CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO., El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha hecho de la venta del lujoso avión presidencial un punto fuerte de su programa de austeridad, sólo que existe un problema: al parecer nadie quiere comprar al elefante blanco.
López Obrador dijo el martes que el Boeing Dreamliner regresará a México después de haber estado un año a la venta en Estados Unidos, donde acumuló costos de mantenimiento por 1,5 millones de dólares.
Comprado por su predecesor, el avión es caro para operar y está diseñado para un cupo de sólo 80 personas, aunque con una suite presidencial con una recámara y baño privado. Aunque atrajo cierto interés mientras estuvo estacionado en un aeropuerto en Victorville, California, el último año, López Obrador dijo que los posibles compradores no lograron obtener el financiamiento para la compra.
Entre las ideas que López Obrador ahora tiene está venderlo a un consorcio de compañías para programas ejecutivos de incentivo, alquilarlo o intercambiarlo por bienes necesarios, con la esperanza de amortizar el resto del precio de compra.
Atrás quedaron las esperanzas de que recaudaría mucho dinero para programas de combate a la pobreza. México ahora sólo espera reducir las pérdidas del avión, que resulta demasiado caro rediseñar y podría transportar hasta a 300 pasajeros.
López Obrador, quien ha optado por volar en clase turista en vuelos comerciales y evitar viajes al extranjero, desde hace mucho se ha quejado de los beneficios de los funcionarios públicos. Cuando es posible, le gusta viajar por tierra en una camioneta SUV y, durante el fin de semana, publicó una foto suya esperando a un lado de una carretera mientras se reparaba un neumático ponchado.
El presidente también ha prohibido a su gabinete hacer viajes en aviones ejecutivos propiedad del gobierno y, el martes, anunció una serie de subastas en que venderá un total de 39 helicópteros, y 33 aviones ejecutivos y avionetas propiedad del gobierno. El gobierno ofrecerá a la venta 19 aviones y nueve helicópteros en la primera ronda de subastas, con lo que espera recaudar hasta 1.000 millón de dólares. La mayoría de los aviones en el primer lote fueron utilizados por el ejército, la marina y presidencia.
La mayoría de los aviones que serán subastados en rondas subsiguientes pertenecieron a la ahora conocida como Fiscalía General de la República, por lo que surge la duda de si las ventas pondrían en riesgo tareas gubernamentales clave como detección de drogas y programas de erradicación.
López Obrador dijo que todavía habrá suficientes aeronaves para realizar tareas necesarias en caso de desastres y emergencias.
Pero a pesar de su aversión a la buena vida, es precisamente como un beneficio comercial que el presidente espera vender el avión presidencial. López Obrador mostró orgullosamente un folleto promocional de la nave.
“Usted, sus ejecutivos, sus principales productores, sus vendedores de élite, así como sus más preciados socios, podrían disfrutar de una experiencia de viaje reservada hasta ahora únicamente para jefes de estado”, dice el folleto que agrega que tiene una “capacidad VIP incomparable”.
En un programa conocido como propiedad “fractional” el gobierno espera vender el avión a 12 participantes; los compradores tendrán acceso al uso del avión y pagarían los costos operativos. El folleto indica que el avión puede utilizarse para que “exhiba su marca” o para “atraer con mayor facilidad a grupos de inversionistas y personalidades globales para su empresa”.
Será difícil de vender. Por lo menos un cliente potencial _ el magnate de las telecomunicaciones Carlos Slim, el hombre más rico de México _ es también conocido por sus hábitos personales austeros, como usar corbatas de su cadena de farmacias y escribir a mano en cuadernos en lugar de usar computadoras.
López Obrador dijo el martes que el Boeing Dreamliner regresará a México después de haber estado un año a la venta en Estados Unidos, donde acumuló costos de mantenimiento por 1,5 millones de dólares.
Comprado por su predecesor, el avión es caro para operar y está diseñado para un cupo de sólo 80 personas, aunque con una suite presidencial con una recámara y baño privado. Aunque atrajo cierto interés mientras estuvo estacionado en un aeropuerto en Victorville, California, el último año, López Obrador dijo que los posibles compradores no lograron obtener el financiamiento para la compra.
Entre las ideas que López Obrador ahora tiene está venderlo a un consorcio de compañías para programas ejecutivos de incentivo, alquilarlo o intercambiarlo por bienes necesarios, con la esperanza de amortizar el resto del precio de compra.
Atrás quedaron las esperanzas de que recaudaría mucho dinero para programas de combate a la pobreza. México ahora sólo espera reducir las pérdidas del avión, que resulta demasiado caro rediseñar y podría transportar hasta a 300 pasajeros.
López Obrador, quien ha optado por volar en clase turista en vuelos comerciales y evitar viajes al extranjero, desde hace mucho se ha quejado de los beneficios de los funcionarios públicos. Cuando es posible, le gusta viajar por tierra en una camioneta SUV y, durante el fin de semana, publicó una foto suya esperando a un lado de una carretera mientras se reparaba un neumático ponchado.
El presidente también ha prohibido a su gabinete hacer viajes en aviones ejecutivos propiedad del gobierno y, el martes, anunció una serie de subastas en que venderá un total de 39 helicópteros, y 33 aviones ejecutivos y avionetas propiedad del gobierno. El gobierno ofrecerá a la venta 19 aviones y nueve helicópteros en la primera ronda de subastas, con lo que espera recaudar hasta 1.000 millón de dólares. La mayoría de los aviones en el primer lote fueron utilizados por el ejército, la marina y presidencia.
La mayoría de los aviones que serán subastados en rondas subsiguientes pertenecieron a la ahora conocida como Fiscalía General de la República, por lo que surge la duda de si las ventas pondrían en riesgo tareas gubernamentales clave como detección de drogas y programas de erradicación.
López Obrador dijo que todavía habrá suficientes aeronaves para realizar tareas necesarias en caso de desastres y emergencias.
Pero a pesar de su aversión a la buena vida, es precisamente como un beneficio comercial que el presidente espera vender el avión presidencial. López Obrador mostró orgullosamente un folleto promocional de la nave.
“Usted, sus ejecutivos, sus principales productores, sus vendedores de élite, así como sus más preciados socios, podrían disfrutar de una experiencia de viaje reservada hasta ahora únicamente para jefes de estado”, dice el folleto que agrega que tiene una “capacidad VIP incomparable”.
En un programa conocido como propiedad “fractional” el gobierno espera vender el avión a 12 participantes; los compradores tendrán acceso al uso del avión y pagarían los costos operativos. El folleto indica que el avión puede utilizarse para que “exhiba su marca” o para “atraer con mayor facilidad a grupos de inversionistas y personalidades globales para su empresa”.
Será difícil de vender. Por lo menos un cliente potencial _ el magnate de las telecomunicaciones Carlos Slim, el hombre más rico de México _ es también conocido por sus hábitos personales austeros, como usar corbatas de su cadena de farmacias y escribir a mano en cuadernos en lugar de usar computadoras.