El transporte vehicular como problema social es una de las tantas dificultades que cada día se acrecienta en la sociedad moderna y que amenaza con consecuencias más alarmantes hacia el futuro. Hace unas cinco décadas trasladarse de la periferia de Tegucigalpa al centro de la ciudad en vehículo era un desplazamiento que se podía hacer en unos 10 minutos, eso ha cambiado dramáticamente, a determinadas horas del día se puede tardar hasta una hora o más. Las personas que se transportan a su lugar de trabajo, en horas de la mañana, tienen que salir de su casa más temprano, extendiendo con ello su jornada laboral.
Recién visité un sábado en la tarde a un familiar en una de las colonias de norte de Tegucigalpa, aquella visita se convirtió en una odisea. En la mayoría de las colonias y barrios de la ciudad, se fueron construyendo casas sin ningún diseño arquitectónico; con calles estrechas y sin parqueos para los vehículos, los propietarios de las unidades de transporte han hecho de las estrechas calles parqueos particulares, dejando a los que se desplazan, en visita, en vehículos de trabajo o personal sin libertad para moverse.
Las salidas de la ciudad representan otro problema, especialmente hacia el sur y oriente de Tegucigalpa. Amigos que viven en los municipios de Ojojona, Santa Ana y San Buenaventura, que laboran en la capital del país, tienen que salir de su casa de habitación en la madrugada para poder estar en el trabajo a la hora establecida. El problema se ve agravado por la ausencia de un orden vial, para el caso, en la salida a Danlí las autoridades municipales han hecho ampliaciones de las calles para dar más fluidez al transporte vehicular, sin embargo, los habitantes y comerciantes de las colonias aledañas las utilizan para parqueos particulares.
Tegucigalpa es una ciudad donde el transporte urbano es uno de los rubros más descuidados; se amplía el parque vehicular, pero no se hace ampliaciones de las calles. Cuando ya debería estarse pensando en un segundo anillo periférico, el construido y finalizado en el 2004, no termina de habilitarse con todas las especificidades de calidad y viabilidad. El anillo fue pensado originalmente para ser construido con concreto hidráulico, pero en el proceso de diseño y construcción, de manera dudosa, se cambió por asfalto, sin que se explicara la razón del cambio, a sabiendas de que eso no garantizaba una obra de calidad y duración.
Hubo un intento de mejorar la red vial de la capital con la construcción del Trans-450, al final la obra no se concluyó y los pocos espacios techados que quedaron en pie sirvieron como refugio de migrantes, en tanto, la comuna capitalina se endeudó en unos 50 millones de dólares, deuda que ahora el Estado tendrá que pagar y cuyos responsables no asoman por ningún lugar.
Tegucigalpa crece en población, espacio geográfico y necesidades básicas. Sus problemas de transporte van en aumento, mientras las soluciones no crecen con la misma dinámica, lo que augura un futuro más conflictivo para la paz y tranquilidad de todos sus habitantes.