Hay preguntas interesantes que podríamos hacernos y si tenemos las respuestas adecuadas entonces estaremos cerca de encontrar el camino para gozar de la aventura de vivir y ser felices.
¿Por qué decimos que estamos vivos? ¿Por qué respiramos? ¿Por qué nuestro corazón hace tictac? Nos diría el poeta Bécquer: Si dices que estás vivo porque escuchas que tu corazón hace tictac, no estás vivo, eres un reloj. Y es que la vida es algo más complejo que respirar o sentir que nuestro corazón está latiendo, por eso hablamos del arte de vivir, saber vivir, de aprender a vivir.
Necesitamos de un conocimiento, de una ciencia, de una filosofía que nos enseñe a vivir, y necesitamos aplicar ese conocimiento, en eso consiste el arte, en saber hacer las cosas, para que a través de ese conocimiento y de ese hacer las cosas bien en base a lo que estamos aprendiendo, recojamos también una experiencia y así vamos acumulando un saber, un hacer y una experiencia que es lo que nos ayuda a caminar por ese largo camino de la vida.
OBSTÁCULO. Todos sabemos que la vida nos va a traer dificultades, sabemos que la vida nos traerá obstáculos. Estos obstáculos se nos van a presentar en diferentes etapas de esta vida, de este camino, desde jóvenes hasta ancianos.
Cada uno de estos obstáculos, cada una de estas circunstancias difíciles, adversas, nos paralizan y nos colocan ante una decisión. Tenemos que saber cómo responder ante ellas, y ya hay quien ha atravesado esas pruebas y puede compartir con nosotros su enseñanzas, esos son los sabios, esos son los maestros, por eso es que el filósofo es aquel que, amando la sabiduría, amando el conocimiento, recoge la enseñanza de estos sabios, de estos maestros para no tener que caer en los mismos agujeros del camino, para que no tenga que tropezarse con las mismas piedras en las que ya otros se tropezaron y lo pueden compartir, lo pueden enseñar.
Platón decía que el hombre está compuesto de lo uno y de lo otro, de muchas cosas, como si tuviésemos muchos yos, y cada uno de esos yos está tratando de hacer lo que quiere, de ir por su lado, buscar que le conviene, y actúa, reacciona, piensa, siente de manera diferente. Entonces estamos como atrapados entre estos diferentes yos, llamados permanentemente para atender uno y otro, y al final entramos en conflicto porque queremos hacer una cosa, pero hay una parte de nosotros que quiere otra.
“Quiero descansar” y otra parte quiere estudiar, “quiero trabajar en algo” y otra parte no trabajar o trabajar en otra cosa, y así tenemos diferentes deseos que entran en pugna, que entran en conflicto con nosotros. Entonces Platón nos enseña que el hombre tiene que unificar esos diferentes yos, tiene que unificar esos diferentes partes y ese es el ideal del hombre: la unificación, conquistar el Individuo, lo indiviso.
Los griegos tenían dioses los cuales fueron siempre motivo de inspiración, les marcaban a los hombres cómo vivir, les daban el ejemplo de virtudes, de valores. Apolo fue uno de ellos, un dio cuyo nombre significa a-polo, sin polos, el que unifica, el que une. Y Apolo porta la lira de las siete cuerdas, representando estas los diferentes planos de nuestra personalidad, o sea, cómo estamos compuestos, y la importancia de que aprendamos a tocar esas cuerdas.
El hombre es como el artista y nuestra personalidad es nuestro instrumento. Es preciso entonces, afinar nuestro instrumento antes de tocarlo.
¿Qué hacemos con la inspiración de Apolo? Podemos aprender a afinar nuestro instrumento, nuestras cuerdas, ya sea el físico, las emociones, la mente, todo lo que en nosotros pueda entrar en conflicto.
En realidad no es que sean buenos o malos, depende de cómo los afinemos, porque si está bien afinados entonces va a ser un instrumento que podrá interpretar bella música, la música podrá pasar a través de ese instrumento. Apolo representa asimismo la belleza, lo bello, lo armónico, lo justo, lo preciso, lo que debe ser, y lo bueno.
EL ARTE DE VIVIR.
Existen una serie de consejos prácticos que al aplicarlos a nuestra vida, estaremos en sí, descubriendo el arte de vivir, la aventura de vivir y ser felices. Nuestra personalidad, según viejas tradiciones, está compuesta de cuatros planos, uno físico, un plano energético, otro emocional y, finalmente, uno mental; los griegos hablaban de tres cuerpos o tres planos: Soma, Psique y Nous.
Identificar las características de cada plano es esencial para armonizar las cuerdas de la lira, que es nuestro instrumento y ese instrumento tiene que afinarse.
¿Qué le sucederá a nuestro cuerpo físico, con qué prueba se va a encontrar, qué tendremos que ajustar para que pueda sonar de manera armónica?
Una de las situaciones con las que nos vamos a encontrar es la Ley de la Ciclicidad; nuestro cuerpo físico está sometido a la ciclicidad y con los años todos nos damos cuenta de ello, se nos cae el cabello, envejecemos.
Hoy en día se le da mucha importancia a la juventud física, se le da mucha importancia a cómo estamos físicamente, a perdurar físicamente, y en realidad el verdadero ideal griego estético no es solamente físico, es una representación de la belleza interior.
Si esa ley de los ciclos dice que en nosotros algo va a morir y que estamos dentro de un universo en el cual todas las cosas mueren y somos conscientes de eso, entonces no nos tenemos que afligir cuando algo que es temporal muere, es natural que muera.
Nada haríamos nosotros con reaccionar de manera violenta, o con negar, o con rechazar la ley de ciclidad. Existen las estaciones en la naturaleza, existen las estaciones en nuestra vida, y existe también la gran estación que es la muerte.
Las circunstancias nos van a afectar, depende de cómo nosotros las enfrentamos, ellas están allí, pero si nosotros aprendemos a reaccionar de otra manera, y esto es entrenamiento, esto se aprende, es parte de la virtud que vamos adquiriendo, entonces nos van a afectar menos.
Esta ley de la ciclidad nos lleva también a reflexionar sobre la importancia de la renovación. Queremos renovar nuestra cara, nuestra ropa, nuestras energías, pero lo que debemos renovar es nuestra alma, para que podamos estar siempre jóvenes. El ideal de la Afrodita de Oro es un ideal que nos dejaron los griegos, o sea de la juventud interior, ser joven, por dentro.
Que no envejezcan nuestros sueños, nuestros ideales, nuestros sentimientos, nuestra fuerza para poder luchar por la vida. Qué importa si envejece nuestro rostro, peor sería que envejezcan nuestros sueños, nuestras fuerzas, eso sería terrible porque entonces no importa la edad física que tengamos, empezaríamos a morir.
En eso consiste ese aprender a vivir en nuestro cuerpo físico, llegar a través de esa natural ley que lo rige buscando perdurar con una juventud interior.
El arte de vivir a nivel energético consiste en saber actuar, saber actuar sin perder la finalidad, o sea, sin olvidar hacía dónde vamos, sin distraernos en medio del camino. Tener claro cuál es nuestro destino, qué nos hemos propuesto y no caer en esa mecanicidad, en esa rutina, que de pronto sentimos que estamos en la vida como muertos, y nada nos entusiasma.
Hay que tener sumo cuidado con la rutina, con la pereza, porque hay una parte de nosotros que tiende a estar quieta, debemos entonces ponerle mucha fuerza, mucha energía a lo que hacemos, de lo contrario no lograremos vencer esa tendencia a que las cosas se queden quietas.
Kairos es un dios griego de la Oportunidad, y lo recordamos porque es un dios que exige actuar en el momento preciso. Saber actuar es saber actuar también cuando corresponde. La oportunidad quiere decir: hoy tengo el momento preciso, ahora es. Entonces debemos estar atentos, alertas a esa oportunidad. Kairos es hijo de Cronos, el dios del tiempo.
Su característica es que llevaba en la frente un mechón de cabellos y tenía la cabeza calva. Se dice que cuando Kairos aparecía había que tomarlo apenas entraba en nuestra vida por delante, porque si pasaba y lo queríamos aferrar ya era calvo y ya no podíamos tomarle.
Reflexionando sobre esta representación tan simbólica, o sea el momento justo, el momento preciso es lo que se nos muestra. Y él también llevaba una balanza, símbolo de esa precisión para saber actuar. Saber actuar en el tiempo oportuno, estar con los ojos abiertos para ver la oportunidad y tener el valor para actuar en el momento de la oportunidad, no dejarlo pasar, porque no necesariamente ha de volver.
Tempestuosas como el mar en tormenta, una de las partes más difíciles de gobernar son nuestra mente y nuestras emociones. La sabiduría para ese plano emocional, nuestra cuerda de esta lira que llevamos como Apolo, es saber querer. Saber querer es saber elegir, ahí es donde nos equivocamos.
Ya sea a las personas o lo que aspiramos en la vida, queremos lo que deseamos, ¿pero, estamos deseando lo correcto? Muchas veces deseamos o queremos y nos lanzamos a conquistar algo que no nos hace bien, que nos daña y después lamentamos el error. Saber amar es saber escoger, saber escoger bien una pareja, saber elegir bien cómo reaccionar ante un obstáculo, saber elegir a qué voy a dedicar mi vida.
La mente debe estar sobre este plano emocional. Para tener claridad hay que aquietar las emociones. Como las aguas del mar, si nuestras emociones están en tormenta no podemos ver el horizonte, no podemos ver el sol. Que no haya tormenta, no actuemos por arrebatos, no actuemos impetuosamente.
Entonces, el saber querer, el saber elegir, el ir ajustando la cuerda de esa parte emocional en nosotros, nos va a dar esa serenidad interior. Y con la última cuerda, ¿qué es lo que afina la mente? El querer saber. Aquí hay un pequeño cambio, en los otros era saber actuar, saber querer, aquí hay que querer saber. La mente nos va a llevar a aprender, a conocer, acercarnos a ese acontecimiento, a esa sabiduría. Pero no siempre se quiere.
Muchas veces hemos escuchado: Ah, no, no me digas, no quiero saber. Tenemos que querer saber, ¿para qué?, para vivir mejor, para ser felices, para saber hacer bien las cosas, para superar las dificultades, para llevarnos bien con la gente. Tenemos que saber, hay un conocimiento que tenemos que adquirir. No es suficiente decir: solamente voy a aprender aquello que me va a permitir trabajar y ganar dinero.
Eso no lo es todo en la vida, eso es parte de la vida material. Debemos saber cosas que nos van a ayudar, hay una sabiduría, hay un conocimiento que va a lo profundo del hombre, que lo coloca en su vida y le enseña a vivir, eso es sabiduría.