TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Siguiendo o no el manual ya establecido para su protección, desde que entró en servicio en 1985, a la represa hidroeléctrica Francisco Morazán, más conocida como “El Cajón”, se le han realizado varias descargas, supuestamente, para proteger la cortina, así como las turbinas.
En los 37 años de funcionamiento, durante al menos seis inviernos se le han realizado vaciados, algunos de ellos muy polémicos como el de 1993, en el gobierno de Rafael Leonardo Callejas, cuando se le sacó agua y luego la represa quedó fuera de operaciones, generando en el gobierno de Carlos Roberto Reina (1994-1998) una crisis de energía en el país.
Posteriormente, en 1998, durante el huracán Mitch también se le practicaron descargas, igual ocurrió en los años 2008, 2010 y 2020 durante los fenómenos tropicales Eta y Iota. La última ocurrió el fin de semana recién pasado. Muchas veces se ha señalado que tales descargas son generadoras de inundaciones en el Valle de Sula, pero nada de eso se ha comprobado y las autoridades de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) siempre lo han negado.
La reciente descarga de 26 millones de metros cúbicos realizada por las actuales autoridades de la ENEE, cuando la represa estaba a un nivel de 281.95 metros sobre el nivel del mar (msnm) y la dejaron en 281.65, fue duramente criticada por el sindicalista Miguel Aguilar, pero defendida por el exgerente de esa estatal eléctrica Manuel Arriaga Yacamán.
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Ante la polémica si a través de la historia las descargas se han realizado siguiendo los protocolos y no las emociones de algunos gerentes de la ENEE, una fuente que conoce perfectamente el funcionamiento de la represa, bajo las condiciones del anonimato, aseguró que hasta la fecha la mayoría de los vaciados de “El Cajón” se han ejecutado siguiendo el manual establecido, “pero no esta vez”.
Se descargó cuando el nivel estaba más o menos en 281.95 y se empezó a descargar 350 metros cúbicos por segundo. “No importa la cantidad, lo que pasa es que no se dio seguimiento al protocolo que hay para la apertura y cierre de las compuertas”, aseguró.
Explicó que el nivel máximo y óptimo de operaciones es 285 metros sobre el nivel del mar y que entre 285 y 290.2 es para control de inundaciones.
La represa puede almacenar agua hasta los 290.2 metros, pero al llegar a ese nivel se tienen que parar las turbinas y descargar el agua para evitar daño en las generadoras de energía y en la cortina.
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Además, según los protocolos para realizar las descargas, también se tiene que tener como referencia el caudal del río Ulúa. Cuando su caudal es de 1,000 metros cúbicos por segundo no se puede hacer descargas. Si el volumen del afluente es de 800, únicamente se puede soltar el agua que corresponde a la operación de las cuatro turbinas, o sea, solamente 200 metros cúbicos por segundo.
“Si hay 800 metros cúbicos por segundo que están pasando por el Ulúa más los 200 de las turbinas entonces se completan los 1,000, no se pueden descargar más, pero suponiendo que el Ulúa lleva 500, más 200 de las turbinas entonces sí se pueden abrir las compuertas para sacar 300 metros más y completar los 1,000”, detalló.
Por su parte, las autoridades de la ENEE defienden que las descargas no impactaron en el nivel del Ulúa y tampoco provocaron inundaciones.
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Error
“En esta ocasión el caudal del Ulúa estaba bajo y podía descargarse los 350 metros cúbicos, lo que pasa es que se hizo en una forma inadecuada porque debería haberse ejecutado en un nivel arriba de los 285 metros. No se esperó, por hacer show, siempre ocurre eso con los gerentes. Derramaron unos 26 millones de metros cúbicos, eso más o menos representa unos 1,300 megavatios hora en energía que se botaron, que se hubieran turbinado. En dinero eso representa 1.4 millones de dólares (35.4 millones de lempiras) botados por una mala operación, eso deberían cobrárselo a la parte gerencial y técnica de la ENEE”, señaló la fuente.
Tuvieron que haber esperado para sacarle agua a la represa. El manual es claro: entre los 285 y 290.2 metros es una reserva para detener las inundaciones. Cuando se llega a los 290.2 se tienen que parar las turbinas, porque la presión del agua es muy fuerte y puede dañarlas, igual puede ocurrir con la cortina, por eso desde ese nivel todo lo que va llegando al embalse hay que botarlo para seguridad de la presa pues hay posibilidades de que se pueda volcar, explicó el experto.
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