Opinión

AID-USA, Banco Mundial, G-8… ¿privatizan el mundo?

La sustitución del Estado por la gran empresa privada no está funcionando. Los ricos no han derramado sus excedentes sobre los pobres que se están multiplicando. Debido a esto se ve con suspicacia la política de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID-USA) sobre los mares de Latinoamérica; la intención del Banco Mundial sobre los océanos, y también al Grupo de los 8 países más fuertes del Mundo (G-8) con su “Iniciativa internacional de transparencia”.

Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, en febrero de 2012 forma una “Alianza Mundial por los Océanos”, misma que al igual que la AID-USA, pretende imponer: “Mecanismos basados en mercados”; “basados en derechos”; “acceso seguro”; “cuotas individuales transferibles de pesca”; “derecho a la propiedad privada” sobre lagos, ríos, mares y océanos.

Estos mecanismos son criticados por miembros de dos foros mundiales de pesca: WFFP y WFF, quienes proponen “mecanismos basados en derechos humanos” reconociendo que el desarrollo en las pesquerías debe contribuir a asegurar la libertad, soberanía alimentaria y la dignidad de los pescadores en todo lugar y en base al respeto integral de sus derechos políticos, civiles, sociales, económicos y culturales, tal como lo ratifica el pacto de las Naciones Unidas sobre dichos derechos.

Respecto a la “Iniciativa de transparencia”, el 24 de enero de 2013 el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, comunica las prioridades a tratar en la reunión del G-8 a realizarse en Londres el próximo mes: comercio, impuestos y transparencia gubernamental y corporativa. Sus objetivos verbales van destinados a mitigar la pobreza y el hambre en el mundo, con una visión de las sociedades, economías y gobiernos abiertos. Se olvidan Sr. Cameron y los demás miembros del G-8 que el impulso para el desarrollo económico de sus países entre el siglo XVIII y XIX se debe a la práctica de medidas proteccionistas de sus empresas y de estricto control a las importaciones.

La sociedad civil reacciona contra el modelo de “transparencia de tierras”, y lo denuncia por permitir y facilitar el acaparamiento, despojo y desalojo de indígenas y otros nativos y por proteger a los “inversores” que mediante oscuras maniobras obtienen propiedades que luego enfrentan recuperaciones, demandas de indemnización y litigios. Ahora mismo en Centroamérica y donde sea, los pueblos indígenas y de otras razas luchan contra las hidroeléctricas que los despojan de los ríos; contra las mineras que los despojan de los bosques y aguas, contra camaroneras, salmoneras, agroexportadoras, los cultivos de caña, etc. Sobre esto último la embajadora del Reino Unido ha expresado en Honduras su esperanza en que la “Transparencia para la adquisición de terrenos” favorezca a una empresa inglesa, acosada por campesinos cuyas tierras reclaman.

Según el Sr. Cameron: “el G-8 en el 2013 se enfocará en poner su propia casa en orden, y ayudar a los países en desarrollo a prosperar en el proceso”. Es correcto, primero deben recuperar sus “mares muertos” y zonas sobreexplotadas; aplicar con éxito los “mecanismos” a sus flotas; restaurar el ambiente marino; aplicar responsabilidad empresarial a sus industrias extractivas transnacionales de pesca, minerales, aceites, camarones, caña, madera, etc., descontaminar su agro y estimular el desarrollo antes que la corrupción en ambos hemisferios. Pero sobre todo no deben de imponer sus políticas al sur, pues aunque estamos en un mismo planeta, pertenecemos a diferentes “mundos” y requerimos de diferentes recetas.

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