ATLANTA, ESTADOS UNIDOS.- Dilcia Henríquez se quedó esperando una llamada de su hija, Ana Paola Gutiérrez, pues todos los días, sin falta, la llamaba durante un largo rato y le contaba cómo estaba, qué cosas haría y le decía cuánto la quería. El sábado 4 de febrero de 2023, esa llamada no llegó.
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La madre, que reside en la comunidad de La Colorada en el municipio de El Progreso, departamento de Yoro, se inquietó, pero decidió esperar a que fuese su hija quien se comunicara, pues asumió que había estado muy ocupada y quizás el domingo le hablaría y la pondría al tanto de todo. Así que confiando en que todo estaba bien, acudió a la iglesia en la mañana y justo al salir de la reunión y al comprobar que no tenía llamadas o mensajes de su hija, se dispuso a tomar la iniciativa.
Pero antes de que pudiera marcar el número de Ana Paola, de 21 años, alguien le comunicó que su hija estaba muerta.
La joven migró a Atlanta, Estados Unidos, en buscar de mejores oportunidades y allá había creado su propia familia, por lo que deja un hijo de apenas dos años de edad.
“Al principio nos dijeron que era un accidente, pero después dijeron que la habían encontrado en el carro y que estaba muerta”, dijo Dilcia, quien recordó que el viernes fue la última vez que habló con ella, aproximadamente durante cuatro horas.
Tal y como le informaron, el cuerpo de la joven hondureña fue encontrado el domingo en un vehículo y a su lado estaba su hijo de dos años, pero afortunadamente con vida.
El menor fue sacado del automóvil y llevado a un centro asistencial, donde le realizaron análisis médicos para corroborar que estuviera bien, pero permanece hospitalizado por la deshidratación que presentó al estar encerrado en el automóvil sin comer o beber agua.
De momento se desconocen las causas de muerte de la joven catracha, así como el tiempo que el pequeño pasó al lado del cadáver de su madre.
Sueños truncados
Ana Paola salió de su pueblo hacia Estados Unidos hace casi cuatro años en compañía de su padrastro, con el objetivo de darle a su madre mejores condiciones de vida.
Estando en Atlanta se enamoró y tuvo un hijo con un hombre con el que se había separado recientemente. La joven ahora soñaba con construir una casa propia y de esa forma asegurarle a su pequeño de dos años un patrimonio en Honduras, pero lamentablemente, falleció antes de poder lograrlo.
Ahora, su madre solo tiene dos deseos, poder reunirse con su nieto, al cual no conoce en persona y poder despedirse de los restos de su hija.
“Yo creo que Dios es poderoso y le pido a la gente que tenga buen corazón para que me ayuden a trasladar el cuerpo de mi hija a este país y que yo pueda verla por última vez”, dijo con su voz llena de dolor.
La familia ha abierto una cuenta de GoFundMe para recaudar fondos y así costear el caro traslado del cadáver hacia su tierra natal. Si desea colaborar con un donativo haga clic aquí.