto de “El Pocito” adentro y afuera estará vigilado por las cámaras, solo en las habitaciones y los baños no se podrán instalar por respeto a los derechos de los menores.
Cada puerta tendrá un control que será responsabilidad del custodio que está en el centro y este a la vez será vigilado por las cámaras, lo que permitirá saber a quién le está abriendo o cerrando las puertas, y todo quedará registrado en el sistema electrónico.
Interior
En los módulos de máxima atención o seguridad, la habitación mide aproximadamente 3.80 metros de largo por 2.4 de ancho. Aquí los menores no podrán hacer uso de aparatos eléctricos debido a que no hay conexiones de corriente.
Fabricar un arma blanca será prácticamente imposible debido a que las camas son de concreto, los metales que la sostienen son de hierro con grueso diámetro y todo lo que está adentro es antivandálico, es decir, que con simples golpes será imposible que lo destruyan.
En los módulos de máxima seguridad hay restricciones, la mayoría de celdas es para dos internos y hay una para el jovencito que sea más peligroso y que necesite estar alejado de los demás muchachos.
Las libertades serán limitadas en los módulos de máxima atención, aquí hay un área de lavandería, con reja en la parte alta para que los jóvenes salgan a lavar la ropa, en esta zona solo podrán entrar de dos en dos.
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Las puertas son pesadas, de acero, con seguros por fuera, los marcos de las ventanas está incrustados y soldados al hierro de la pared y la malla que permite la circulación del aire por las celdas también es de diámetro seguro.
Los módulos de mediana atención, por otro lado, son para cuatro u ocho camas; igual que los de máxima atención, no tienen conexiones de corriente, solo cuentan con las camas, el baño, inodoro, lavado y una mesa de cemento para hacer tareas.
Aquí pueden salir a lavar su ropa de cuatro en cuatro internos en el área de lavandería, pero también cuenta con los mismos controles de seguridad de todo el complejo.
En cada esquina hay puestos de control, con monitores y vidrios blindados, teléfonos internos para reportar cualquier anomalía y se podrán hacer monitoreos del comportamiento de los menores desde espacios aéreos.
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Hay cuatro torreones de nueve y 12 metros de altura para cuidar el perímetro, tienen vidrios blindados, baño, puertas especiales, sistema de comunicación interna y un reflector con capacidad de alumbrar a 1,500 metros en el perímetro que gira a 360 grados.
Las visitas hasta las habitaciones serán prohibidas, el centro cuenta con un amplio salón para recibir a los familiares, pero antes se debe pasar por una aduana de seguridad donde se revisa a las personas y las cosas que lleven, hasta los alimentos.
En caso que alguien quiera ingresar sustancias prohibidas se dejó una bartolina para detenerlo y luego entregarlo a las autoridades correspondientes.
Gracias al sistema de segregación que se implementó, los amotinamientos serán fáciles de controlar porque en cada módulo habrá grupos pequeños de internos y en el tercer nivel hay una cabina con vidrio blindado, para que el equipo antimotines pueda actuar y no entrar a ciegas.
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El centro cuenta con una sala de crisis, donde también habrá monitores para poder observar desde el área administrativa qué es lo que está sucediendo y así tomar mejores decisiones.
El INAMI, por su lado, ya está haciendo la contratación de los custodios que serán enviados al nuevo centro, a quienes se les está solicitando que tengan el grado de educación media, por lo complejo que es el lugar.