Los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) dinamitaron uno de los más célebres templos de la ciudad siria de Palmira, agudizando aún más los temores internacionales de una destrucción de este lugar declarado patrimonio de la Humanidad.
El oasis de Palmira alberga las ruinas monumentales de una gran ciudad que fue uno de los más importantes focos culturales del mundo antiguo.
'Nuestras más sombrías predicciones están desgraciadamente cumpliéndose', se lamentó Maamun Abdelkarim, director general de Antigüedades y de Museos en Siria, al anunciar el domingo por la noche la destrucción del templo.
Tras haber conquistado Palmira en mayo, los yihadistas 'han llevado a cabo ejecuciones en el teatro antiguo, han destruido en julio la famosa estatua del León de Atena (...) y transformaron el museo en tribunal y en prisión. También han asesinado al exdirector de las Antigüedades de la ciudad', enumeró.
La última destrucción del EI anunciada el domingo fue la del templo de Baalshamin -el más importante después de Bel, según el Museo del Louvre de París-, que comenzó a construirse el año 17 y fue embellecido por el emperador romano Adriano el año 130.
Baalshamin, dios del cielo fenicio, se asocia a Aglibol (dios de la luna) y a su hermano menor Malkbel (dios del sol).
'Bárbaros'
El Estado Islámico considera las obras religiosas preislámicas, en especial las estatuas, como idolatría. Por ello ha destruido varias joyas arqueológicas en Irak, suscitando reacciones de horror en la UNESCO y en la comunidad internacional.
Después de arrebatar a las fuerzas del régimen sirio el control de Palmira, el EI ejecutó a más de 200 personas en el interior y exterior de la ciudad, 20 de ellas en el teatro antiguo.
'Los habitantes de la ciudad me dijeron que el grupo EI había despedazado el cuerpo de mi padre después de tenerlo colgado de un poste durante un día', declaró a la AFP Mohamad, hijo de Jaled al Asaad.
'Mi padre repetía a menudo 'Moriré de pie, como las palmeras de Palmira'', relató.
La UNESCO, Francia y Estados Unidos denunciaron un asesinato 'brutal' perpetrado por 'bárbaros'.
La UNESCO había protestado el 3 de julio contra la destrucción de obras de arte de Palmira.