Honduras

La Trinidad: símbolo de la grandeza y genio de Francisco Morazán

Honduras no le ha dado el trato que se merece al sitio donde Morazán inició su ruta liberadora. Tras La Trinidad, Morazán continuó su lucha triunfal en Gualcho, San Antonio, Jocoro, San Miguelito, Las Charcas, San Salvador, Mixco, Guatemala, Las Lomas, El Espíritu Santo y San Pedro Perulapán, entre otras


13.09.2019

SABANAGRANDE, HONDURAS.- Solo la astucia y el talento pueden justificar la victoria de Francisco Morazán en la batalla de La Trinidad, lugar donde un imponente monumento hace honor a la memoria de quien se considera el más importante hombre de Centroamérica.

Con tan solo 375 hombres contra 1,150 que lideraba el coronel invasor José Justo Milla -enviado de Arce- Morazán lo derrotó, lo humilló y lo obligó a abandonar el país. Era el inicio de una larga carrera militar del líder unionista.

El historiador Miguel Ángel Cabrera considera que Honduras debería sentirse orgullosa porque fue en La Trinidad donde Morazán comenzó su camino triunfal hacia Guatemala, donde en 1830 tomó posesión de la República Federal de Centroamérica.

Tanto Cabrera como el también historiador Carlos Turcios -entrevistados por EL HERALDO- coinciden en que a Morazán no se le debe recordar por sus éxitos en más de veinte batallas, sino como un estadista, visionario, pensador, educador, humanista, progresista y, sobre todo, unionista.

Histórico

12 de abril de 1829. En esta fecha, Morazán entró triunfante en Guatemala después de varias batallas por la restauración de la República. Lo primero que hizo fue obligar a diputados opositores a devolver dineros y bienes mal habidos.


Él se vio forzado a tomar las armas para restaurar la República violentada por su presidente Manuel José Arce, quien traicionó los principios federales y liberales para aliarse con las fuerzas oscurantistas, enemigas del progreso, la educación y la cultura.

La Trinidad es un monumento que solo impresiona por su altura en cuya cúspide aparece Morazán parado levantando su espada.

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A excepción de algunas placas de reconocimiento colocadas por ciertas instituciones, no hay nada de información que pueda orientar a los estudiantes o turistas que con frecuencia llegan.

Está ubicado el monumento aproximadamente a un kilómetro de la carretera pavimentada, sobre una planicie donde se desarrolló parte de la batalla. Antes de llegar al monumento, en el solar de una humilde casa, el visitante se encuentra con otro, pequeño y color blanco, que simboliza de pie al héroe patrio.

El 10 de noviembre de cada año -un día antes de la fecha de la batalla- las Fuerzas Armadas (FF AA) llegan al lugar a rendirle homenaje a su soldado inspirador.

“Nosotros no los acompañamos porque no queremos que sigan estigmatizando a Morazán como militar de carrera”, explicó a EL HERALDO el director de la Casa de Morazán, Carlos Turcios.

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Foto: El Heraldo

El historiador Miguel Ángel Cabrera considera que Honduras debería sentirse orgullosa porque fue en La Trinidad donde Morazán comenzó su camino triunfal hacia Guatemala. Foto: Emilio Flores.

La batalla y la astucia

El monumento de La Trinidad está ubicado a inmediaciones de Sabanagrande, carretera al sur, a 36 kilómetros de la capital, en la parte más alta del cerro donde el 11 de noviembre de 1827 se libró una cruenta batalla. Era la segunda en la que participaba Morazán.

El fundador de la Patria tuvo su primera prueba de fuego en la hacienda La Maradiaga, cerca de Comayagua, donde logró derrotar a una expedición que en ese lugar tenía Milla, quien ya había incendiado y tomado Comayagua, además de capturar a Dionisio de Herrera. Pero a Morazán se le terminó la munición y tuvo que retirarse.

Los académicos no perdonan a Milla -originario de Intibucá- el haber capturado a Herrera y mandarlo preso a Guatemala bajo condiciones precarias y recorriendo alrededor de 250 kilómetros seguramente caminando o a lomo de mula.

Morazán no se dejó vencer por las dificultades numéricas y de apoyo logístico. Se fue a El Salvador y Nicaragua y con la adhesión de soldados hondureños, muchos de ellos de Texíguat, organizó un ejército primero de 135 elementos que sumó 375 para ir a liberar a Comayagua.

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“Pude organizar una considerable división y en el campo de La Trinidad acreditar a los hondureños que era llegada la hora de romper sus cadenas”, dice Morazán en sus memorias.

En su “Biografía del General Francisco Morazán”, el historiador Eduardo Martínez López relata que Morazán emprendió el camino con sus tropas hacia Comayagua, “pero al llegar a este pueblo (Sabanagrande) fue informado que este mismo día había acampado en las sabanas de

El Jícaro, situado al norte y a las orillas del valle de La Trinidad, el coronel Justo Milla con un ejército de 1,150 soldados”.

Divide las tropas

Sabiendo que estaba en desventaja numérica, el paladín dividió en grupos su ejército y en seguida “trazó su plan de ataque, en virtud de haber ascendido a la jefatura del Ejército por disposición del coronel Remigio Díaz que era el jefe efectivo”.

Agrega el biógrafo: “Morazán dispuso que en la madrugada debía salir el coronel Ramón Pacheco con ciento treinta y cinco de tropa a tomar posiciones y atacar por el frente al amanecer”. Otro coronel, Remigio Díaz, con 150 hombres, marcharía por el bando noroeste con la misión de encontrar la quebrada de Sicatare, “continuando aguas arriba hasta encontrar el camino real que viene de Ojojona”.

Cuando esta tropa escuchara las descargas de la otra que había salido para atacar de frente atacaría la retaguardia (por detrás) “y Morazán acompañado del coronel Román Valladares flanquearía el lado derecho al estar entablado el combate por el frente y por la retaguardia”.

6 de julio de 1828

Derrotó en Gualcho, El Salvador, a Vicente Domínguez, enviado de Arce. Nuevamente Morazán, en desventaja numérica, utilizó su ingenio para ganar aprovechándose de la oscuridad de la noche y del agua que caía.



“A las primeras claridades del amanecer del miércoles 11 de noviembre de 1827, el combate empezaba muy reñido por el frente destacándose fuertes columnas enemigas haciendo alarde de superioridad; pero en lo más recio de la pelea, las detonaciones de la fusilería anunciaban que el coronel Díaz (morazanista) atacaba con denuedo la retaguardia”.

“Al mismo tiempo”, agrega el biógrafo Martínez López, “por el lado de Hato Grande se atacaba con vizarría (bizarría), viéndose en esa dirección un señor vestido de paisano con sombrero de jipijapa, montado en un caballo negro, revoloteando su sable al viento y dando gritos de aliento a sus soldados. Era Morazán”.

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Foto: El Heraldo

Un segundo monumento en La Trinidad. Foto: Emilio Flores.


“Y ante aquella carga de bayoneta calada, los chapines se desmoralizaron, ya no corrían, sino que volaban escalando las precipitaciones pendientes del majestuoso cerro de La Trinidad”.

Fue así como Morazán proyectó su fama. “Allí capturó Morazán gran cantidad de elementos bélicos y la correspondencia oficial de Milla”.

“La mayor parte del ejército invasor huyó con dirección a Santa Ana y Ojojona, cambiando fusiles por comida y el resto salió por inmediaciones de Comayagüela”.

El derrotado Milla, que había incendiado Comayagua y apresado a Herrera (de quien era su vicepresidente), vino a dar a Tegucigalpa, donde se refugió “en una casa honorable situada frente al hoy Parque Morazán”.

Tras esta victoria, Morazán llegó a Comayagua donde fue elegido jefe de Estado, pero dejó en su lugar a Diego Vigil porque emprendió un duro camino hasta llegar victorioso a Guatemala el 12 abril de 1829.