“Fue un honor competir junto a uno de los grupos de candidatos con más talento que haya presentado nunca el Partido Demócrata', señaló Biden en un comunicado el viernes en la noche. ”Y estoy orgulloso de decir que vamos a ganar esta elección general como un partido unido'.
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El exvicepresidente se había erigido en el abanderado de facto de su partido desde que su último contrincante, Bernie Sanders, se retiró del proceso interno demócrata en abril. Biden consiguió formalmente la nominación al alcanzar los 1.991 delegados necesarios para convertirse en el nominado tras las primarias del martes en siete estados y en el Distrito de Columbia.
Biden alcanzó la marca tres días después de los comicios porque varios estados, abrumados por el gran aumento del voto por correo, tardaron varios días en contabilizar los resultados. Equipos de analistas en The Associated Press diseccionó luego los datos por distritos legislativos. Los demócratas conceden la mayoría de los delegados para la convención nacional del partido en base en los resultados de esos distritos.
Biden acumula 1,995 delegados a falta de primarias en ocho estados y tres territorios de Estados Unidos.
El anuncio no estuvo acompañado de la fanfarria habitual ya que la nación enfrenta varias crisis simultáneas. Aunque comenzó a salir más esta semana, la pandemia del coronavirus ha confinado a Biden en su casa en Wilmington, Delaware, durante gran parte de los últimos tres meses.
El país tiene la peor tasa de desempleo desde la Gran Depresión. Y en docenas de ciudades han estallado disturbios civiles que recuerdan los de la década de 1960 tras la muerte de George Floyd, un afroestadounidense a quien un policía blanco de Minneapolis inmovilizó en el piso oprimiéndole el cuello con una rodilla durante varios minutos, incluso después de que dejara de moverse y se quejara que no podía respirar.
Es una confluencia de acontecimientos a los que ningún gobernante en Estados Unidos ha tenido que enfrentarse antes en tiempos modernos, complicados por un presidente que ha llegado a enfrentarse a los manifestantes y que está ansioso por medirse a Biden.
“Este es un momento difícil en la historia de Estados Unidos', dijo Biden el viernes. “Y la política divisiva y enojada de Donald Trump no es la respuesta. El país está clamando por liderazgo. Un liderazgo que pueda unirnos. Un liderazgo que pueda acercarnos'.
Biden, de 77 años, pasó 36 en el Senado antes de convertirse en vicepresidente con Barack Obama. Este es su tercera candidatura a la Casa Blanca y su éxito para hacerse con la nominación estuvo impulsado por un sólido respaldo de los votantes afroestadounidenses.
En los caucus de Iowa, de abrumadora mayoría blanca y que iniciaron el proceso de primarias en febrero, terminó en una embarazosa cuarta posición. Le fue un poco mejor en las de Nueva Hampshire, pero estaba tan abajo que abandonó el estado antes incluso del cierre de las urnas para participar en un acto con votantes afroestadounidenses en Carolina del Sur.
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Su recuperación comenzó en los caucus de Nevada, con más diversidad racial, y se consolidó en Carolina del Sur, donde arrolló a Sanders, su principal rival, por casi 29 puntos. Tres días después arrasó en el Súper Martes, ganando en 10 de los 14 estados.
El sólido desempeño de Biden en regiones como Carolina del Norte, Virginia, Tennessee y Texas reforzó su estatus de favorito entre los afroestadounidenses, pero esta relación no ha estado exenta de tensión. Luego de un tenso intercambio dialéctico con un influyente conductor radiofónico afroestadounidense, Biden recibió fuertes críticas por sugerir que los votantes de la comunidad que seguían indecisos entre él y Trump “no son negros”.
Estas palabras, y las protestas que se han extendido por todo el país, han aumentado la presión sobre Biden para elegir a un compañero de boleta afroestadounidense. Ya se había comprometido a elegir a una mujer como candidata a la vicepresidencia.
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