TEXAS, ESTADOS UNIDOS.- Divimara Lamar Nava, esposa de Francisco Oropeza, detenida por supuestamente encubrir al individuo acusado de la masacre que acabó con la vida de cinco hondureños en texas, compareció ante un juez en las últimas horas.
La mujer, de 53 años, fue detenida el pasado martes 2 de mayo en una vivienda ubicada en el 16322 Summer Hollow Dr., en Conroe, lugar donde también fue encontrado el supuesto autor del crimen, escondido en un armario y cubierto con ropa sucia.
Las autoridades recibieron una llamada anónima sobre la ubicación del individuo y al llegar a la propiedad se encontraron con su esposa, quien les autorizó registrar la vivienda. Fue entonces que capturaron a Oropeza.
Ese mismo día, Lamar Nava fue interrogada por las autoridades y detalló que ese mismo día llegó su esposo a esa casa en horas de la madrugada. “Se bañó, durmió en la casa”, dijo la mujer. Posteriormente, ella salió a una tienda cercana a comprarle donas.
Nava confesó que su esposo la mandó a llevarle un mensaje a un primo que vive en Conroe, a quien le pidió ayuda para llevarlo a México y huir de la justicia. Sin embargo, “los primos advirtieron que no le ayudarían”, dijo la fiscalía.
Detenida por obstruir la justicia
La esposa del acusado, quien también es originaria de México, dijo que ella sabía que su esposo estaba siendo buscado por la justicia estadounidense, mientras estaba con él en la casa donde lo capturaron.
Por lo anterior, la mujer es acusada de obstaculizar el arresto de un fugitivo y el juez a cargo de caso le impuso una fianza de 250,000 dólares.
Lamar Nava enfrenta hasta 10 años de prisión por encubrir a un fugitivo, aunque el cargo podría elevarse si se encuentran agravantes.
El macabro crimen
La masacre que dejó a cinco hondureños muertos en el condado de San Jacinto de Texas, habría ocurrido por un reclamo de los compatriotas a su vecino, un hombre de nacionalidad mexicana que solía realizar disparos al aire en su jardín.
Así lo dio a conocer el Condado del Sheriff, quien informó que los compatriotas pidieron al sospechoso, identificado como Francisco Oropeza, de 39 años, parar con los disparos ya que tenían a un recién nacido intentando dormir en su vivienda.
Al parecer, el mexicano, quien supuestamente estaba en estado de ebriedad, se molestó e irrumpió la vivienda de los hondureños para acribillarlos con un fusil AR 15, de grueso calibre.
El individuo fue capturado cuatro días después de huir de la escena del crimen.
Las víctimas fueron identificadas como como Diana Velásquez, de 21 años, José Cáceres, de 18 años, Obdulia Molina, de 31 años, Sonia Guzmán, de 28 años, y su hijo Daniel Guzmán, de ocho años. Todos de nacionalidad hondureña.