Cerrato lleva varios años residiendo en El Salvador, pues en 2010 entregó su corazón a un ciudadano de ese país, con el que ha formado un sólido matrimonio y con quien concibió a su pequeño hijo Sebastián de 9 años de edad.
Sin embargo, a pesar de los kilómetros de distancia y la adaptación a una cultura distinta, su identidad cinco estrellas sigue intacta y está presente en cada momento, como en las comidas familiares con las que ha logrado enamorar día con día a su esposo Eduardo López, quien ahora es un catracho más, pues Honduras le ha dado tres de los grandes amores de su vida: su esposa, su hijo y, por supuesto, su rica y variada gastronomía.
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Las preparaciones de Leiby ya no solo son disfrutadas por su familia, pues desde hace un tiempo la joven, originaria de Tegucigalpa, se levanta muy temprano para deleitar los paladares de salvadoreños, hondureños, mexicanos y otros extranjeros radicados en el pulgarcito de América.
Con mucho esfuerzo y superando innumerables dificultades, la pareja se ha encargado de popularizar el sabor de los platillos hondureños en Antiguo Cuscatlán, a pocos kilómetros de San Salvador, la capital del país vecino.
Su variado menú incluye tacos flauta, tostones de plátano, tajadas con carne, pollo con tajadas o “pollo chuco” como popularmente se le conoce en algunas zonas de Honduras, sopa de caracol, y por supuesto las representativas baleadas, todo esto acompañado con bebidas y cervezas nacionales, entre otras delicias.
El restaurante llamado “Catracho´s” es un emprendimiento innovador, pues a pesar de que muchos hondureños residen en suelo salvadoreño, son escasos los negocios de comida internacional que hay en el país, por lo que se ha convertido en toda una sensación en el lugar y en sus redes sociales, donde los encuentra como Catrachos El Salvador.
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“Estamos en una zona donde hay un complejo gastronómico, hay negocios de pupusas y solo nosotros éramos diferentes, imagínese que hay cerca de 40 pupuserías en un radio de cinco cuadras a la redonda, entonces llegamos a marcar diferencia y por eso llamamos la atención”, explicó Eduardo durante una entrevista con EL HERALDO.
Representando con orgullo
Todo comenzó cuando hace dos años la familia atravesaba un mal momento económico, pues Eduardo, un periodista de profesión, perdió su empleo, y Leiby, pese a ser una profesional en Honduras, en su condición de extranjera no cuenta con las mismas oportunidades laborales, por lo tanto comenzaron a plantearse cómo salir adelante del angustiante momento.Fue así que un día, la respuesta a su problema finalmente llegó, de hecho, siempre estuvo presente durante sus 10 años de relación: Leiby preparó unas suaves y ricas baleadas para su hijo y mientras todos comían se percataron que en El Salvador no había nada como eso; entonces, convencidos de que ellos eran los llamados para hacer que más personas conocieran el tradicional platillo, comenzaron vendiéndolas en eventos y actividades de emprendedores y ahora, tan solo unos meses después, ya cuentan con un pequeño local donde han ampliado su menú, incluyendo más recetas de la cocina catracha.
El negocio es sin duda alguna una extensión de Honduras en El Salvador, pero a la vez la mejor representación de unidad de estos pueblos hermanos, ya que además de contar con la original gastronomía catracha y el colorido logotipo con una guacamaya, la pareja lo ha acondicionado con las banderas de ambos países y con ellos caminando de un lado a otro, cocinando y recibiendo pedidos, el lugar se inunda con el espíritu trabajador que representa a los ciudadanos nacidos en esta región del mundo.
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“Nosotros vendemos más que comida, vendemos experiencias”
Para el matrimonio cada plato representa un compromiso más allá de lo económico, pues además de que tienen un menú con precios accesibles, aseguran que cada comida va hecha con amor y esmero pues “no vamos a servir una cosa que nosotros en nuestra casa no comeríamos o no compraríamos”, afirmó Eduardo.Por su parte, la hondureña comentó que una de sus grandes satisfacciones es saber que con su comida la gente logra recordar experiencias o en caso de probarla por primera vez, vivir cosas nuevas.
“Algo muy importante es que nosotros con Catracho´s no solo vendemos comida, vendemos nostalgia, experiencia e historia. Nuestro concepto es que la gente conozca un poquito de nuestra gastronomía hondureña, que se remonte si es de allá o fue de visita; hay gente que dice: ‘mire yo fui hace 10 o 20 años y aquí vengo porque me quiero acordar; entonces no es solo vender un plato de comida, sino que la gente nos cuente su historia mientras preparamos los alimentos. Ahí en el local hasta se han reencontrado personas, por eso yo siempre digo que más que ser un lugar donde se venda comida es donde la gente pueda sentirse satisfecha”, comentó muy emocionada.
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La pareja incluso se tomó el tiempo de compartir con este rotativo algunos casos particulares, en los que muchos compatriotas han llegado hasta su local en busca de los manjares tradicionales que los transportan hasta su amada nación.
Por eso, si usted se encuentra en el hermoso país centroamericano o planea visitarlo próximamente, no puede dejar pasar la oportunidad de comer en Catracho´s, donde el sabor y el buen trato están más que garantizados, pues su comida es al igual que nuestra bandera, “calidad cinco estrellas”.