La Ley Fundamental de Educación enfrenta quizá el peor de sus enemigos. No se trata de la desidia gubernamental, ni de la dirigencia magisterial, se trata de la falta de recursos, es decir, de dinero.
La ley por sí misma no impulsará los cambios que requiere el sistema educativo nacional, para eso se necesita que se aplique al cien por ciento.
Sectores vinculados al sistema advierten que la falta de recursos sería un problema que este gobierno no ha podido sortear.
Hay que señalar que en las disposiciones del nuevo Presupuesto General de la República de 2014, a la Secretaría de Educación prácticamente se le está otorgando la misma cantidad de fondos de 2013, es decir 21,592 millones de lempiras.
Eso obligó a que Educación, en vez de invertir más en el sistema, recortara al menos cuatro programas sociales: Matrícula Gratis, apoyo presupuestario a las escuelas especiales, infraestructura educativa y licencias de docentes. Por eso es que pensar en que Educación tendrá fondos para la aplicación total de la ley es casi una utopía.
El sistema preescolar
Al analizar uno a uno los objetivos de este nuevo marco jurídico, se observa que las metas son ambiciosas y se requieren muchos fondos.
Para el caso, en el Artículo 21 de la Ley, aprobada mediante Decreto 262-2011, el gobierno se compromete a que la educación prebásica es obligatoria para todos los niños.
Ese artículo dice que “la educación preescolar corresponde a las edades de cuatro a cinco años y de cinco a seis años, siendo el último un año obligatorio”.
De acuerdo a Dennis Cáceres, director de Calidad Educativa de Educación, afirma que en el país hay unos 120 mil niños que no reciben educación preescolar.
Entonces, para alcanzar una cobertura al cien por ciento se necesitarían unas tres mil aulas, considerando que en cada una de ellas se albergarían a 40 estudiantes.
Cada aula, según las cifras proporcionadas por el Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS), tiene un costo aproximado de 200 mil lempiras.
A eso se debe sumar que para cada aula se necesita un maestro, es decir que se necesitan unos tres mil docentes solo para este nivel.
El exministro de Educación, Marlon Brevé, analizó para EL HERALDO que para contratar un maestro en el sistema se necesitan 200 mil lempiras anuales, considerando los 14 salarios anuales y sus prebendas.
Entonces, al sumar el costo de las aulas (600 millones) más el presupuesto anual para el pago de maestros (600 millones) se totaliza que solo para cubrir todo el sistema prebásico se necesitan 1,200 millones de lempiras.
Ariel López, asesor en tema de Infraestructura de la Secretaría de Educación, ha calculado que el déficit de aulas en todo el sistema asciende a las cuatro mil aulas.
Sin embargo, la cifra es mayor si se considera las necesidades en los otros niveles educativos.
Primaria y secundaria
En el segundo párrafo del artículo 22 de la ley se menciona que “la educación básica es gratuita y obligatoria. Consta de nueve (9) años; con edades de referencia desde los seis (6) a los catorce (14) años y se divide en tres (3) ciclos secuenciales y continuos de tres (3) años cada uno”.
Honduras está lejos de cumplir con la obligatoriedad de este nivel. Asimismo, en el segundo párrafo del artículo 23 de la ley dice que la educación secundaria “comprende las edades de referencia entre los quince (15) a los diecisiete (17) años y su culminación dará lugar al otorgamiento del título conforme al grado académico determinado por la Secretaría de Estado en el Despacho de Educación”.
En ambos casos, en la educación básica (de primero a noveno) y secundaria (de décimo a undécimo o duodécimo, según sea el caso y la carrera) el país tiene una gran deuda social.
Ramón Ulises Salgado, director del Consejo de Educación Superior, señala que en el país hay cerca de un millón de jóvenes en edad de cursar estudios de educación básica y secundaria (13 a 18 años) que no acceden a esa educación.
El exmininistro de Educación, Marlon Brevé, analizó que hay compromisos de Honduras para elevar la cobertura de educación media, pero que muy difícilmente se cumplirán. Para el caso mencionó que “hay que subir de séptimo a noveno grado de 45 a 100 por ciento y los bachilleratos de 28 a 100 por ciento”.
Solo para este nivel se requerirían 15,000 plazas de docentes en los próximos 10 años, es decir 1,500 plazas anuales. Entonces solo para este sector de la educación se necesitan urgentemente 300 millones (sobre la base de 200 mil lempiras por cada plaza) solo para contratar maestros.
A eso habría que sumar la infraestructura (aulas) que se necesitaría para ubicar a este millón de estudiantes y 1,500 maestros anuales (15 mil en diez años).
López, el asesor de Infraestructura de Educación, estimó que solo para reparar el 75 por ciento de los 24 mil centros educativos públicos que tiene el país, se requieren unos diez millones de lempiras, es decir sin incluir las nuevas aulas que se necesitan.
El Artículo 8 de la Ley, referente “de los niveles obligatorios” dice: “El Estado está obligado a brindar la educación pública al menor desde un (1) año de educación prebásica hasta el nivel medio”, pero en la realidad, actualmente, ni en muchos años, eso no se podrá cumplir.
Inglés y computación
La Ley Fundamental habla incluso que en el nuevo modelo educativo se debe impartir clases del idioma inglés, de la lengua materna en el caso de los grupos indígenas y enseñar computación. Pero la aplicación de estos nuevos preceptos educativos se ven difíciles de alcanzar en el corto plazo.
En el capítulo II, “Del currículo de la educación nacional”, en su artículo 60 reza que “el currículo nacional debe incorporar en las diferentes modalidades del Sistema Nacional de Educación desde el nivel prebásico, al menos: la enseñanza del idioma inglés, enseñanza en sus lenguas maternas a los pueblos indígenas y afrohondureños, utilización de las tecnologías de información y comunicación electrónica...”.
Brevé estima que solo para enseñar inglés en el sistema se deben contratar otros cinco mil maestros en los próximos diez años (mil millones en ese plazo, o sea cien millones anuales).
El ministro de Educación, Marlon Escoto, dijo que han comenzado a cubrir esa brecha, pues este año se crearon 500 plazas, pero solo para que impartan clases en el idioma nativo de los pueblos indígenas y afrodescendientes.
Para la enseñanza de computación, el gobierno enfrenta quizá el mismo reto que en el tema de inglés, pero con un elemento adicional: Se debe equipar a los centros educativos con computadoras. Pero Escoto se muestra optimista pese a este realista panorama.
El funcionario destaca que en este año se ha elevado el rendimiento académico del sistema en al menos un tres por ciento comparado con el año anterior.
Anunció además que, con el paso al que se marcha actualmente, Honduras cumplirá con las metas EFA planteadas para el 2015.