La presidenta brasileña Dilma Rousseff admitió este viernes que el país tiene problemas 'urgentes' para resolver, pero pidió menos pesimismo y valorar los avances, en un mensaje grabado emitido la víspera de una fecha patria, en la que se esperan nuevas protestas en el país.
'Sé, tanto como ustedes, que aún hay mucho por hacer', declaró la mandataria en un discurso de diez minutos transmitido en cadena de radio y televisión, mientras ella se encuentra viajando de regreso desde San Petersburgo, donde participó de una reunión cumbre del G20.
'El gobierno debe tener humildad y autocrítica para admitir que existe un Brasil con problemas urgentes para vencer, y la población tiene todo el derecho de indignarse con lo que está errado y exigir cambios', añadió la mandataria.
Pero la presidenta aseguró que hay 'un Brasil de grandes resultados que no podemos dejar de reconocer', por lo que insistió en que 'no podemos aceptar que una capa de pesimismo lo cubra todo y empañe lo más importante: Brasil avanzó como nunca en los últimos años'.
Rousseff encabezará este sábado en Brasilia los actos oficiales por el día de la Independencia. Cuatro mil policías protegerán la capital federal ante la previsión de nuevas protestas callejeras.
Esa ciudad será el foco de movilizaciones convocadas a través de las redes sociales, que también serán replicadas en otras ciudades del país.
Los manifestantes esperan revivir las históricas protestas de junio pasado, cuando más de un millón de personas salió a la calle para reclamar mejores servicios públicos, el fin de la corrupción política y denunciar los enormes gastos en la organización del Mundial de fútbol 2014.
La presidenta convocó entonces a un 'pacto nacional' para tomar medidas en áreas de salud, educación, transporte y reforma política, en un golpe de timón frente a las protestas que cuestionaban el poder.
Rousseff destacó esos acuerdos en su discurso de este viernes.
'Estamos profundizando los cinco pactos para acelerar las mejoras en salud y transporte y para perfeccionar nuestra política y economía', afirmó la mandataria, que enfatizó en la reforma del sistema político para 'combatir la corrupción sin tregua, como Brasil necesita'.
Rousseff aseguró además que la economía está retomando el crecimiento, mientras baja la tasa de desempleo y la de la inflación, que en los últimos meses había escalado en un escenario de lenta expansión económica.
Dijo también que el gobierno está tomando 'medidas eficaces' contra las 'bruscas oscilaciones' del dólar que han derrumbado al real, en una inestabilidad derivada de la posible alteración de la política monetaria en Estados Unidos, que podría reducir el flujo de capitales hacia mercados emergentes como Brasil.
