ROMA, ITALIA.- El conocido capo de la mafia siciliana, Matteo Messina Denaro, capturado en enero luego de tres décadas prófugo, murió en un hospital del centro de Italia, informó el lunes la agencia de noticias ANSA.
Messina Denaro, de 61 años, padecía un cáncer de colon del que se había tratado durante su tiempo como fugitivo, una decisión que llamó la atención de las autoridades, que lo detuvieron en una clínica de Palermo.
Messina Denaro fue uno de los jefes más despiadados de la Cosa Nostra, representada en las películas de “El Padrino”.
Fue condenado por los tribunales por su implicación en el asesinato del juez antimafia Giovanni Falcone en 1992 y en atentados mortales en Roma, Florencia y Milán en 1993.
Una de las seis cadenas perpetuas que pesaban en su contra se dictó por el secuestro y posterior asesinato del hijo de 12 años de un testigo del caso Falcone.
Messina Denaro desapareció en el verano de 1993 y pasó los 30 años siguientes prófugo, mientras el Estado italiano reprimía a la mafia siciliana.
Sin embargo, siguió figurando en los primeros puestos de la lista de los más buscados de Italia y, con el tiempo, se convirtió en una figura criminal legendaria.
El 16 de enero de 2023 fue detenido en una visita a una clínica, donde estaba siendo atendido con una identidad falsa.
Fue recluido en una cárcel de alta seguridad de L’Aquila, en el centro de Italia, donde continuó el tratamiento contra el cáncer en su celda.
En agosto, Messina Denaro fue trasladado al pabellón de reclusos del hospital local, donde su estado había empeorado en los últimos días.
Este fin de semana, los medios de comunicación informaron que se encontraba en “coma irreversible”. Los médicos habían dejado de alimentarlo y él había pedido que no se le reanimara, añadieron.
Después de que Messina Denaro se diera a la fuga, se especuló intensamente con la posibilidad de que se hubiera marchado al extranjero. Pero al final se descubrió que había permanecido cerca de su ciudad natal, Castelvetrano, en el oeste de Sicilia.
Los investigadores llevaban años rastreando la campiña siciliana en busca de Messina Denaro, buscando escondites e interceptando a miembros de su familia y amigos.
Se les oyó hablar de los problemas médicos de una persona anónima que padecía cáncer y problemas oculares. Los detectives estaban seguros de que la identidad correspondía a Messina Denaro.
Utilizaron una base de datos del sistema nacional de salud para buscar pacientes varones de la edad y el historial médico adecuados, y finalmente cerraron el caso.
Pero aunque su detención supuso cierto alivio para sus víctimas, el jefe de la mafia siempre mantuvo su silencio.
En entrevistas bajo custodia, Messina Denaro llegó a negar que fuera miembro de la Cosa Nostra.