Informa la revista bogotana LR que el pasado viernes 14 el oro superó por prima vez los US$3,000 por onza, dado un “repunte histórico de tensiones comerciales y apuestas por recortes de tasas de interés de la Reserva Federal, lo que refuerza al áureo como activo de refugio”.
Siempre pregunto por qué nuestro gobierno no compra oro y lo acumula para tiempos imprevistos.
Aunque salimos del Patrón Oro en 1971, el peso del dorado metal se impone en las economías del orbe, constituyéndose en activo sólido tanto a escala individual como mundial. Fue lo iniciático buscado por los conquistadores ibéricos en América y lo primero que secuestraban los nazis tras invadir un país.
Desde el siglo XVI al XIX la provincia Comayagua (luego Estado de Honduras) prosperó gracias a cuatro intensos rubros: cultivo de buen tabaco, producción de anís, extracción en yacimientos mineros y plantación bananera en la costa norte.
La búsqueda y uso de metales preciosos ya ocurría entre pueblos prehispánicos para adorno y propósitos rituales pero no como explotación masiva y menos industrial.
A finales del s. XVIII la minería tuvo gran crecimiento demográfico como económico pues existían 300 minas denunciadas. En 1538 las primeras minas producían algún oro vendido en el exterior, pero en 1540 fueron tan importantes el oro y plata de río Guayape que Gracias dejó de ser capital de provincia, nominación que pasó a Santa María de Nueva Valladolid de Comayagua, cercana a los centros mineros.
Destacaba San Juancito, explotada por Rosario Mining Company (1879-1955) con apoyo legal y accionario del presidente Marco Aurelio Soto, siendo uno de sus empleados el futuro gobernante Julio Lozano Díaz, de cuya obra “La industria minera protegida por el Estado” obtenemos datos.
En 1937 San Juancito extrajo 3,211,296 onzas de oro, que registró como plata por razones impositivas. En 1948 se convirtió en Rosario Resources Corporation para explotar El Mochito.
La mina San Andrés de Nueva Zaragoza (Copán) fue denunciada por el minero y presidente Victoriano Castellanos (1862) que la usufructuó hasta su deceso.
Luego se vendió a New Idrya Honduras Mining Co., trasladándose metales en bruto a Panamá para separación del oro, pero como el mineral corre bajo la aldea Minas San Andrés la canadiense consiguió erradicar a sus habitantes (remunerados) a un nuevo poblado y así demoler las casas e iglesia colonial, a fin de sacar la broza.
Azacualpa, San Miguel, El Corpus protestan que la planta de tratamiento vierte cianuro al río Higuito, fuente de agua potable.Mochito es la mina subterránea más grande del istmo y extrae zinc, plomo, cadmio, plata y oro de ligera calidad.
Genera 1,500 toneladas diarias de broza enviadas a EUA, Japón, Inglaterra y Alemania. Mina Yuscarán fue explotada por los Zucher de origen suizo y la adinerada familia hondureña de doña Petrona Fortín, en tanto que Minas de Oro cubre un depósito estimado en 1.4 millones de onzas de oro y 300 millones de libras de cobre.
La San Martín produjo en 2001 unas 114.215 onzas de oro; con precio promedio de US$272 por onza (total exportado: $31.1 millones). Sus costos fueron de $120 dólares por onza.
Ojalá siguiéramos siendo lo que nos llamó Heliodoro Valle: “Tierra del oro y del talento cuna”.