COMAYAGÜELA, HONDURAS.- Faltaban pocos minutos para las 8:00 de la noche. Como casi no suele suceder, el teléfono fijo sonó una y otra vez. Era obligatorio responder la llamada.
“Aló”, dijo Brenda Jarquín. “Hola”, expresó una voz masculina al otro lado del teléfono. Era Clemente Javier Aguirre, su hermano, el hondureño que fue liberado luego de permanecer preso durante 14 años y quien estuvo a un paso de ser ejecutado por la justicia estadounidense.
“Al escuchar su voz lo reconocí inmediatamente”, contó efusivamente a EL HERALDO la joven Brenda Jarquín, hermana menor de Clemente Aguirre. Esa fue la primera llamada entre ambos luego de que el hondureño fuera excarcelado.
Emoción desbordante
“¡Fue algo tan grande!, me dijo: ‘Hermana, me siento feliz, gracias a Dios por todo’”, le manifestó Clemente a Brenda.
La primera comunicación se extendió por unos cinco minutos y las muestras de cariño y ansiedad por un próximo y añorado encuentro no se hicieron esperar entre los hermanos.
“Hermana linda, te quiero mucho, ya nos vamos a volver a ver, voy a conocer a mis sobrinos para jugar con ellos”, le siguió exteriorizando Clemente, según relató Brenda.
Inesperadamente la llamada se cortó. Pero eran tantas las cosas que tenían que decirse que el teléfono timbró una segunda vez y la nostalgia nuevamente surgió entre ellos.
Esa llamada duró aproximadamente cinco minutos y las emociones fueron incontables; dejando así la esperanza de una nueva comunicación telefónica.
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Sus abogados lucharon
El hondureño Clemente Javier Aguirre, de 38 años de edad, guardó prisión durante 14 años en una cárcel estatal de Florida en el módulo denominado como “el pabellón de la muerte”, donde están recluidos todos los privados de libertad condenados a muerte.
Aguirre fue capturado en junio de 2004 por el asesinato de dos mujeres, Cheryl Williams y Carol Bareis, ocurrido en el mismo estado de Florida. Ese año, luego de las investigaciones fue condenado a la pena de muerte.
Después de más de una década de indagatorias testificales, periciales y científicas, lograron determinar mediante exámenes de ADN que el catracho no había participado en el doble crimen. Fue así que el 5 de noviembre recién pasado, al final del juicio oral y público, el juez que conoció la causa incoada contra el hondureño Clemente Javier Aguirre determinó dejarlo en libertad, tras 14 años en prisión.
Los abogados defensores de Aguirre lograron constatar con las pruebas aportadas que su defendido no tuvo participación en tal ilícito y que, por tanto, debía quedar en libertad definitiva.
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La esperanza de verlo
Clemente Javier, conocido popularmente como “Tatú”, en la colonia Óscar A. Flores, sector de El Pedregal, podría reunirse pronto con sus parientes, principalmente con su madre, doña Linda Jarquín.
“Ella (doña Linda) necesita una ayuda del Estado para poder viajar a los Estados Unidos, tiene visa estadounidense, pero no tenemos el dinero para comprar el boleto y pueda hacer el viaje”, argumentó Brenda Jarquín.
La progenitora del ahora absuelto de culpas momentáneamente se encuentra en la ciudad de León, en el hermano país de Nicaragua, hasta donde viajó para asistir a una de sus hijas que fue operada hace algunos días.
La familia Jarquín está integrada por cinco hijos, cuatro hermanas y el único hijo varón, Clemente. Todos esperan con ansias volver a ver a su hermano, el que partió en enero de 2003 de Honduras, en busca de un futuro mejor para su familia.
Brenda aprovechó el momento para expresarle a su hermano por medio de EL HERALDO: “Hermano, quiero decirte que estoy muy contenta y deseo verte para abrazarte. Esta Navidad va a ser linda porque lo vamos a tener aquí”.
Brenda confió que en su casa desde hace muchos años no ponían un árbol de Navidad por la tristeza que les embargaba, pero ahora la alegría ha retornado a casa.