De igual forma, varios autobuses que viajan desde Tegucigalpa hacia la frontera con Guatemala se llenaban de personas que pretendían llegar a tiempo para alcanzarlos, con el objetivo de sumarse al numeroso grupo.
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Hombres, mujeres y niños caminaban cargando unas pocas pertenencias. Las cámaras de los medios de comunicación documentaron a familias enteras que intentaban mantener el ritmo al caminar para no quedarse atrás, pues algunos ni siquiera conocen la ruta hacia la frontera de Corinto. Muchos eran nicaragüenses, cubanos, venezolanos y de otras nacionalidades, que esperaban en Honduras la oportunidad para retomar el viaje al norte, o que cruzaron las fronteras hondureñas en las últimas horas para sumarse a la primera caravana migrante del año.
Crisis
Que este masivo grupo de personas haya salido con la esperanza de llegar de forma irregular a Estados Unidos, a tan solo 15 días de haber iniciado el año, es para los expertos una situación alarmante, que debe ser analizada por los gobiernos de los países de donde proceden, pues de no mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos, las movilizaciones como estas podrían repetirse con mayor frecuencia.Por otro lado, aseguran que el panorama para los migrantes es desalentador, pues aunque se ha logrado abolir muchas de las políticas migratorias aprobadas durante la gestión del expresidente estadounidense, Donald Trump, el ingreso al país norteamericano sigue siendo difícil.
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Itsmania Platero, defensora de los derechos de los migrantes, dijo que 'es muy difícil lo que se espera ahorita para la población migrante, porque precisamente ayer en horas de la tarde, salió uno de los contingentes más fuertes de nicaragüenses que evandiendo todos los controles migratorios han tomado puntos montañosos, peligrosos, para poder llegar a Honduras y no solo se estarían uniendo hermanos de Nicaragua, sino también de Guatemala, hermanos haitianos, gente que viene de Cuba, para unirse al grueso de esta caravana e ingresar a Tapachula (México) que sería de nuevo una cárcel, como lo vaticinan los mexicanos'.
Por otro lado, aseguró que las autoridades de Guatemala y México, países de tránsito obligatorio para los migrantes, ya comenzaron a blindar sus fronteras, además, los indocumentados podrían ser acechados por grupos criminales al tomar otras vías, como se ha visto en años anteriores.
Desesperanza y miedo
Un hondureño que cargaba sobre su espalda una pequeña mochila de la Selección de Honduras, narró que tras estar un año sin empleo y con tres hijos que mantener, decidió emigrar, pues consideró que en su natal, Trojes, en el departamento de El Paraíso, ya no hay esperanzas para él, aunque allá quedó toda su familia.'Todo es un riesgo', les respondió a los periodistas, que le preguntaron sobre las dificultades que podría encontrar en ese camino desconocido.
Por su parte, un nicaragüense que llevaba de la mano a su pequeña hija y a su esposa, dijo ser originario de Masaya y lamentó tener que exponerse a lo incierto, atravesando varias naciones para poder brindarles un mejor futuro, pero afirmó que de seguir en su país solo les espera pobreza y 'problemas sociopolíticos'.
'Si nosotros tuviéramos una calidad de vida mejor, creo que nadie se movilizaliría para allá, nadie dejara a sus familiares, a su tierra', concluyó.
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