Por Lisa Friedman / The New York Times
Para imaginar el futuro que podría traer un clima más caluroso y seco, y los desafíos geopolíticos que creará, basta con mirar dos partes del mundo que Donald J. Trump quiere que sean controlados por Estados Unidos: Groenlandia y el Canal de Panamá.
El Presidente electo ha insistido en que ambos lugares son cruciales para la seguridad nacional de EU. Ha llamado a quitarle a Panamá control del Canal de Panamá y a comprar Groenlandia de Dinamarca, ambos territorios soberanos con sus propios gobiernos.
También tienen otra cosa en común: ambos se ven considerablemente afectados por el cambio climático de maneras que plantean desafíos inminentes al transporte marítimo y el comercio global.
A raíz del aumento en las temperaturas, se estima que 28.5 mil kilómetros cuadrados de las capas de hielo y los glaciares de Groenlandia se han derretido en el curso de las últimas tres décadas. Si el hielo se derrite por completo, Groenlandia provocaría que el nivel del mar aumente hasta 7 metros, indica la NASA.
El retroceso del hielo de Groenlandia podría abrir áreas para perforar en busca de petróleo y gas y lugares para extraer minerales críticos, algo que ya ha atraído interés internacional y planteado inquietudes sobre daños ambientales. Y el tráfico marítimo en el Ártico ha aumentado un 37 por ciento en la última década, a medida que ha disminuido el hielo marino, arroja un informe reciente del Consejo Ártico. Un mayor derretimiento podría abrir aún más rutas comerciales.
Amanda Lynch, profesora en la Universidad Brown, en Rhode Island, quien ha estudiado el cambio climático en el Ártico, dijo que las nuevas rutas comerciales creadas por el derretimiento del hielo también podrían aumentar el riesgo de desastres ambientales. Los barcos de algunos países no están diseñados para soportar las condiciones del Ártico, señaló.
“Un derrame de petróleo o algún otro accidente tóxico en esa ruta es inevitable y ya podría haber sucedido y simplemente no lo sabemos”, expresó.
China ha mostrado un interés significativo en una nueva ruta a través del Ártico.
Trump llama al cambio climático un engaño. El equipo de transición de Trump no respondió a una solicitud de comentarios. Pero su ex asesor de seguridad nacional, Robert C. O’Brien, dejó entrever que el cambio climático era un factor que influía en su interés por Groenlandia.
“Groenlandia es una autopista que va del Ártico a América del Norte y EU”, dijo O’Brien a Fox News. “Es estratégicamente muy importante para el Ártico, que será el campo de batalla crucial del futuro porque, a medida que se calienta el clima, el Ártico será una vía que tal vez reduzca el uso del Canal de Panamá”.
Esa vía fluvial vital, de más de 82 kilómetros a lo largo del centro de Panamá, utiliza una serie de esclusas y embalses para conectar el Atlántico y el Pacífico. Evita que los barcos tengan que recorrer unos 11 mil 300 kilómetros para navegar alrededor del Cabo de Hornos en la punta de América del Sur.
En el 2023, una sequía prolongada causó trastornos. Los niveles de agua en el Lago Gatún, la principal reserva hidrológica del canal, cayeron a niveles históricamente bajos, y las autoridades redujeron el transporte marítimo para conservar el agua dulce del lago. Las filas de barcos que esperaban semanas para cruzar el canal amenazaron con desencadenar un efecto dominó en las cadenas de suministro.
Científicos descubrieron que la causa inmediata fue El Niño, un fenómeno meteorológico natural. Pero hallaron que el cambio climático también podría estar prolongando los períodos secos y elevando las temperaturas en la región.
La autoridad del canal ha propuesto un proyecto de 1.6 mil millones de dólares para construir una presa en el cercano Río Indio para asegurar agua dulce.
Chris Field, director del Instituto Woods para el Medio Ambiente en la Universidad de Stanford, en California, dijo que el interés de Trump tanto en el Canal de Panamá como en Groenlandia era “una especie de reconocimiento indirecto” de que el cambio climático es real y crea nuevos retos globales.
“Es interesante que la narrativa de Trump sea que si controlamos estos lugares, de alguna manera sería mejor. Pero el desafío es que el componente del cambio climático no desaparece”, apuntó.
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