TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los problemas y los intereses comunes que lo rodean, la Unión Aduanera, el interés comercial, la cooperación extrarregional y la necesidad de tener un aliado diplomático presagia que el nuevo presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cambiará su discurso retórico por el de un estadista.
Atrás quedarán, según los entendidos, esas frases críticas y fuertes que en su momento formuló contra el presidente Juan Orlando Hernández, a quien en más de una ocasión tildó de dictador y no lo invitó a la toma de posesión, como tampoco lo hizo con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y con el de Venezuela, Nicolás Maduro.
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“El Salvador, en el próximo gobierno, va a ser parte de un grupo de países democráticos que creen en las elecciones y en los Estados donde la gente puede elegir de forma democrática a sus gobernantes y estos tres países son muy cuestionados, por ello no serán invitados”, explicó Bukele a la prensa salvadoreña.
Previamente, en su cuenta de Twitter, expresó que “dictadores como Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Juan Orlando en Honduras jamás tendrán ninguna legitimidad, porque se mantienen en el poder a la fuerza y no respetan la voluntad de sus pueblos”.
El discurso cambiará
Relaciones bilaterales
Los cercanos colaboradores del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, adelantaron que las relaciones con Honduras serán normales y cordiales. Esto se lo expresaron al expresidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Augusto Aguilar, invitado especial a la toma de posesión en su condición de miembro del Consejo de Expertos Electorales de América Latina.
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Pero este discurso seguramente va a cambiar. Bukele no ignora que su país tiene actualmente la presidencia pro témpore del Sistema de Integración Centroamericana (Sica), que suele promover encuentros de presidentes del área, a los que ya ha asistido el mandatario hondureño.
En Honduras hay mucha inversión de capital salvadoreño y ambos países mantienen una estrecha relación comercial en una balanza que favorece al vecino país. Por ejemplo, el año 2016, El Salvador exportó a Honduras 471.5 millones de dólares, cifra que subió a 550 millones el año 2017 y a 590.2 el 2018. Mientras tanto, Honduras logró colocar en el vecino país productos por un valor de 334.9 millones de dólares en el año 2016; 330.3 millones de dólares el 2017 y en el 2018 la venta superó los 332.8 millones de dólares, según el Banco Central de Honduras (BCH).
Para el excanciller hondureño Guillermo Pérez Cadalso, Honduras seguirá siendo para El Salvador uno de sus principales mercados y, en ese sentido, “la relación difícil que tiene El Salvador en relación con los países vecinos debe ser una relación fructífera, positiva y de mucho acercamiento”.
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“Él ha declarado que quiere colocar a El Salvador en un sitial de liderazgo y de innovación en el área centroamericana, que ya había perdido y si ese es el impulso que quiere darle a su gobierno, necesariamente pasa por una relación fructífera a nivel comercial, a la cual tendrá que brindarle una especial atención”, afirmó el excanciller. La Unión Aduanera y el Triángulo Norte, del cual también forma parte Guatemala, son cosas positivas en términos comerciales y de cooperación que Bukele seguramente querrá mantener incólume.
“A nosotros no nos cabe duda que, aparte de la retórica que utilizó como candidato personalizando sus ideas, por encima estará la realidad de la política comercial, económica, en momentos difíciles para El Salvador y no digamos (para) Honduras”, añadió.
Otro argumento: “Estados Unidos nos trata como región y no como países aislados, la cooperación viene hacia el Triángulo Norte de Centroamérica. Esto obliga, necesariamente, a una recomposición” en el discurso.
Cambio de retórica
Por su parte, el analista y diplomático Graco Pérez consideró que el hecho de que Bukele no haya invitado a su investidura presidencial a Hernández “marca un antes y un después en la relación con El Salvador”.
No obstante, “espero que siendo presidente actúe como un mandatario y que pueda establecer una comunicación diplomática con el mandatario de Honduras, porque, al final, los dos países tienen muchos problemas en común, como la lucha contra las maras y pandillas, el narcotráfico, el tema comercial, la Unión Aduanera y los países cooperantes que quieren trabajar unidos”, justificó. “Yo espero que cambie esa retórica y piense en su país”.
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