WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS. - El presidente de
Estados Unidos, Donald Trump, avivó la tensión este jueves al cancelar a último momento su encuentro con su par ruso
Vladimir Putin, horas antes del comienzo oficial en
Buenos Aires de la cumbre de líderes del G20.
'Basándome en el hecho de que los barcos y los marineros no han sido devueltos a Ucrania desde Rusia, he decidido que sería mejor para todas las partes involucradas cancelar mi reunión previamente programada en Argentina con el presidente Vladimir Putin', escribió Trump en Twitter, horas antes de su llegada a la capital argentina.
Sin embargo -agregó- confía tener 'una cumbre significativa' con el líder ruso 'tan pronto esta situación se resuelva'.
La cita era uno de los platos fuertes del menú del evento que se extiende de viernes a sábado y que celebra los 10 años de existencia de este foro que reúne a economías desarrolladas y emergentes desde 2008.
Pero el agravamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania forzó al presidente estadounidense a tomar distancia con Putin, luego de que guardacostas rusos tomaran el control de tres buques de la Marina ucraniana en el mar Negro, cerca de la península ucraniana de Crimea, anexionada por Rusia en 2014, disparando contra ellos y dejando tres heridos entre los marinos a bordo.
Los presidentes estadounidense y ruso se reunieron cuatro veces desde que Trump llegó a la Casa Blanca pero solo una vez durante una cumbre, en Helsinki este julio.
En sus encuentros, ambos mandatarios manifestaron su intención de iniciar una nueva era en las relaciones entre Washington y Moscú.
La anulación del encuentro ocurre en medio de la controversia en Estados Unidos por nuevas revelaciones en la investigación sobre una presunta injerencia de Rusia en la campaña presidencial estadounidense de 2016.
El multilateralismo en juego
Los líderes de las principales economías del planeta desembarcan en estas horas en Buenos Aires para asistir a la cumbre, marcada por una guerra comercial entre Estados Unidos y China, las dos mayores economías del planeta.
Es por tanto la reunión entre el presidente estadounidense y su par chino Xi Xinping la que acapara todos los focos.
Precisamente este jueves, el presidente estadounidense dijo que un acuerdo comercial con Pekín estaba 'cerca'.
Pero inmediatamente enfrió toda esperanza de avances: 'Creo que estamos muy cerca de hacer algo con China pero no sé si quiero hacerlo', le dijo Trump a los periodistas de la Casa Blanca antes de iniciar su viaje.
Los mercados esperan que se pueda llegar a un acuerdo antes de fin de año, cuando los aranceles estadounidenses aumenten significativamente.
Estados Unidos hará un gesto comercial importante cuando en el marco de esta cumbre firme un nuevo tratado comercial con México y Canadá, que reemplaza al NAFTA o TLCAN, rechazado por Trump luego de 24 años de vigencia.
Y en las calles las protestas previstas para este viernes ya calientan los motores.
'El G20 es donde se reúnen los poderosos del mundo para planear la profundización del capitalismo. (...) No es casualidad que se excluye a los propios pobladores del uso del espacio público', dijo a la AFP Juliana Díaz, una argentina que participa de uno de los eventos críticos a un G20 que ha dejado bloqueada buena parte de la ciudad.
El clima en el menú
En otro plano, Trump deberá medir fuerzas con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien pretende incluir en los primeros puntos de la agenda del G20 el calentamiento global, antes de la conferencia climática COP24 del 2 de diciembre en Polonia.
El republicano, un feroz detractor del concepto de cambio climático, retiró a su país de los acuerdos ambientales de París en junio de 2017, poco después de llegar a la Casa Blanca.
Los reflectores apuntan además al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán. A instancias de Human Rights Watch, la justicia local inició una investigación a Salmán, envuelto en un escándalo por el asesinato el pasado 2 de octubre del periodista saudita Jamal Khashoggi, que trabajaba para The Washington Post, en el consulado de Riad en Estambul.
En medio de estas tensiones geopolíticas, la cumbre tendrá espacio para un momento histórico.
La primera ministra Theresa May llegará a Buenos Aires como la primera líder británica en pisar el suelo argentino desde la guerra de las Malvinas en 1982.
- La expectativa argentina -
El presidente Mauricio Macri, cuyo país ostenta la presidencia del G20, apuesta a esta cumbre para revitalizar la imagen internacional de Argentina.
La economía argentina no despega, los problemas de empleo no se solucionan y la pobreza y la inseguridad azotan la imagen del gobierno. A esto se suma el bochorno de la suspensión de la final de la Copa Libertadores por la violencia.
Así, luego de la firma de un acuerdo por 56.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para intentar estabilizar el mercado de cambios, Macri busca que esta cumbre anime la confianza de los inversores y que el ansiado capital comience a llegar a la alicaída economía argentina, a un año de las elecciones presidenciales.
'Basándome en el hecho de que los barcos y los marineros no han sido devueltos a Ucrania desde Rusia, he decidido que sería mejor para todas las partes involucradas cancelar mi reunión previamente programada en Argentina con el presidente Vladimir Putin', escribió Trump en Twitter, horas antes de su llegada a la capital argentina.
Sin embargo -agregó- confía tener 'una cumbre significativa' con el líder ruso 'tan pronto esta situación se resuelva'.
La cita era uno de los platos fuertes del menú del evento que se extiende de viernes a sábado y que celebra los 10 años de existencia de este foro que reúne a economías desarrolladas y emergentes desde 2008.
Pero el agravamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania forzó al presidente estadounidense a tomar distancia con Putin, luego de que guardacostas rusos tomaran el control de tres buques de la Marina ucraniana en el mar Negro, cerca de la península ucraniana de Crimea, anexionada por Rusia en 2014, disparando contra ellos y dejando tres heridos entre los marinos a bordo.
Los presidentes estadounidense y ruso se reunieron cuatro veces desde que Trump llegó a la Casa Blanca pero solo una vez durante una cumbre, en Helsinki este julio.
En sus encuentros, ambos mandatarios manifestaron su intención de iniciar una nueva era en las relaciones entre Washington y Moscú.
La anulación del encuentro ocurre en medio de la controversia en Estados Unidos por nuevas revelaciones en la investigación sobre una presunta injerencia de Rusia en la campaña presidencial estadounidense de 2016.
El multilateralismo en juego
Los líderes de las principales economías del planeta desembarcan en estas horas en Buenos Aires para asistir a la cumbre, marcada por una guerra comercial entre Estados Unidos y China, las dos mayores economías del planeta.
Es por tanto la reunión entre el presidente estadounidense y su par chino Xi Xinping la que acapara todos los focos.
Precisamente este jueves, el presidente estadounidense dijo que un acuerdo comercial con Pekín estaba 'cerca'.
Pero inmediatamente enfrió toda esperanza de avances: 'Creo que estamos muy cerca de hacer algo con China pero no sé si quiero hacerlo', le dijo Trump a los periodistas de la Casa Blanca antes de iniciar su viaje.
Los mercados esperan que se pueda llegar a un acuerdo antes de fin de año, cuando los aranceles estadounidenses aumenten significativamente.
Estados Unidos hará un gesto comercial importante cuando en el marco de esta cumbre firme un nuevo tratado comercial con México y Canadá, que reemplaza al NAFTA o TLCAN, rechazado por Trump luego de 24 años de vigencia.
Y en las calles las protestas previstas para este viernes ya calientan los motores.
'El G20 es donde se reúnen los poderosos del mundo para planear la profundización del capitalismo. (...) No es casualidad que se excluye a los propios pobladores del uso del espacio público', dijo a la AFP Juliana Díaz, una argentina que participa de uno de los eventos críticos a un G20 que ha dejado bloqueada buena parte de la ciudad.
El clima en el menú
En otro plano, Trump deberá medir fuerzas con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien pretende incluir en los primeros puntos de la agenda del G20 el calentamiento global, antes de la conferencia climática COP24 del 2 de diciembre en Polonia.
El republicano, un feroz detractor del concepto de cambio climático, retiró a su país de los acuerdos ambientales de París en junio de 2017, poco después de llegar a la Casa Blanca.
Los reflectores apuntan además al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán. A instancias de Human Rights Watch, la justicia local inició una investigación a Salmán, envuelto en un escándalo por el asesinato el pasado 2 de octubre del periodista saudita Jamal Khashoggi, que trabajaba para The Washington Post, en el consulado de Riad en Estambul.
En medio de estas tensiones geopolíticas, la cumbre tendrá espacio para un momento histórico.
La primera ministra Theresa May llegará a Buenos Aires como la primera líder británica en pisar el suelo argentino desde la guerra de las Malvinas en 1982.
- La expectativa argentina -
El presidente Mauricio Macri, cuyo país ostenta la presidencia del G20, apuesta a esta cumbre para revitalizar la imagen internacional de Argentina.
La economía argentina no despega, los problemas de empleo no se solucionan y la pobreza y la inseguridad azotan la imagen del gobierno. A esto se suma el bochorno de la suspensión de la final de la Copa Libertadores por la violencia.
Así, luego de la firma de un acuerdo por 56.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para intentar estabilizar el mercado de cambios, Macri busca que esta cumbre anime la confianza de los inversores y que el ansiado capital comience a llegar a la alicaída economía argentina, a un año de las elecciones presidenciales.