Honduras

Nasralla llama a la violencia

11.08.2017

Inaceptable lo que dijo el candidato de Libre, que el día de las elecciones si sus militantes observan la más mínima irregularidad que tomen “la justicia en sus manos”.

Es un claro llamado a la violencia, a la confrontación entre rivales políticos. Es claro que los asesores de campaña han optado por el estilo Trump, hacer o decir payasadas o insensateces, para conectar con el populacho y así ganar popularidad y adeptos.

La violencia política electoral se ha venido erradicando en Honduras poco a poco. Hace treinta años o más, era común que en las elecciones los rivales partidistas se fueran a los golpes o se sacaran las pistolas por los fraudes del pasado, pero eso se ha ido superando, de ahí que el llamado de Nasralla nos remonta a épocas a las que nadie quiere retornar.

De antemano se sabe que el actual proceso electoral será de alta tensión, porque es vital para dos partidos de la oposición ganar en noviembre, de lo contrario se sumirían en una profunda crisis de credibilidad ante sus seguidores, para ellos es una elección de vida o muerte, razón por la cual están haciendo todo por deslegitimar el posible triunfo del partido en el poder y cantando fraude, porque al perder ellos las elecciones ya tienen lista la justificación.

Este es un libreto implementado desde el año pasado, “Mel“ Zelaya ha dicho que si no se nombra su representante en el Tribunal Supremo Electoral no reconocerán los resultados electorales, que si no se aplica el lector de huella tampoco y si no se contratan empresas allegadas a Libre, en lugar de Mapa Soluciones, no habrá elecciones.

A esas amenazas ahora se suma el llamado a la violencia de Nasralla.

Hay hondureños de buena fe que han puesto sus ojos en ese candidato de la oposición, pero esa y muchas otras expresiones deberían servirles para reflexionar sobre el tipo de gobernante que tendría Honduras de llegar Libre al poder.

Si Nasralla no se mide con las palabras, qué no lo haría con sus acciones gubernamentales.

Los que desesperadamente quieren un cambio, deben tener mucho cuidado, no vaya a ser que la medicina sea peor que la enfermedad o, como dice un amigo analista, “que resulte un salto al vacío”.