Honduras

'Mi papá siempre preguntaba dónde estaba su hijo”

“Mi papá está en estas condiciones de tanto llorar y buscar a mi hermano Julio, que hace dos años se fue al mar y desapareció”, sostuvo su hijo Celso López.

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07.04.2014

Don Marcelino López Tanislado no solo perdió a su hijo Julio Ernesto López Smith, en su lucha por un poco de justicia también perdió la razón.

Este anciano todas las semanas llegaba a la oficina de la Secretaría del Trabajo
para ver si el patrón de su vástago -desaparecido en el mar cuando buceaba- había respondido a sus reclamos.

La respuesta que obtenía siempre era “no”. Aun así no desistía.

Una semana desapareció, la siguiente tampoco llegó. Sorprendidos por su ausencia, los inspectores del trabajo preguntaron sobre don Marcelino y la respuesta es que estaba postrado en su casa.

Ahí lo encontró EL HERALDO, mientras su hijo Celso López trataba de acomodarlo en una silla de plástico. El cuerpo del anciano, que aún se ve fuerte, es inflexible.

Con su mirada inamovible y vacía parecía querer entrar en el tiempo y regresar dos años atrás cuando por la mañana y por la tarde escuchaba el saludo de su hijo.

Como su padre no puede hablar, Celso -en un español bastante atropellado- contó que hace dos años su hermano Julio se fue como buzo en un barco pesquero del señor Benjamín Galindo y nunca más regresó.

Relató que su papá, junto con el Ministerio del Trabajo, llamaron al propietario de la embarcación pesquera para que diera una explicación de lo sucedido, pero nunca llegó.

Recordó que su padre como pudo fue dos o tres veces a la casa de Galindo “y solo mentiras le dijeron”.

“Mi papá siempre preguntaba dónde estaba su hijo y nunca le dieron respuesta. Solo le decían mentiras”.

Él gastaba su dinero en la búsqueda de Julio y Galindo no le proveía ni un centavo.

Un día de diciembre del año pasado lo vimos que estaba llorando, luego cayó grave y desde ese tiempo está en estas condiciones.

A pesar de su edad de 80 años, él era un hombre fuerte, trabajaba como labrador, y había prometido no descansar hasta saber qué había pasado con su hijo y así poder exigir justicia, manifestó Celso.

Ahora que su padre está postrado, Celso exige también una respuesta sobre lo que pasó con su hermano, así como una indemnización que le permita poner a su padre en tratamiento médico.

Celso sostuvo que para sostener a su papá se rebusca aserrando madera o limpiando milpas.

“Yo también era buzo y fui afectado por la descompresión. Como quedé lisiado, y no me pagaron ni un cinco de indemnización, por eso nunca más volví a realizar ese trabajo, el cual es muy arriesgado”, sostuvo.

De acuerdo con las autoridades de trabajo en esta ciudad, este anciano tiene derecho a que se le pague una indemnización por la pérdida de su hijo.

“No es una favor, sino que la ley, el Código del Trabajo establece que es una obligación de los dueños de botes pagar por estos accidentes”, afirmó Roberto Palma, jefe regional de la Secretaría del Trabajo.

Aunque don Marcelino, de tanto sufrir, hoy vive como una alma en pena, sus familiares creen en la promesa divina de que el espíritu de los pobres y de los justos no perecerá, ni con el fin de la vida.