TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La casa del insigne poeta Luis Andrés Zúñiga resistió en algunas de sus partes los embates del huracán Mitch, pero no evitó la pérdida de los originales de las piezas oratorias que inmortalizaron la memoria de quien fue secretario privado de Rubén Darío.
EL HERALDO encontró esta casa ubicada en la Primera avenida de Comayagüela, frente al río, que de no ser por la labor sistemática de los descendientes del autor de las fábulas, ya no hubiera ni huellas del lugar que sirvió de inspiración a uno de los mejores bardos que registra la historia literaria del país.
El inmueble, que hoy tiene un estacionamiento en su traspatio, saludaba con su frontispicio la Calle Real de Comayagüela y se extendía hacia atrás hasta pegar con la Primera avenida, frente al río Grande. Ocupaba, aproximadamente un cuarto de la cuadra.
Tras la tragedia del Mitch, hace veinte años, los parientes del poeta, lejos de recibir la solidaridad y apoyo de las autoridades municipales, fueron criticados por no haber donado la voluminosa biblioteca del autor del Himno al Pino. Y no solo se perdieron los más de 1,600 libros, sino las condecoraciones, el reconocimiento que recibió en 1951 cuando se le concedió el Premio Nacional de Literatura y toda la correspondencia privada en la que destacaban cartas recibidas de Gabriela Mistral, Rubén Darío y Vargas Vila, entre otros.
También desapareció la pared que contenía un poema que con su mano escribió el poeta peruano José Santos Chocano cuando visitó a su amigo hondureño. Esta pared estaba en el famoso “cuarto brujo”, que fue una de las primeras peñas frecuentada por los intelectuales de la época que se reunían para departir y declamar poesía
y verso.
“Aquí él nació y vivió, esta casa es un tesoro familiar y un tesoro que guardar porque se perdió todo con la inundada del huracán”, dijo su bisnieto Carlos Guido Berlioz Zúñiga.
“Luis Andrés Zúñiga fue secretario privado de Rubén Darío cuando ambos estaban en Francia, él le colectaba toda la correspondencia que le llegaba en barco”, recordó con orgullo su bisnieto.
Lo trató durante 21 años
El portalira nació el 30 de abril de 1878 y murió el 22 de junio de 1964 cuando tenía 86 años, víctima de un paro cardíaco. Concepción Zúñiga Alberto es una de las nietas del poeta que convivió con él 21 años hasta que murió víctima de un infarto el 22 de junio de 1964. ¿Cómo fue la muerte del poeta?, le preguntó EL HERALDO.
“Su hija mayor, Delia Rosa, cumplía años ese día y la habían invitado a cenar. Antes de salir me dice: vayan a ver a papa Luis a su cuarto, mi hermano lo fue a ver y le dice: papa Luis, ¿qué tal? Él quería abrir una botella de vino. Como a los 15 minutos mi hermano me vuelve a decir: voy a ir a ver a papa Luis (de nuevo) y me grita. Conchi, Conchi, venite. Yo siento que papa Luis no respira. Llamo a quien después fue mi esposo, se vino con oxígeno y cardiólogo, pero ya había fallecido”.