TEXAS, ESTADOS UNIDOS.- Sacar algo positivo de las adversidades no es una tarea fácil, pero la hondureña Isabel Alfaro no solo ha sabido hacerle frente a los obstáculos sino que ha visto una oportunidad en cada crisis.
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Hace ocho años dejó atrás su tierra para abrirse camino en el país del norte en donde hoy impulsa no uno, sino dos negocios. Por un lado lo hace con la comida catracha a través de un “Food truck” y por otro incursiona en el rubro de la construcción, específicamente en el “Roofing” (construcción de techos).
La compatriota, originaria de Quimistán, Santa Bárbara, recuerda como la venta de comida fue un importante pilar para el sustento de ella y sus hermanos, pues su madre preparaba distintos platillos que luego Isabel a temprana edad salía a ofrecer a los vecinos. Ahí nació en ella esa vena de emprendedora.
Con muchos sueños por lograr dejó Quimistán y se fue a San Pedro Sula, todo con el objetivo que seguir sus estudios. Inicialmente trabajó como empleada doméstica, pero eso no le daba chance de ir al colegio, así que sus mismos empleadores le ayudaron a colocarse en una maquila donde podía trabajar y estudiar por las noches.
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Tras obtener su título en Honduras como maestra y luego como licenciada en pedagogía con orientación en administración y ver que las opciones labores eran pocas, migró a Estados Unidos. “Si logré trabajar en varios institutos privados, pero por más que intenté obtener una plaza en el sistema de Educación no se logró”, revela a EL HERALDO.
Cómo inician sus emprendimientos
2014 fue el año decisivo para la compatriota, pues por una parte estaba la difícil travesía de migrar a Estados Unidos junto a su hijo mayor, mientras en Honduras dejaba a sus otros dos pequeños. “Desde que me vine uno de mis grandes objetivos era reunir a mis hijos y legalizar su estatus”, comenta al segmento “De un país llamado Honduras”.
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Una vez en suelo estadounidense y tras laborar en distintos lugares, Isabel junto a su pareja empezaron a abrirse campo en el “roofing” que consiste en la construcción de techos de metal y teja en proyectos residenciales. Mientras su pareja ejecutaba los proyectos y dirigía al personal, ella se involucraba en la adquisición y traslado de materiales.
A la par de trabajar en techos con su pareja, Isabel cocinaba en casa para ofrecer platillos catrachos a sus más cercanos, así inició con la venta de comida.
Aunque el negocio marchaba bien, la relación con su pareja terminó de manera abrupta y si bien eso la dejó deprimida a la vez encontró las energías para seguir adelante por sí misma. “Decidí no dejar el “roofing”, ya conocía el negocio, cómo gestionar los materiales y tratar con los clientes”, relata que eso la llevó a dirigir su propio proyecto, para lo que contó con el apoyo de un socio.
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Asimismo, apostó con mayor energía a sus comidas y pasó de vender desde casa a tener su propio “food truck”. Recuerda que su pareja en algún momento le decía “tóxica”, por lo que tras la separación y cómo para sacar algo positivo de lo negativo bautizó su negocio como “Pollos La Tóxica”.
Hoy por hoy su venta de comida es muy reconocida en San Antonio, Texas, precisamente por su nombre tan peculiar. Nos comenta que “la gente viene y me pregunta ¿”acá es La tóxica”?” y eso le ha dado mucha popularidad a su comida.
La santabarbarense ofrece desde pollos con tajada, chuleta a la plancha, pastelitos, enchiladas, entre otros. “Las pupusas son muy apetecidas por los mexicanos ya que les recuerda “las gorditas” y a los clientes colombianos y puertorriqueños les encanta el plátano maduro”, comenta.
Alfaro ha sabido equilibrar su desempeño entre sus dos proyectos, mediante el negocio de comidas conoce a distintas personas y por medio de ellas ha logrado obtener contratos para su compañía de roofing.
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En la actualidad, la construcción de techos provee empleo a otros seis y en ocasiones hasta ocho compatriotas, y en futuro cercano proyecta extenderse a proyectos fuera de San Antonio.
“Me siento como un pavo real, pues hasta ahorita he visto todos los frutos de mi esfuerzo, mis hijos (23, 22 y 15 años) con su residencia y trabajando en sus propios proyectos.