COMAYAGUA, HONDURAS.-Elizabeth Anderson ha pasado 33 años de sus 57 años de vida siendo enfermera, es originaria de Comayagua, pero estudió en San Pedro Sula y se especializó en
Tegucigalpa. Ha trabajado en el sistema de salud público y privado.
“Siendo enfermera he aprendido a tener paciencia, a querer al prójimo, he aprendido a luchar por los pacientes y a no darme por vencida”, relató la enfermera.
“Siendo enfermera he aprendido a tener paciencia, a querer al prójimo, he aprendido a luchar por los pacientes y a no darme por vencida”, relató la enfermera.
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Incluso su entrega por la enfermería inspiro a una de sus hermanas a estudiar su misma profesión.
Con jeringas y gasas ronda por los pasillos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), sin importar la hora que le llamen.
“Hay personas que creen que las enfermeras podemos contagiar, conozco casos, pero no hay que marginar. Les mando un cálido saludo a las enfermeras, sigamos estudiando y entreguémonos de corazón. Dios es nuestra guía”.
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