Concurridas procesiones, alfombras de aserrín, video mapping y fervor del pueblo católico son los principales ingredientes que captan la atención de nacionales y extranjeros este Viernes Santo.
La ciudad colonial, Comayagua, se convirtió nuevamente en la capital de la fe. Diversas actividades religiosas retratan la pasión por Jesucristo.
Este año más de 50 alfombras adornan las calles del casco histórico de la ciudad. Más de 2.5 kilómetros están cubiertos de imágenes alusivas a la fe y el sacrificio del hijo de Dios.
Honduras entera se funde en el fervor, devoción y encuentro de tradiciones con actividades heredadas a través de las generaciones.
La procesión del Santo viacrucis, que inicia en la iglesia San Francisco, es uno de los actos que reúne la mayor presencia de personas de todo el país.
Mientras los feligreses oran en cada una de las estaciones preparadas en diferentes cuadras de la ciudad colonial, las familias aprovechan para observar los tapetes de aserrín que adornan el pavimento.
Además: Ciudad vieja de Jerusalén, una maravilla que cuenta un milagro por metro cuadrado
Choluteca se contagió de feEn el sur del país, la elaboración de las alfombras también es una práctica que capta la atención de los hondureños.
Los jóvenes de la pastoral juvenil de la parroquia San José Obrero dedicaron extensas horas de trabajo para crear unas 12 alfombras.
Más de 150 personas trabajaron en la fabricación de los artesanales tapetes estrechamente ligados al catolicismo.