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Lacalle Pou asume el cambio que votó Uruguay 

Lacalle Pou llega aliado con una variopinta coalición de gobierno con otros cuatro partidos. Con el alejamiento del presidente Tabaré Vázquez el social demócrata Frente Amplio cierra 15 años de gobierno de izquierda

01.03.2020

MONTEVIDEO, URUGUAY.- Luis Lacalle Pou jura este domingo como presidente del Uruguay, con lo que tras 15 años de gobierno progresista el Partido Nacional regresa al poder.

Lacalle Pou llega aliado con una variopinta coalición de gobierno con otros cuatro partidos.
Con el alejamiento del presidente Tabaré Vázquez el social demócrata Frente Amplio cierra 15 años de gobierno de izquierda.

Las reformas frenteamplistas colocaron al país en un sitial de privilegio en el continente latinoamericano.

Tiene una de las clases medias más numerosas de la región, menores índices de informalidad y una economía en crecimiento ininterrumpido a una tasa del 4.6% desde que llegaron al gobierno en 2005 hasta 2018.

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Uruguay es el segundo país con mejor distribución económica y el cuarto en América Latina y El Caribe en Desarrollo Humano.

Los números 'no son el fin, son para llevar adelante políticas públicas que atiendan las necesidades de la mayoría de los uruguayos', señaló el viernes en un discurso el mandatario saliente Tabaré Vázquez.

Buena parte de esa mejora se explica por la inversión pública. Y esa inversión se ha traducido en un déficit que es preocupación de la nueva coalición de gobierno que prometió bajar dos puntos y medio el déficit fiscal que el año pasado llegó a 4.9% del PIB.

Además de aumento en las tarifas (agua, electricidad, telefonía, hidrocarburos), servicios estatales, el gobierno electo prevé topear el gasto del estado y ahorrar 900 millones de dólares.

La seguridad es otro pilar para la nueva administración. Aunque Uruguay tiene tasas de homicidios diez puntos inferiores al resto de América Latina muestra índices superiores a Chile, Perú o Argentina, países con menos muertes violentas. En delitos contra la propiedad y las personas, Uruguay tampoco posee los indicadores halagüeños de otros rubros.

El análisis del nuevo gobierno es que la delincuencia ganó demasiado espacio y la ciudadanía lo siente como una verdadera amenaza cotidiana. En su primer discurso como mandatario electo, Lacalle Pou auguró el fin de 'la impunidad para la delincuencia. Sea del tipo que sea'.

Su equipo de gobierno prometió mejorar el equipamiento tecnológico, capacitar, respaldar al policía, aumentar la cooperación internacional y reformar procedimientos penales y policiales.

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'En el interior del país antes dormíamos con la puerta abierta. Quedaba la moto o la bicicleta en la puerta. Hasta los vehículos se dejaban con puertas y ventanas abiertas y la llave puesta.

Pero últimamente las casas están todas enrejadas. Eso no pasaba antes. Esperemos que este gobierno tome algunas medidas y que puedan llegar a cambiar eso', dice Natalia Cardozo, maestra de 37 años.

Viajó toda la noche a Montevideo desde la ciudad de Treinta y Tres a casi 300 kilómetros de la capital. Es una de los 1500 jinetes que, a trote de caballo, y con banderas uruguayas, acompañarán a Lacalle Pou desde el Parlamento a la sede de gobierno al mediodía de este domingo.

Caballos y jinetes se concentraron en El Prado de Montevideo donde el sábado a la noche compartieron un asado con el presidente y sus colaboradores. Buena parte de la fuerza de Lacalle Pou viene del interior del país.

'Luis siempre estuvo con el campo. Pero no había podido llegar. Ahora fuimos ayudados por los otros partidos', dice Luis Alberto Bove de 80 años montado en un caballo mestizo, sombrero redondo de ala ancha, espuelas en sus trabajadas botas de cuero y pañuelo al cuello.

Es uno de los pocos privilegiados que han visto tres gobiernos del Partido Nacional: La primera vez que votó, en 1958, y la de 1990 cuando ganó Luis Lacalle Herrera, padre del ahora presidente Luis Lacalle Pou.

Bove se lamenta de lo desolado que está el campo. En 1985 el 12,7% de la población uruguaya vivía en el campo mientras que en 2011 llegaron al 5,7% de la población. Este jubilado rural de modestísimos ingresos se lamenta que 'en el campo quedamos los viejos, la gente joven no está'. 'Espero que haya un cambio', dice confiado.