La multimillonaria “fuga” de dinero proveniente de la producción de petróleo en Venezuela a causa del plan de internacionalización del socialismo del presidente Hugo Chávez genera un masivo malestar entre millones de venezolanos que resienten falta de medicamentos en los hospitales públicos o alimentos en su mesa, entre otras carencias.
El candidato opositor presidencial por el partido Primero Justicia, Henrique Capriles, enumeró, en su cierre de campaña en Caracas, el domingo pasado, una serie de asistencias financieras que Chávez ha hecho en sus casi 14 años de gobierno y que rondan los 60 mil millones de dólares.
Estas noticias amargan más el diario vivir de José Pérez, un contador público que se queja del abandono del gobierno en algunos renglones y de darle predilección a otras naciones sin arreglar los asuntos internos.
“Aquí hay mucha necesidad en Venezuela y esa regaladera no es buena y lo que es bueno es primero ver a la casa y si queda, como no, buscar la manera de ayudar a otros países que están sufriendo, pero no despilfarrar el dinero así como lo está haciendo Chávez”, expresó.
Venezuela basa su economía en sus descomunales ventas de petróleo.
Al año ingresa por esa actividad unos 100 mil millones de dólares que, contradictoriamente, no ayudan a cubrir algunos de los requerimientos básicos de los 28 millones de venezolanos. El 90 por ciento de las exportaciones del país sudamericano se basan en la comercialización del crudo.
El 27 por ciento de la población venezolana vive por debajo de la línea de la pobreza.
Esta bonanza ha sido aprovechada por Chávez para drenar parte de esos recursos a naciones que los respaldan en su proyecto del socialismo del siglo XXI, incluyendo a Honduras durante el gobierno del expresidente Manuel Zelaya (2006-2009).
Durante la gestión de Zelaya, Honduras recibió 244 millones de dólares, incluyendo 100 millones que se transfirieron a Casa Presidencial.
Capriles también reveló que la administración de Chávez ha realizado donaciones para la construcción de un estadio de fútbol en Bolivia o para la realización de un estudio de saneamiento del río Hudson, en Nueva York.
Igualmente indicó que con dinero venezolano se financiaron reparaciones de carreteras en Jamaica o construcción de escuelas en la India.
Durante el gobierno de Chávez se ha vuelto crónica la falta de alimentos como leche en polvo, carne de res, aceites, café, azúcar o margarina, entre otros, pero también hay quejas por los racionamientos de energía eléctrica en varios estados.
Para el presidente del Consejo Nacional de la Industria, Carlos Larrazábal, la ayuda de Chávez a gobiernos amigos coincide con la contracción que ha provocado de la empresa privada local.
Recordó que en 1999, cuando el mandatario inició su prolongado ciclo, había 11 mil industrias, cifra que ha bajado a 7 mil establecimientos.
“El sector manufacturero con relación al Producto Interno Bruto era cercana al 18 por ciento y hoy estamos en un 14 por ciento”, expresó.
Entonces, dice Larrazábal, no es congruente que mientras se erogan millones de dólares a favor de países simpatizantes del socialismo de Chávez para impulsar sus industrias, las empresas venezolanas que han sido expropiadas en su mayoría no han recibido compensación.
“La gran mayoría de los casos, en los más de mil establecimientos, ya sea de la industria petroleras, construcción o de manufactura, no se dado la compensación cuando se toman, según las leyes de expropiación y que han sido tomadas de forma militar”, lamentó.
Venezuela requiere de una economía diversificada para depender menos del petróleo, pero mientras en la agenda de Chávez se dé prioridad a la asistencia internacional, ese objetivo estará lejos de cumplirse.
El candidato Capriles ha dicho que “se acabarán los regalos” de dinero cuando él sea presidente y que esos recursos serán utilizados para apoyar la economía local. Según Carlos Pérez Fernández, un desempleado de 45 años, la espera de una oportunidad laboral está lejos de sus manos mientras el presidente venezolano ponga más interés en solucionar los problemas económicos de otros países.
“Algo hay que hacer para detener esta botadera de dinero, ese dinero que se va debe usarse para abrir fuentes de empleo, pero aquí importa más arreglar las cosas de afuera”, deploró.
Los defensores de la política de Chávez aseguran que el mandatario no hace piñata con las donaciones, sino que se trata de contratos entre naciones sin perjuicio de las finanzas de este país.