l 14 de agosto del 2013, en Honduras, directivos y diputados del Congreso Nacional, altas autoridades del gobierno y de la Organización del Sector Pesquero y Acuícola del Istmo Centroamericano (Ospesca), en pomposa ceremonia, se disponían a firmar el dictamen favorable a la Ley de Pesca y Acuicultura, de crudo corte neoliberal; pero instantes antes de firmarlo se ven sorprendidos por uno de los representantes de la asociación de pescadores Apagolf, quien toma sin autorización la palabra, --pues no se la dan a los invitados y menos a él, que no lo es-- y con voz fuerte y decidida les increpa: “Ustedes están regalándole a la oligarquía nacional y a las transnacionales la biodiversidad de los ríos, lagos, mares…, la soberanía nacional y todos los recursos acuáticos del país… además, privatizan la pesca, con lo que eliminan al pescador artesanal y despojan a indígenas y comunidades locales de su soberanía alimentaria; eliminan la ‘zona exclusiva de pesca artesanal’; propician el exterminio de la diversidad biológica costero marina; ponen en riesgo de destrucción las áreas protegidas; le dan importancia a los arrecifes de coral pero minimizan al resto de los humedales…”
Quien se atrevió a interrumpir tan magno evento es el premio ambiental, Goldman 1999. Los funcionarios, mostrando cierta vergüenza, le restan importancia a su propio dictamen de ley, expresan que el pleno del Congreso Nacional (CN) decidirá al respecto y que allí se ofrecerá la oportunidad de participar durante la discusión y aprobación… y lo firman para que la ley sea aprobada dentro de pocos días.
El “lobby” del Goldman 1999 prosigue mediante entrevistas y notas explicativas a varios diputados, y a ONG solidarias que lo acompañan en la causa. La discusión en el pleno no se presenta y se llega al mes de diciembre de 2013, (4 meses después de la aprobación del dictamen de ley).
El Congreso, ya cercano a finalizar su período, después de haber impuesto una dictadura legislativa y de haber coadyuvado a que su Presidente se convirtiera en Presidente de la República, entra en un frenesí de creación, aprobación, modificación y acomodación de leyes inaudito para trasladar el poder del Congreso al nuevo Presidente de la República; y así, en el mes de la Navidad el CN “trabaja” y aprueba dentro de la doctrina neoliberal, 90 leyes y decenas de decretos que incluyen la Ley del Cambio Climático, Ley de Camaronicultura, entrega de instituciones e infraestructuras a la empresa privada, nuevos poderes al Presidente, etc., etc.
Pero, al concluir su legislatura, el 20 de enero del 2014, ¡no han tenido tiempo para aprobar su dictamen de Ley de Pesca y Acuicultura!
Lo anterior significa una esperanza, pues los nuevos diputados pueden reconsiderar dicho dictamen y quizá puedan elaborar una ley más social, ambiental y económica en beneficio del pueblo, de la biodiversidad y de la humanidad.