Honduras

“La población no quiere premios ni dádivas populistas”: El llamado de la Conferencia Episcopal en Navidad

En el escrito se enumeran algunos de los conflictos que han generado que la población hondureña viva en tinieblas y los obispos aprovecharon para hacer un llamado a las autoridades
22.12.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Se acerca la Navidad y la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) hizo un pronunciamiento público en el que recordó el significado de esta importante fecha, pero también aprovechó para hacer un comparación entre lo que evoca la festividad y la deuda que la clase política tiene aún con el pueblo hondureño.

El mensaje fue titulado “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz” y comienza expresando a la población los mejores deseos de parte de los obispos de la Conferencia Episcopal.

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Posteriormente, hace una analogía de la oscuridad, que en el lenguaje religioso se refiere al pecado que hay en el mundo, la cual se interrumpió con el nacimiento de Jesús y con él la esperanza y el amor que Él traía a la tierra.

Pero además, recordaron que mucha de esa oscuridad sigue sobre la población hondureña, que está cansada de lidiar todos los días con conflictos no atendidos por sus autoridades, como en temas de salud, educación, seguridad ciudadana, entre otros.

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“El pueblo hondureño espera ver solucionado cuanto antes, para que se le ofrezcan a la población motivos reales de esperanza”, enfatiza el escrito, donde además recuerdan que la pandemia y otros flagelos han incrementado la tensión.

“La población, consciente de lo que Honduras necesita, no quiere premios ni dádivas populistas. Quiere justicia que garantice sus derechos”, agregaron los obispos en relación a las recientes determinaciones del gobierno, en donde se instruyó a los funcionarios a repartir alimentos y otras ayudas en ocasión de la Navidad.

Y citaron ejemplos de compromisos no cumplidos, como la promesa de luchar contra la corrupción al instalar la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (Cicih) o el fin del maltrato a los migrantes, entre otros.

Finalmente, la Conferencia Episcopal pidió a los hondureños regalar paz, reconciliación, ternura, alegría y otras cosas intangibles que ayudan a crear un ambiente óptimo para darle la bienvenida a un nuevo año en el que se espera que el horizonte sea menos gris para la población.

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A continuación el mensaje íntegro:

Queridos hermanos,

Los obispos de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH), les expresamos a cada uno de ustedes, a sus familias y comunidades, nuestros mejores deseos de paz, gozo y felicidad, en la celebración de la Navidad del Salvador.

Este acontecimiento nos dispone interiormente para reconocer en el niño que nace en Belén, a Cristo, luz del mundo y sol de justicia: “Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida”, (Jn 8, 12)

Y en el lenguaje bíblico, el mundo, en cuanto a realidad sometida al pecado, alejada de Dios y cerrada a la trascendencia, queda simbolizado en la imagen de la noche oscura. Es precisamente en esta noche cuando la luz divina resplandeció para toda la humanidad y los ángeles anunciaron a los pastores la buena noticia: “Hoy les ha nacido un salvador”, (Lc 2,11)

Ante el misterio, los pobres, los humildes, los que buscan y esperan un mundo mejor, se admiran y se alegran, porque ha brillado para ellos la esperanza y “se ha manifestado la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres”, (Tito 3,4) ¡Esta es la buena noticia que se actualiza en Navidad!

Animados por la fe, los invitamos a acoger y vivir esta buena noticia, de manera que les ensanche la mirada hacia el horizonte de una paz estable y verdadera, de una comunión fraterna sobre la base del amor y de un compromiso con el cuidado y el respeto a la vida.

En el contexto actual, después de lo vivido con la pandemia y el ambiente previo a la Navidad, se aprecia en la población hondureña el crecimiento de un clima de reactivación de las relaciones interpersonales, familiares, económicas, laborales y culturales. Pero también en el mundo del quehacer político se elevan las tensiones por motivo de la discusión del presupuesto del Estado, de los conflictos no resueltos en salud, educación, transporte, seguridad ciudadana y en todo aquello que el pueblo espera ver solucionado cuanto antes, para que se le ofrezcan a la población motivos reales de esperanza.

La población, consciente de lo que Honduras necesita, no quiere premios ni dádivas populistas. Quiere justicia que garantice sus derechos, como lo es la instalación de la Cicih, que venga a responder al reclamo de una lucha seria y frontal contra la corrupción y la impunidad. Quiere que la migración sea el ejercicio de un derecho humano, sin riesgo de perder la vida, que fue lo que obligó a José y a María a dejar su patria, para proteger la vida de Jesús.

Por eso, Navidad sí consiste en un regalo que no merecemos y que llega a nosotros como “gracia de Dios para salvar a toda la humanidad”, (Tito 2,11). En efecto, la Natividad es gracia que recibimos por medio de Jesús, fruto del amor gratuito de Dios y que gratuitamente debemos saber compartir con los demás.

Queridos hermanos, sepamos regalarnos mutuamente la paz, la reconciliación, la ternura, la alegría, que puedan dar, como fruto, un año 2023 lleno de buena voluntad, que es lo que los ángeles deseaban a la humanidad cuando anunciaban a los pastores en Nacimiento de Jesús, el Dios -con- nosotros, el Enmanuel.

En el interior de nuestra Iglesia Católica, el Dios -con- nosotros es un fuerte llamado a la comunión, que aún no logramos vivir del todo; es un llamado a ser un “nosotros”, capaz de unir todas nuestras fuerzas para lograr un mundo reconciliado y en paz.

Que la paz que nos trae el Señor habite en el corazón de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. ¡Felices Fiestas de la Natividad del Señor!

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