Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus iniciales en inglés) difundieron el miércoles las cifras preliminares, que muestran que la tendencia avanza de la mano del fentanilo y otros opioides sintéticos similares, a los que se les atribuyeron 36,500 de las muertes por sobredosis en 2019. Los decesos por cocaína y metanfetaminas también aumentaron.
Con miles de millones de dólares destinados a frenar la epidemia de opioides, las autoridades esperaban que las muertes por sobredosis continuaran su declive, o al menos se mantuvieran constantes, después de que en 2018 se registrara el primer descenso en tres décadas.
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“Logramos que se estancara un poco. Ahora necesitamos redoblar esfuerzos y no permitir que esto se nos escape de las manos”, dijo Robert Anderson, quien supervisa los datos de mortalidad en los CDC.
El subsecretario de Salud, el almirante Brett Giroir, dijo que la noticia es “una tendencia muy perturbadora”.
“Entendemos que existe una cantidad extraordinaria de trabajo por hacer, especialmente en estos momentos en los que también lidiamos con la pandemia de covid-19, que podría afectar significativamente la salud mental de nuestra nación y el riesgo del uso de sustancias”, dijo Giroir en un comunicado.
Impulsada en un inicio por el uso de analgésicos opioides con receta, la crisis de sobredosis en Estados Unidos “ha cambiado de forma”, dijo Brendan Saloner, investigador de adicciones en la facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins. Los usuarios primero migraron al uso de heroína y posteriormente al fentanilo, una droga más barata y potente que desplazó a la heroína en muchos de los mercados.
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Más de 30 estados registran un incremento de muertes por sobredosis según los nuevos datos, a lo que Saloner dijo: “Veo un mapa de desesperación”.
Una pequeña luz al final del túnel: Un conjunto de estados del noreste del país — Massachusetts, Nueva York, Vermont, Nueva Hampshire y Rhode Island — registraron declives. Se trata de entidades que han mostrado un compromiso en prevenir las sobredosis entre usuarios activos y brindar tratamiento para más personas una vez que estén listas, destacó Saloner.
“Definitivamente no debemos rendirnos”, dijo Katherine Keyes, de la Universidad de Columbia. “Algunos estados han mostrado éxitos sobresalientes”.
¿Qué sigue? Como la mayoría de las labores de salud pública están enfocadas en la pandemia, el panorama podría parecer sombrío. Pero el acceso a los fármacos para combatir la adicción a los opioides ha mejorado de cierta forma, después de que el gobierno levantó algunas de sus restricciones a la buprenorfina y la metadona. La evidencia demuestra que dichos medicamentos ayudan a los pacientes a mantener su recuperación.
La pandemia pudo haber alterado temporalmente el abasto de fentalino ilícito proveniente de China, dijo Bryce Pardo, investigador en Rand Corporation, pero la escasez temporal no sería suficiente para revertir la tendencia de sobredosis.
Posiblemente la pandemia haya creado una mayor demanda entre los usuarios, coinciden varios expertos.
“La gente se siente más desesperada, ansiosa y desarraigada”, dijo Saloner. “Eso lleva a un consumo más problemático de drogas y a un mayor riesgo de sobredosis”.
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