TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Continúan los abusos por parte de la Policía Nacional de Honduras en contra de los migrantes que atraviesan el país en busca de avanzar en la ruta hacia Estados Unidos.
Así como lo evidenció EL HERALDO en una de sus series de investigación, son muchos los cobros ilegales que algunos uniformados realizan a los extranjeros en puntos fronterizos del país, si es que sus víctimas quieren continuar su camino hacia el denominado “sueño americano”.
En las últimas horas, la subsecretaria de Seguridad, Julissa Villanueva, compartió un preocupante video que fue captado por un ciudadano extranjero y que demuestra que estos actos siguen sucediendo con normalidad.
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En el corto clip, filmado con el teléfono celular del hombre, que por su acento parece ser venezolano, se escucha cuando él, enfocando a los oficiales hondureños, denuncia que está siendo víctima de un cobro por cruzar la frontera hacia Guatemala.
“Bueno, mi gente, nos encontramos acá en territorio hondureño, con quien tengo...”, alcanzó a decir el afectado, antes que uno de los uniformados, acercándose sigilosamente a él y fingiendo revisar su propio celular, intentara arrebatarle su teléfono.
De inmediato, se escucha cómo los demás migrantes le reclaman por su acción, mientras el teléfono cae al suelo y continúa grabando.
“Pásame mi teléfono”, le repite varias veces el migrante, mientras el oficial hace caso omiso, se toca su arma de reglamento en señal de amenaza y camina hacia la patrulla con número 921.
Ante la indignación del grupo de migrantes, los oficiales optan por darles la espalda para evitar seguir siendo grabados y al fondo se escucha cuando algunos de ellos les gritan: “¡Corruptos! ¡Corruptos!”.
El video fue compartido a través de la plataforma de videos TikTok el pasado 27 de agosto, por un usuario de nombre José Manuel y cuenta con más de 100 mil reproducciones.
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INVESTIGACIÓN
La funcionaria compartió el video en su cuenta de Twitter y comentó: “En la frontera de Guatemala un grupo de migrantes encuentran a la @PoliciaHonduras y deciden filmar, sin embargo el policía, irritable, sin decir nada, se acerca arrancándoles el celular, se investiga desde ya este incidente y solicita reporte @dpi_honduras”.
EXTORSIÓN, INTIMIDACIÓN Y ABUSOS
Semanas atrás, un periodista de la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus logró infiltrarse en un bus repleto de migrantes y hacer junto a ellos el recorrido por la capital, la zona norte y el área fronteriza de Honduras y Guatemala, con el fin de documentar la extorsión que sufren a diario los extranjeros.
A eso de las 2:20 AM. El momento llegó: un retén ubicado en medio de la calle en la comunidad de La Ceibita, Santa Bárbara, fue el lugar elegido por los policías para realizarles cobros ilegales a los foráneos, aprovechándose de su posición de autoridad.
“Buenas noches, ¿todos en este bus son extranjeros, verdad?, repito, ¿todos en este bus son extranjeros? Bueno, se me van a bajar todos y me van a hacer una fila por nacionalidad, las mujeres que andan chineando se quedan adentro. Va pues, a circular para abajo”, ordenó con firmeza un oficial de la Policía Nacional.
En la unidad viajaban unos 50 migrantes extranjeros y el periodista de la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus encubierto (guardó silencio). Poco a poco, las personas comenzaron a bajar con un poco de temor por la forma en la que fueron sorprendidas.
“Cubanos por aquí, venezolanos para allá, ecuatorianos se me quedan aquí parados, (un haitiano viajaba solo) vos que andás solo andate con los cubanos para allá”, mandó el uniformado ante la zozobra de los extranjeros que no entendían por qué la Policía Nacional de Honduras casi los acorralaba en ese lugar frío y solitario, y de paso los separa de acuerdo con su nacionalidad.
“Pero aquí tenemos el salvoconducto que nos entregó Migración en, ¿cómo se llama? Choluteca”, increpó un cubano.
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“Callate que nadie te preguntó nada, ni sabés para qué los apartamos, hagan caso si se quieren ir rápido, por mí nos estamos toda la noche, yo de aquí no me muevo”, amenazó el mismo oficial mientras giraba órdenes a otros tres elementos para que acompañaran a cada uno de los grupos a zonas oscuras alejadas del retén policial.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus se unió al grupo de 25 cubanos con la grabadora del celular encendida, para tratar de captar las palabras del policía.
“Esto es sencillo, todo extranjero que pasa por aquí paga un impuesto, ustedes por ser cubanos van a pagar 20 dólares cada uno y digan que les fue bien, los ecuatorianos pagan 100, lo mismo los colombianos, solo ustedes y los venezolanos porque están hechos mierda pagan 20”, dijo sin pudor el uniformado.
Al menos tres cubanos del grupo levantaron el salvoconducto que les entregó el Instituto Nacional de Migración (INM).
“Nos dijeron que no teníamos que pagar nada”, dijo uno. Otro lo secundó: “Eso nos dijeron allá en Choluteca”.
El uniformado, visiblemente molestó, expresó: “Vaya, vos y vos, si no tienen pisto, pues se quedan los demás... Aquí yo puedo estar toda la noche y despachar el bus, ustedes deciden”.
Un joven le dijo casi en susurro que solo andaba 10 dólares y el policía le respondió: “Que te ajusten ahí, ¿no son cubanos todos?”.
El uniformado se percató que el periodista encubierto tenía el celular en la mano, a lo que reaccionó: “¿Vos qué estás haciendo con ese celular? Enseñá dónde estás metido”, le dijo al reportero.
“No, solo estoy en la cámara”, respondió.
“Desbloquealo, pue”, amenazó.
El policía se metió a la galería del celular y no encontró nada extraño, pero la duda lo estaba matando.
“¿Vos no sos cubano, va?”
“No”, respondió el periodista.
“¿Entonces qué hacés aquí? Dame tus papeles”.
“Es que no escuché lo que dijeron cuando se subieron porque venía dormido y solo me vine en el grupo”.
El policía retó al periodista a que confirmara para dónde iba. Sin argumentos de peso, el reportero respondió que iba con los del bus. Desconfiado, el uniformado pidió al periodista encubierto que se quedara aparte, le robó el dinero a todos los migrantes y se fue donde el conductor del bus para que le confirmara la versión.
Con nervios, el chofer le dijo que se lo había montado el despachador porque era familia de él y que sí iba con ellos.
“Subite, pue, si no te querés quedar doblado”.
Una vez adentro del bus y con la unidad en marcha, el periodista encubierto se paró y les explicó a los migrantes de qué se trataba todo: “¿Me pueden dar sus testimonios?”.
Inmediatamente, con el bus en ruta y la grabadora encendida, los extranjeros comenzaron a relatar. “Todos pagamos 20 dólares, usted vio”, dijo uno.
Esta es la segunda parada que hacen porque en Choluteca solo escogieron a cinco, dijo otro.
Una cubana relató que el oficial les amenazó con no dejarlos ir y quitarles la maleta.
“A nosotros nos quitaron 100 cada uno”, dijo un ecuatoriano, mientras los venezolanos, sorprendidos, murmuraban sobre la gran cantidad de dinero.
“A mí me perdonó, le dije que no andaba nada y me dijo que me callara, pero cuando pasó por el dinero no me quitó”, dijo un venezolano.
Con los testimonios en grabadora, llegó el momento de abandonar el bus.
El chofer se negó a bajar al periodista encubierto en la mitad de la nada: “Te voy a bajar pero en una gasolinera, aquí te van a matar”. Con la evidencia suficiente, en frente de una gasolinera en la carretera a Santa Bárbara, el periodista se bajó, se cambió de ropa y se subió al vehículo que le venía dando seguimiento.
Los delincuentes solo en esa noche pararon al menos 10 buses con 50 migrantes cada uno, a casi todos les metieron mano en el bolsillo para una noche redonda que les dejó miles de dólares a costillas de los migrantes que pasan por Honduras.
Es así que por noche se llegan a movilizar hasta 500 migrantes y la mayoría como mínimo se ven obligadas a pagar 20 dólares, algunos hasta 100, por lo que la fuerte suma traducida a lempiras ronda el medio millón.
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MUEREN INTENTANDO EVITAR LA EXTORSIÓN
Situaciones como la antes descrita ocasionan que los indocumentados tengan que atravesar puntos ciegos para no encontrarse con los policías corruptos, sin embargo, al hacerlo se exponen a nuevos riesgos, que van desde asaltos por grupos criminales, secuestros y fatales accidentes. Esto sin dejar de mencionar que también son estafados por conductores de transporte y comerciantes que sobrevaloran sus productos y servicios, aprovechándose de la necesidad y el desconocimiento del valor de la moneda.
Precisamente, el pasado 28 de septiembre, unos 11 migrantes que cayeron en las garras de personas sin escrúpulos, naufragaron en una canoa cuando intentaban cruzar el caudaloso río Guayambre en el departamento de El Paraíso, zona oriental de Honduras.
La tragedia quedó captada en un video aficionado grabado por una persona que se encontraba cerca y muestra cómo el pipante es arrastrado por la fuerza de la corriente.
En el corto clip se observa cómo, aunque el lanchero rema con todas sus fuerzas, el agua mueve la embarcación a su voluntad y una vez en medio del río, la sumerge con todos sus ocupantes dentro.
Las personas que veían la escena a varios metros gritaron aterradas: “¡Se hundió!” y corrieron para intentar ayudar, pero aunque lograron rescatar a la mayoría sin mayores daños, lamentablemente dos adultos y un niño fueron arrastrados sin dejar rastro.
De inmediato, los lugareños y posteriormente las autoridades, comenzaron con la búsqueda de los desaparecidos, siendo uno de ellos un ciudadano de origen venezolano, un niño brasileño de apenas dos años y su padrastro, de origen haitiano.
Al día siguiente fue encontrado el cuerpo del niño, quien fue identificado como Nickey Louis Shilove Emisca y fue hallado en la comunidad de El Torneado, a unos 10 kilómetros de donde ocurrió el naufragio.
Mientras tanto, su madre, Emisca Shilove, quien también viajaba en la embarcación y logró sobrevivir, no solo luchaba con el dolor de perder a su bebé, sino que además, con la angustia de todavía no encontrar a su pareja.
Posteriormente, se encontró un segundo cuerpo, el cual al principio se creía que correspondía al padrastro del menor, pero luego se confirmó que era del venezolano Jerry Junior Contreras Sosa, quien también había caído del pipante.
Desde entonces, se siguen realizando acciones para dar con el paradero del haitiano Billy Sontesr, quien se cree pudo haber sido arrastrado mucho más lejos que las dos primeras víctimas.
CONFIRMA EL COBRO ABUSIVO
La madre de Nickey explicó a las autoridades hondureñas que el grupo de migrantes recién había realizado su ingreso a Honduras por Trojes, El Paraíso, donde hicieron su registro para recibir el denominado salvoconducto que les permite transitar por el país sin problemas, en su camino a Estados Unidos.
Agregó que fueron dos sujetos en motocicletas los que los interceptaron en una calle de tierra para decirles que iban con rumbo equivocado, que la carretera estaba totalmente destruida y que solo por el río podían salir, “dijeron que era el único camino”.
Sin conocer el lugar y luego de pagarles 25 dólares a cada uno, los extranjeros se dejaron guiar por los hombres hasta las riberas del río Guayambre para comenzar la terrible odisea.
Relató que luego de un tiempo un hombre apareció para acomodarlos en el pequeño pipante “15 dólares nos cobraron para cruzarnos” y comenzar la travesía por el caudaloso río.
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