SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- “Fue un milagro porque quedamos en medio de dos corrientes que pasaron junto a la casa. A través de las ventanas veíamos. Yo pensé que no íbamos a vivir para contarla. Las dos noches se volvieron eternas”.
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Las anteriores son palabras de Earvin Chiapas (28), un docente de la escuela pública de la aldea San José de los Ángeles y residente de la aldea Santo Tomás, quien creyó que sus últimos instantes de vida y de su esposa embarazada serían bajo un alud de tierra en la sierra de Omoa, Cortés. Para más de 400 personas que viven en ocho aldeas de la montaña de Omoa, la pesadilla comenzó el domingo con torrenciales lluvias que se detuvieron el martes por la madrugada.
Las fuertes precipitaciones generaron que desde el domingo por la noche se desbordaran quebradas y se dieran derrumbes espontáneos.
Chiapas, su esposa Enori de Chiapas y su hijastro Lenin Manueles (6) se refugiaron junto a 11 vecinos en una pequeña vivienda y clamaron a Dios para que no los dejara morir entre los muros.
Como “un milagro” catalogaron el hecho de sobrevivir, pues el domingo a la media noche se escuchó un fuerte estruendo; múltiples derrumbes combinados con el desborde de la quebrada local pasaron como un “mar de lodo” junto a la sencilla vivienda en la que se refugiaban.
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Chiapas se pudo comunicar por la red de telefonía de Guatemala con el servicio roaming con sus compañeros de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y se generó una alerta para que helicópteros de la Fuerza Aérea Hondureña llegaran a la zona por medio de coordenadas.
Finalmente, luego de una coordinación con la Cruz Roja de Omoa, Bomberos y la Alcaldía, los helicópteros de la Fuerza Aérea aterrizaron en el campo de la aldea y Chiapas y su familia junto a los 11 vecinos subieron por grupos a las aeronaves y fueron llevados al campo de Tegucigalpita en Omoa y, posteriormente, trasladados a un albergue.
El martes en esa aldea fueron rescatadas 107 personas, pero los pilotos de la Fuerza Aérea Hondureña no pudieron sobrevolar sobre las comunidades ubicadas en lo alto de la montaña, ya que una densa niebla impedía que pudieran maniobrar. La Fuerza Aérea Hondureña continuó ayer con rescates aéreos en la aldea Santa Teresa, ya que las condiciones climáticas mejoraron con el cese de las lluvias.
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Edimar Herrera, oficial de comunicaciones del Comité de Emergencia Municipal, informó que se maneja que todas las casas fueron soterradas en aldea La Estrella en las cercanías de Santa Teresa, las más altas sobre el nivel del mar.