Esa cantidad equivale a 95,222 personas que tuvieron que abandonar sus viviendas para proteger sus vidas de las inundaciones y los deslizamientos de tierra.
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En un abrir y cerrar de ojos estos hondureños perdieron todas sus pertenencias.
Las inundaciones que dejaron los fenómenos tropicales destruyeron en gran magnitud el valle de Sula y otras regiones de la costa norte y el occidente del país.
Los hondureños están con la incertidumbre de dónde vivirán una vez que cierren los albergues, pues decenas de ellos perdieron en su totalidad sus viviendas.
Otros están a la espera de que remuevan los escombros y realicen labores de limpieza para poder regresar y verificar qué pertenencias pueden rescatar.
Viviendas
El informe de daños de la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (Copeco) establece que 41,865 viviendas resultaron afectadas por las inundaciones.Mientras que otras 3,685 casas resultaron dañadas por completo, por lo que las personas que residían en ellas no podrán volver.
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Las regiones donde más viviendas resultaron afectadas son: Yoro, Cortés, Santa Bárbara, Colón, Choluteca, Atlántida y en Francisco Morazán.
A su vez, hay 10 comunidades incomunicadas por los desastres causados por los ciclones.
Ahí habitan unas 274,992 personas que siguen incomunicadas desde hace unas tres semanas y no tienen acceso a los insumos básicos.
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Hay 25 puentes destruidos por las crecidas de las corrientes de los ríos caudalosos.
El gobierno impulsa un proyecto para construir viviendas sociales para los damnificados.
También se rehabilitarán las viviendas que no hayan sido dañadas por completo y se entregarán a sus dueños reconstruidas, limpias y pintadas.
Mientras tanto los damnificados requieren del apoyo y la solidaridad de personas, empresas, organizaciones y fundaciones para acceder a víveres, ropa, productos de higiene y otros insumos necesarios.
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