Opinión

La unión centroamericana, un ideal cada vez más lejano

La unión centroamericana por la cual se esforzaron nuestros héroes nacionales, por la cual dio su vida Francisco Morazán, es un ideal cada vez más lejano gracias a la visión estrecha y al afán de poder de los líderes ístmicos.
En este momento no hay ningún país en el istmo que tome en serio la idea de una Centroamérica unida. Todos los países están de acuerdo en que sería bueno, pero nadie da un paso concreto. No existe en ninguno de los países siquiera un Comité encargado de promocionar la unión centroamericana. Al contrario, se fomentan pensamientos separatistas. Esta isla es mía, este río es mío, este mar es mío.

Cosa muy distinta es leer los escritos de Francisco Morazán, José Cecilio del Valle, José Trinidad Cabañas, Dionisio de Herrera. Estos, más que hondureños eran verdaderos centroamericanos. Ellos pensaban en términos de una patria grande y próspera. Su idea perduró por varias generaciones, de allí que aún en el siglo XX se cantaba en las escuelas “La Granadera” como himno centroamericano. Honduras conservó en su pabellón las cinco estrellas.

En los tiempos de Morazán la idea de una patria grande era difícil. Tardaba días llegar de un país a otro. Los pliegos de la independencia llegaron a Comayagua hasta el 28 de septiembre. Ahora eso no es un problema: los presidentes vuelan de un país a otro en horas. Los documentos se transmiten en segundos. Todo está dado para la unión centroamericana, solo falta la voluntad.

La unión centroamericana no tendría que abolir las idiosincrasias de cada país, su manera de ser, ni su historia. Podría ser una federación en la que todos los países, como iguales, tuvieran representación, con un solo parlamento y una sola Corte de Justicia, una sola representación en el exterior y un solo propósito: traer prosperidad y bienestar a todos los pueblos centroamericanos.

¿Cómo lograr la unión centroamericana? Dando pasos concretos; por ejemplo, hacer del Parlamento Centroamericano una institución gestora de unidad, que sus decisiones sean vinculantes y tomadas en cuenta por los pueblos. Un paso gigante sería iniciar pláticas hacia una unión política entre los países más afines, por ejemplo entre Honduras, El Salvador y Guatemala.

Mientras tanto, hay que fomentar el sentimiento unionista en las escuelas y colegios y privilegiar todos los encuentros centroamericanos de toda índole, en las artes, en los deportes, en el comercio.

Si Europa con pueblos tan diferentes como Francia, Alemania, Inglaterra e Italia han logrado unirse para formar la Unión Europea, porque no estos pueblos centroamericanos que tenemos la misma lengua, la misma herencia histórica y las mismas ansias de progreso.