BARCELONA, España
Los catalanes votaron masivamente este jueves para decidir si dan oxígeno a un movimiento separatista cercado por la justicia desde la fallida proclamación de independencia de fines de octubre, que sumió a España en su peor crisis política en 40 años.
Más de 5 millones de catalanes estaban llamados a votar en estos comicios celebrados en una jornada laborable, algo del todo inusual en España. Pese a ello, la participación era más alta que en 2015, cuando ésta ya batió récords.
Los colegios electorales cerraron a las 19H00 GMT. Dos horas antes, h abían votado más del 68% de los electores, según datos oficiales, y hace dos años, a esa misma hora, lo había hecho algo más del 63%. Se estima que la participación será clave, especialmente en la periferia de Barcelona, poco afín al independentismo.
Los primeros resultados oficiales significativos podrían llegar después de las 21H00 GMT.
Con uno de sus principales líderes en prisión, Oriol Junqueras, y el otro, el presidente cesado Carles Puigdemont, en Bélgica, los independentistas buscan revalidar la mayoría absoluta parlamentaria de hace dos años, que esgrimieron para impulsar unilateralmente la ruptura, aunque no consiguieron la mitad de los votos.
Los resultados se prevén muy ajustados, símbolo del reparto casi a partes iguales entre partidarios y detractores de la secesión en esta región mediterránea de 7,5 millones de habitantes y con una quinta parte de la riqueza española.
El hartazgo y la frustración domina la sociedad catalana, por motivos opuestos.
Muchos votantes tenían muy presente lo ocurrido durante el referéndum de independencia del 1 de octubre prohibido por la justicia española, como en el liceo Ramón Llull de Barcelona, uno de los que vivió fuertes cargas policiales.
'El recuerdo de ese día está más vivo que nunca, todavía siento la impotencia y la rabia', dijo a la AFP Xavier Roset, un pintor de 57 años.
'Para mí solo hay dos salidas: o Europa interviene, o esto del pacifismo se puede acabar porque la gente empieza a estar muy frustrada'.
- 'Estoy tan cansada' -
En el extremo opuesto, los votantes unionistas se movilizaban para acabar con un proceso independentista que, esgrimen, ha hecho huir a más de 3.000 empresas de la región y ha complicado las relaciones sociales.
'Mucha gente pensábamos que esto de la independencia era para lograr más autonomía, pero que no era tan radical, tan unilateral', explicó Jaume Amargant, de 53 años, empleado de una empresa de seguridad, que votó en Vic, un bastión independentista 70 km al norte de Barcelona.
Abundaron los llamamientos al diálogo, como el de Elena Mompó, una diseñadora gráfica de 26 años: 'La sociedad está muy polarizada, pero creo que hay mucha gente como yo, que intenta evitar los extremos y pide diálogo para que la situación se arregle'.
'Estoy tan cansada de los políticos...', explicó Eva Ortoll, una profesora universitaria de 48 años de Calafell (Tarragona, 60 km al sur de Barcelona).
Las elecciones fueron convocadas excepcionalmente por el gobierno español de Mariano Rajoy después de intervenir la autonomía regional y destituir el ejecutivo regional del independentista Puigdemont.
Éste había conseguido organizar el 1 de octubre un referéndum de autodeterminación inconstitucional, marcado por la violencia policial, y el 27 de ese mes el parlamento regional proclamó una república que nadie reconoció en Europa, donde cundió la preocupación.
- ERC o Ciudadanos, probables ganadores -
La victoria parece ser cosa de Izquierda Republicana, el partido del vicepresidente independentista cesado Oriol Junqueras, o de Ciudadanos (centroderecha), la formación más hostil al nacionalismo encabezada por la joven líder de la oposición Inés Arrimadas. Sin embargo, como ninguno de los dos podrá gobernar solitario, todo dependerá de las coaliciones.
La promesa de la formación antinacionalista de acabar con la 'pesadilla' independentista caló entre los catalanes contrarios a la separación que se sintieron olvidados por el gobierno regional en su ímpetu independentista.
La campaña ha sido tensa y marcada por la ofensiva judicial contra los líderes separatistas, algunos en Bélgica eludiendo la justicia española y otros encarcelados preventivamente por su papel en el pulso secesionista.
'No es normal esta jornada con candidatos en prisión y candidatos en el exilio', dijo Puigdemont desde Bruselas. 'Aun así, es un día muy importante, no para la Cataluña de hoy sino para la Cataluña del futuro'.
El presidente cesado lidera la candidatura Juntos por Cataluña (centroderecha) y compite por la hegemonía del bloque independentista con sus hasta ahora socios de Izquierda Republicana (ERC), de su vicepresidente Oriol Junqueras, que decidió quedarse en España y ahora está en prisión preventiva.
Los catalanes votaron masivamente este jueves para decidir si dan oxígeno a un movimiento separatista cercado por la justicia desde la fallida proclamación de independencia de fines de octubre, que sumió a España en su peor crisis política en 40 años.
Más de 5 millones de catalanes estaban llamados a votar en estos comicios celebrados en una jornada laborable, algo del todo inusual en España. Pese a ello, la participación era más alta que en 2015, cuando ésta ya batió récords.
Los colegios electorales cerraron a las 19H00 GMT. Dos horas antes, h abían votado más del 68% de los electores, según datos oficiales, y hace dos años, a esa misma hora, lo había hecho algo más del 63%. Se estima que la participación será clave, especialmente en la periferia de Barcelona, poco afín al independentismo.
Los primeros resultados oficiales significativos podrían llegar después de las 21H00 GMT.
Con uno de sus principales líderes en prisión, Oriol Junqueras, y el otro, el presidente cesado Carles Puigdemont, en Bélgica, los independentistas buscan revalidar la mayoría absoluta parlamentaria de hace dos años, que esgrimieron para impulsar unilateralmente la ruptura, aunque no consiguieron la mitad de los votos.
Los resultados se prevén muy ajustados, símbolo del reparto casi a partes iguales entre partidarios y detractores de la secesión en esta región mediterránea de 7,5 millones de habitantes y con una quinta parte de la riqueza española.
El hartazgo y la frustración domina la sociedad catalana, por motivos opuestos.
Muchos votantes tenían muy presente lo ocurrido durante el referéndum de independencia del 1 de octubre prohibido por la justicia española, como en el liceo Ramón Llull de Barcelona, uno de los que vivió fuertes cargas policiales.
'El recuerdo de ese día está más vivo que nunca, todavía siento la impotencia y la rabia', dijo a la AFP Xavier Roset, un pintor de 57 años.
'Para mí solo hay dos salidas: o Europa interviene, o esto del pacifismo se puede acabar porque la gente empieza a estar muy frustrada'.
- 'Estoy tan cansada' -
En el extremo opuesto, los votantes unionistas se movilizaban para acabar con un proceso independentista que, esgrimen, ha hecho huir a más de 3.000 empresas de la región y ha complicado las relaciones sociales.
'Mucha gente pensábamos que esto de la independencia era para lograr más autonomía, pero que no era tan radical, tan unilateral', explicó Jaume Amargant, de 53 años, empleado de una empresa de seguridad, que votó en Vic, un bastión independentista 70 km al norte de Barcelona.
Abundaron los llamamientos al diálogo, como el de Elena Mompó, una diseñadora gráfica de 26 años: 'La sociedad está muy polarizada, pero creo que hay mucha gente como yo, que intenta evitar los extremos y pide diálogo para que la situación se arregle'.
'Estoy tan cansada de los políticos...', explicó Eva Ortoll, una profesora universitaria de 48 años de Calafell (Tarragona, 60 km al sur de Barcelona).
Las elecciones fueron convocadas excepcionalmente por el gobierno español de Mariano Rajoy después de intervenir la autonomía regional y destituir el ejecutivo regional del independentista Puigdemont.
Éste había conseguido organizar el 1 de octubre un referéndum de autodeterminación inconstitucional, marcado por la violencia policial, y el 27 de ese mes el parlamento regional proclamó una república que nadie reconoció en Europa, donde cundió la preocupación.
- ERC o Ciudadanos, probables ganadores -
La victoria parece ser cosa de Izquierda Republicana, el partido del vicepresidente independentista cesado Oriol Junqueras, o de Ciudadanos (centroderecha), la formación más hostil al nacionalismo encabezada por la joven líder de la oposición Inés Arrimadas. Sin embargo, como ninguno de los dos podrá gobernar solitario, todo dependerá de las coaliciones.
La promesa de la formación antinacionalista de acabar con la 'pesadilla' independentista caló entre los catalanes contrarios a la separación que se sintieron olvidados por el gobierno regional en su ímpetu independentista.
La campaña ha sido tensa y marcada por la ofensiva judicial contra los líderes separatistas, algunos en Bélgica eludiendo la justicia española y otros encarcelados preventivamente por su papel en el pulso secesionista.
'No es normal esta jornada con candidatos en prisión y candidatos en el exilio', dijo Puigdemont desde Bruselas. 'Aun así, es un día muy importante, no para la Cataluña de hoy sino para la Cataluña del futuro'.
El presidente cesado lidera la candidatura Juntos por Cataluña (centroderecha) y compite por la hegemonía del bloque independentista con sus hasta ahora socios de Izquierda Republicana (ERC), de su vicepresidente Oriol Junqueras, que decidió quedarse en España y ahora está en prisión preventiva.